calor ciudad

Fotografía: Yoav Aziz / Unsplash

 

  • En las ciudades, el incremento de las temperaturas se produce a un ritmo dos veces mayor que el de la media global. ¿Cómo podemos paliar este efecto?
  • El calor afecta más a los niños y niñas, y por tanto las medidas para diseñar ciudades resilientes a las altas temperaturas son medidas con enfoque de infancia.

 

En un momento en que el cambio climático está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes y más severas, las ciudades deben adaptarse. Las altas temperaturas son una de las principales causas de mortalidad relacionada con el clima.

En las zonas urbanas, además de la polución y la contaminación acústica, dos graves problemas que afectan especialmente a la infancia, existe otro factor perjudicia: el incremento del calor, que en las ciudades se produce a un ritmo dos veces mayor que el de la media global.

Los núcleos urbanos densamente construidos, con pocos espacios verdes y con acumulación de tráfico, son los lugares propicios para este aumento de temperaturas, en ocasiones en forma del efecto isla de calor.

 

Isla de calor

Es un fenómeno urbano nocturno que se produce por la acumulación de calor en la superficie y atmósfera de la ciudad, que provoca un aumento de temperatura causado por los materiales de la ciudad y la actividad humana. Este efecto aumenta con el tamaño de la ciudad: a medida que la ciudad crece lo hace su isla de calor.

 

Según un estudio realizado en barrios de Madrid en 2017, la diferencia debido a estas islas de calor puede ser de hasta ocho grados.

¿Por qué estos fenómenos son propios de las zonas urbanas? Principalmente, debido a los materiales que se utilizan para construir en las ciudades (asfalto, cemento, etc.), pero también a los sistemas de climatización, las luces, el tráfico, etc. En contraposición, las zonas rurales no sufren este problema ya que la tierra y la vegetación impiden que la temperatura aumente.

 

Consecuencias del calor

 

Las temperaturas elevadas resultan nocivas y puede poner en peligro la salud de los ciudadanos. Generan estrés térmico, golpes de calor, sequedad, afecciones respiratorias y cardiacas, alergias, enfermedades, plagas… Además, funcionan como un círculo vicioso: las islas de calor aumentan el gasto energético en refrigeración, lo que a su vez alimenta las islas de calor.

 

 

Sin embargo, no todas las personas sufren las temperaturas excesivas por igual. Como también ocurre con la contaminación o el ruido en las ciudades, el calor afecta más a los niños y niñas que a los adultos. Por ello, las medidas para refrigerar las ciudades son medidas con enfoque de infancia.

Además, los habitantes de las zonas urbanas con menores ingresos suelen ser los más vulnerables al calor, de modo que estas medidas suponen también garantizar la justicia climática.

 

¿Qué elementos tiene una ciudad resiliente al calor?

 

Las ciudades históricamente se han adaptado a sus climas, pero en ocasiones el urbanismo no tiene en cuenta los cambios de temperatura ni tampoco los desafíos del cambio climático. Para luchar contra estas altas temperaturas se debe actuar sobre el espacio urbano.

En 2021, Naciones Unidas presentó durante la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) un manual que incluye ejemplos de metrópolis que han implementado medidas para promover una refrigeración urbana sostenible y equitativa con el objetivo de reducir las emisiones y aumentar la resiliencia climática de las zonas urbanas.

He aquí algunas ideas para reducir las temperaturas y las medidas que se están tomando en diferentes ciudades:

 

  • Espacios verdes: el mejor regulador térmico

Las ciudades más verdes están mejor preparadas para el cambio climático. Los espacios verdes (como los parques, espacios de césped, jardines comunitarios, áreas de juego, terrenos agrícolas, etc.) tienen beneficios medioambientales en la calidad del aire o la temperatura de la ciudad, y además permiten a los niños y niñas jugar y desarrollarse en contacto con la naturaleza.

“La calidad de vida en las ciudades no solo está determinada por la forma del espacio urbano, sino también por su accesibilidad. Si hay acceso a un área verde, la calidad de vida de los ciudadanos mejora. Y esto es cierto tanto durante una pandemia como durante una ola de calor”, explica la investigadora Margeritha Breil.

 

Medellín (Colombia): De 2016 a 2019, la ciudad creó 36 corredores verdes que siguen y restauran la geografía de la zona antes del desarrollo urbano reciente, 18 a lo largo de las principales carreteras y 18 a lo largo de los cursos de agua, que abarcan más de 36 hectáreas. Las áreas con corredores verdes ya han visto reducciones de temperatura de hasta 4°C.

 

  • Plantar más árboles

Los árboles pueden reducir las temperaturas de las ciudades hasta 12º. Se debe en gran parte a la sombra y también al efecto de la transpiración, el proceso por el que el agua dentro del árbol se libera como vapor de agua a través de las hojas del mismo.

Por tanto, la revegetación es clave para regular las temperaturas en las ciudades. En Madrid, el parque del Buen Retiro es un ejemplo, ya que actúa como regulador térmico en su área.

Pero los árboles tienen otros muchos beneficios en las ciudades. La ONU tiene claro qué sucedería en una ciudad sin árboles: padeceríamos más calor en verano y frío en invierno, más contaminación acústica, peor calidad del aire, menor biodiversidad y, en general, una peor calidad de vida.

 

En Santa Marta (Salamanca), los niños y niñas han contribuido a la reforestación del municipio, que fue una de las propuestas de la infancia en el último pleno. También ha habido proyectos similares en Azuqueca de Henarez (Guadalajara), o más recientemente en Urduliz (Vizcaya), donde 150 niños y niñas participaron en la iniciativa ‘El bosque de la infancia’ plantando 900 árboles.

 

  • Sombreado

Integrar en la trama urbana elementos de sombreado es la mejor forma de evitar la radiación solar directa y garantizar paseos peatonales sin exposición solar. Hay muchos elementos que aportan sombra en las ciudades (como toldos, tejadillos o marquesinas) mientras que en las ciudades secas y calurosas, el urbanismo con calles estrechas y sinuosas hace que el sol no caiga de lleno, permitiendo la sombra.

Sin embargo, muchas plazas y avenidas de las ciudades caracen de elementos de sombra, como también sucede en los patios y zonas de juego infantiles, impidiendo su uso en las horas más calurosas.

De nuevo, el elemento que más sombra aporta es la vegetación. Por ello, en algunas ciudades con falta de espacios de sombra la propuesta es sencilla: plantar más árboles.

 

  • Agua

Las superficies de agua o corredores fluviales en las ciudades no son solamente elementos decorativos: si se conservan adecuadamente pueden contribuir a mitigar las islas de calor y reducir las temperaturas. Los elementos de agua urbanos refrescan y humidifican el aire, sobre todo si están en movimiento.

Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Una guía práctica para edificios y comunidades resilientes al clima, muestra que el agua es un elemento central a la hora de planificar el crecimiento de las ciudades y edificar comunidades resilientes al cambio climático. Entre otras cosas, aumenta la resistencia a las olas de calor y a las sequías.

En el diseño urbanístico, las fuentes para refrescar a la población y bajar la temperatura también suponen soluciones efectivas que se utilizan desde la antigüedad.

 

Seúl (Corea del Sur): Una iniciativa para restaurar el arroyo Cheonggyecheon, que atraviesa la ciudad, sustituyó 5,8 kilómetros de autopista elevada que cubría el riachuelo por un corredor fluvial de uso mixto. Este corredor redujo la temperatura de 3,3°C a 5,9°C en comparación con una carretera paralela situada a pocas manzanas.

 

  • Reducir el tráfico

El calor emitido por fuentes derivadas de la actividad del ser humano, como el tráfico, intensifica las olas de calor. El exceso de tráfico tiene efectos negativos en los ciudadanos, principalmente en la infancia, y entre ellos está la creación de islas de calor, según ISGlobal. De modo que la reducción del tráfico en las ciudades es, de nuevo, una medida que protege el bienestar de todos y todas, además de una medida que beneficia especialmente a la infancia.

 

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