¿Cómo impedir que una ciudad sea “mala para la salud”?

15/04/2021 | Ciudades y niños, Medioambiente, Planificación urbana

Ciudad

Fotografía: Nathan Dumlao/ Unsplash

 

  • La contaminación atmosférica, el ruido, el calor y la falta de acceso a espacios verdes se asocian con casi 2.000 muertes al año en Barcelona y Madrid, según un estudio de ISGlobal
  • La gran mayoría de la gente de estas dos ciudades no tenía un acceso adecuado a un entorno natural según las recomendaciones de la OMS

 

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En España, ese porcentaje es aún mayor: el 80% de la población reside en zonas urbanas, siendo Madrid y Barcelona dos de las ciudades más pobladas de Europa. Ante esta sobrepoblación de las urbes, cobra especial importancia la planificación urbana a la hora de garantizar el bienestar y la salud de las personas que allí viven y, en especial, de la infancia.

De hecho, el incumplimiento de las recomendaciones internacionales de exposición a la contaminación atmosférica, el ruido, el calor y el acceso a espacios verdes tiene consecuencias nefastas: se asocia con más de 1.000 muertes al año en Barcelona y más de 900 en Madrid, lo que representa el 7% y el 3% de la mortalidad prematura global respectivamente.

Es una de las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Si bien el estudio se ha hecho en personas mayores de 20 años, son los niños y niñas los más afectados por este tipo de contaminación asociada a las ciudades y el uso del transporte motorizado.

 

¿Por qué la contaminación afecta más a la infancia?

 

La polución del aire mata de forma prematura a siete millones de personas en el mundo, y tiene un impacto especialmente grave en la infancia. El 93% de los niños menores de 15 años en el mundo (1.800 millones de niños) respiran un aire tan contaminado que pone en grave riesgo su salud y desarrollo, mientras que el 26% de las muertes de niños menores de cinco años se pueden prevenir abordando los riesgos ambientales.

En lo que respecta al impacto del medio ambiente en la salud, los niños los más vulnerables, debido a que tanto sus sistemas respiratorio, nervioso e inmunológico se están desarrollando.

 

Ruido, calor e inequidad ambiental

 

Además de la contaminación atmosférica, hay otros tipos de polución que van asociadas a los núcleos urbanos. Entre ellas, la contaminación acústica. El estudio de ISGlobal mostró que el 97% de la población de Madrid y el 96% de la población de Barcelona estuvo expuesta a niveles de ruido del tráfico superiores a los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Otro factor perjudicial para la salud son las altas temperaturas debido a las islas de calor causadas por los materiales de la ciudad y la actividad humana. Según un estudio realizado en barrios de Madrid, la diferencia debido a estas islas de calor puede ser de hasta ocho grados. Se trata de un problema que también tiene un gran impacto en los residentes (las muertes prematuras por temperaturas excesivas fueron de 112 en Barcelona y 244 en Madrid, de acuerdo al informe de ISGlobal).

Pero no todas las zonas de una misma ciudad están igual de expuestas a estos efectos dañinos. El estudio también identifica las inequidades ambientales: las zonas urbanas más desfavorecidas tienen un riesgo de mortalidad 1,26 veces mayor que el de las zonas menos desfavorecidas, probablemente debido a una vulnerabilidad subyacente. Según Mark Nieuwenhuijsen, Director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud en ISGlobal, “este análisis está en línea con investigaciones anteriores que muestran que las personas que viven en vecindarios más desfavorecidos tienden a estar más expuestas a exposiciones ambientales dañinas en comparación con aquellas viviendo en zonas más ricas, aunque esta inequidad varía según las características de diseño y desarrollo histórico de cada ciudad”.

Se trata de una tendencia que sucede en todos los países. En Londres, Reino Unido, las tasas de contaminación del aire afectan de manera desproporcionada a los jóvenes negros y de minorías étnicas de barrios desfavorecidos. Por eso, un grupo de adolescentes ha pasado a la acción y ha creado una campaña para crear conciencia sobre esta preocupante realidad.

 

Ciudades más verdes y sostenibles

 

Algo que el estudio demuestra es que la existencia de espacios verdes en la ciudad supone parte de la solución a todos estos problemas. “Encontramos correlaciones entre menos espacios verdes y niveles más altos de calor y ruido”, asevera Tamara Iungman, autora principal del estudio de IESGlobal. En UNICEF ya explicamos las múltiples ventajas que suponen estos espacios para el desarrollo de la infancia, incluyendo beneficios para su desarrollo físico, mental y social, así como beneficios para la propia ciudad en su conjunto. Por tanto, todo niño o niña debería poder llegar andando desde su casa hasta un espacio verde que sea público, seguro y acogedor.

Sin embargo, en la realidad no ocurre así: el acceso de la infancia a los campos, bosques y otros espacios verdes está disminuyendo rápidamente, y los niños y niñas juegan al aire libre con mucha menos frecuencia que sus padres. Los más pequeños pasan al aire libre menos tiempo del recomendado, y apenas tienen contacto con la naturaleza, algo que limita sus oportunidades de movimiento y desarrollo.

La OMS recomienda que las personas vivan a menos de 300 metros de un espacio verde de al menos media hectárea. Sin embargo, según en informe, la gran mayoría de la población de Madrid y Barcelona —84% y 95%, respectivamente— no tenía un acceso adecuado a estos entornos naturales según los estándares de la OMS. En Madrid, por ejemplo, esa falta de espacios verdes está asociada a la mayor mortalidad prematura (337 muertes por año), y afecta especialmente a las personas de zonas con nivel socioeconómico medio y bajo. “Es necesario considerar no solo su disponibilidad en la ciudad, sino también su distribución para que los residentes puedan acceder a ellos a pie”, especifica la investigadora de ISGlobal Natalie Mueller, coordinadora del estudio.

La solución a estos peligros urbanos para la salud de sus habitantes y en especial de la infancia pasa por una planificación urbana más sostenible: “Las exposiciones ambientales tienen un gran impacto en la mortalidad prematura y subrayan la importancia de diseñar ciudades teniendo en cuenta los impactos en la salud, valorando las especificidades de cada entorno urbano y priorizar las poblaciones desfavorecidas”, añade Nieuwenhuijsen. El autor concluye que las evaluaciones de impacto en la salud “son una herramienta poderosa para guiar a los responsables políticos hacia ciudades que sean saludables, sostenibles y justas para todos los residentes”.

 

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