- El mundo online supone muchos riesgos para la infancia: recopilación invasiva de datos, algoritmos que recomiendan contenido dañino, acoso, etc.
- La fundación 5Rights cree que hay que poner las necesidades y los derechos de la infancia en el centro del diseño digital: “Los niños y niñas tienen derecho a la información, la libertad y la intimidad”
Un oso de peluche con una cámara incorporada que comparte los datos de los niños con empresas tecnológicas. Un Walkie Talkie que les permite charlar con desconocidos. Un muñeco luminoso diseñado para sobreestimular al niño y privarlo de sueño. Un trol de bolsillo que reparte insultos racistas, homófobos y machistas. Un yo-yo con una tecnología que permite a los niños pagar con la tarjeta de sus padres sin darse cuenta.
Parecen juguetes que ningún niño querría; sin embargo, si los trasladamos al mundo online son situaciones muy habituales para la infancia.
Es lo que quiere visibilizar el proyecto Twisted Toys, una web satírica creada por la fundación 5Rights que juega a imaginar que todas las características nocivas del mundo digital estuvieran en los juguetes tradicionales, e invita a preguntarse por qué las aceptamos en el entorno online y cómo afectan a la infancia.
El diseño digital puede estar repleto de riesgos para la infancia que no vemos: exposición a la recopilación invasiva de datos, algoritmos que recomiendan contenido dañino, acoso online, etc. Algunos datos demuestran que el panorama es preocupante:
- Se recopilan de media 72 millones de datos sobre una persona antes de que esta tenga 13 años;
- el 61% de los niños y niñas de 8 a 12 años han sido contactados por desconocidos mientras jugaban a un juego online;
- el 29% de ellos y ellas dan sus datos personales a las personas que conocen online;
- el uso del móvil en los más pequeños provoca ansiedad, falta de sueño y dificultades de concentración;
- el 58% de las niñas y adolescentes han sufrido acoso online.
¿Qué quieren los niños y niñas del mundo digital?
“No se debe permitir ningún servicio digital que interfiera con el bienestar de la infancia”. Este testimonio forma parte de un vídeo creado por 5Rights en el que varios chicos y chicas dan su visión sobre el mundo online.
Otro niño opina que “jugar online está bien, es una forma de conocer gente nueva y ser un poco más social”, ya que los jóvenes quieren “pasar tiempo con sus amigos, y disfrutan ser parte de su comunidad en todos los ambientes”. Y otros señalan que los niños y niñas “quieren entender cómo funciona el mundo digital y quiénes se benefician de él”, “tienen derecho a la información, la libertad y la intimidad”, y que “hay que evitar que las empresas pongan las ganancias por encima de los derechos de la infancia”.
La fundación 5Rights cree que hay que poner las necesidades y los derechos de la infancia en el centro mismo del diseño digital, y garantizar que las mismas libertades, protecciones y privilegios a los que los jóvenes tienen derecho fuera de línea también se apliquen en línea.
Con ese objetivo, la fundación presentó en un webinar un nuevo estándar que brinda a las empresas una hoja de ruta para diseñar productos y servicios apropiados para la infancia, creado por la asociación IEEE, y que está basado en cinco principios de los derechos de la infancia en el entorno digital:
- reconocer al niño o niña usuario, sus necesidades y diversidad;
- defensa de los derechos de la infancia;
- un enfoque centrado en la infancia;
- diseño intencional para niños y niñas, especialmente en el uso de los datos, moderación y reparación;
- presentar términos y condiciones que sean comprensibles y apropiados para su edad.
Katina Miguel, profesora y pediatra, ofreció un ejemplo durante el evento: “Se le pregunta a un niño si le parece bien que su cámara pueda mirarlo y permitir que su rostro entre en un juego. ¿Cómo un niño de tres, cuatro o cinco años puede tomar una decisión así cuando en realidad no entiende los términos y condiciones que rodean todas las implicaciones?”.
La experta cree que garantizar la seguridad online de los niños y niñas debe involucrar a toda la comunidad: los diseñadores de aplicaciones tienen una gran responsabilidad en ello, pero también la tiene el sistema educativo, los padres, madres y tutores, etc.
Construyendo un entorno digital seguro
Cuando cada vez es más innegable el impacto de las tecnologías en nuestra vida, tras la pandemia de la COVID-19 se ha apreciado un aumento exponencial del uso de plataformas digitales entre niños, niñas y adolescentes. Y en este entorno online también hay que velar por los derechos de estos jóvenes usuarios.
Los más jóvenes siguen teniendo problemas con el uso de las tecnologías. Según el estudio de UNICEF España sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia, uno de cada tres adolescentes hace un uso problemático de internet y las redes, y uno de cada cinco podría tener un cierto “enganche” a los videojuegos.
El estudio también recordaba que la responsabilidad de construir un entorno digital seguro, saludable y equitativo es compartida: tanto las familias, educadores, instituciones, Gobierno e industria tecnológica tienen un papel en ello, sin olvidar a los propios niños, niñas y adolescentes.
Ejemplo de buenas prácticas: Guía para concienciar a los chicos y chicas sobre los peligros de la red publicada por el Ayuntamiento de Burgos
La Convención sobre los Derechos del Niño, aunque adoptada en 1989, se adapta a los tiempos: por eso, en 2021 se aprobó la Observación General 25, que considera que la protección de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital es fundamental.
Este documento sirve de base para promover políticas que garanticen la protección de la infancia por parte de todos los actores implicados: gobiernos, entidades públicas y privadas, familias, educadores y también las empresas del sector. Se trata, en definitiva, de una herramienta para que niños, niñas y adolescentes se aseguren de que en el ámbito digital las ganancias nunca estén por encima de sus derechos.