La contaminación atmosférica afecta más a la infancia

05/10/2020 | Medioambiente, Urbanismo

contaminación

Fotografía de Marcin Jozwiak / Unsplash

  • La polución del aire mata de forma prematura a siete millones de personas en el mundo, y tiene un impacto especialmente grave en la infancia
  • Algunos estudios señalan que, en contexto de pandemia, las zonas más contaminadas han sido más propensas al virus
  • Desde el diseño urbano puede contribuirse a un aire más limpio diseñando ciudades con menos tráfico y más seguras para la infancia y, por tanto, para todos

 

Poder respirar un aire limpio no debería ser un privilegio, pero para muchos habitantes del planeta lo es: nueve de cada 10 personas respira aire contaminado en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La contaminación atmosférica es una de las principales causas evitables de muertes y enfermedades: mata prematuramente a siete millones de personas en el mundo al año. Y los más afectados son los niños y las niñas, principalmente en los países con economías en desarrollo.

En estos países, la polución del aire afecta de manera desproporcionada a las mujeres, los niños y los ancianos y las poblaciones de bajos ingreso. Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) pone de relieve que las deficiencias medioambientales del entorno, como la contaminación atmosférica y acústica o los efectos del cambio climático, contribuyen al 13% de las muertes registradas en el continente europeo, afectando con especial virulencia a los más vulnerables.

 

Un mal que afecta más a la infancia

 

El 93% de los niños y niñas menores de 15 años del mundo (1.800 millones) respiran diariamente aire tan contaminado que pone en grave riesgo su salud y desarrollo, como denunció en un informe de 2018 la OMS. Esta organización estima que en 2016 un total de 600.000 niños murieron a causa de infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores causadas por el aire contaminado.

Pero, ¿por qué la contaminación afecta más a la infancia? Entre los motivos que baraja la OMS está el hecho de que los niños y niñas tienen los pulmones, órganos y el cerebro todavía en desarrollo; también, que respiran más rápidamente que los adultos, y finalmente que están más próximos al suelo, donde algunos contaminantes alcanzan concentraciones máximas.

Y las previsiones hacia el futuro no son positivas: se calcula que, si no se toman medidas  suficientes, el número de muertes causadas por la polución aumentará en más de un 50% antes de 2050. Por todo ello, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha incluído la lucha contra la contaminación atmosférica como una meta importante para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, además, 2020 ha sido el primer año en celebrar el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, el día 7 de septiembre: una fecha designada por la Asamblea General de la ONU por la prevención y reducción de la contaminación atmosférica y para mejorar la calidad del aire a nivel mundial.

 

Vídeo de la campaña Breath Life de la Organización Mundial de la Salud

 

La contaminación en la pandemia del COVID-19

 

Los problemas de la exposición prolongada a este aire contaminado van más allá: en el contexto de la actual pandemia por COVID-19, la contaminación atmosférica se encuentra entre los factores que han contribuido a que la crisis sanitaria haya tenido más impacto en las ciudades, junto con otros aspectos como la densidad de la población.

Algunos científicos están de acuerdo en que el hecho de no contar con un aire limpio puede explicar por qué algunas zonas han sido y son más propensas al virus que otras. Un estudio de la Oficina de Estadísticas Nacionales que se llevó a cabo en Inglaterra analizando más de 46.000 fallecimientos por coronavirus, concluye que la contaminación puede aumentar el riesgo de muerte por el virus. Pero no es el único: otras investigaciones realizados en diferentes países están de acuerdo en que la mala calidad del aire puede hacer que las personas corran un mayor riesgo de contraer el virus y un mayor riesgo de enfermedad y muerte.

 

Ciudades que garanticen un aire limpio

 

Muchos de los principales desafíos de salud global que afectan a los niños se pueden abordar a un nivel de diseño urbano, y la polución atmosférica está entre ellos. El diseño urbano tiene un papel importante a la hora de garantizar unas ciudades más seguras, saludables y que ofrezcan un aire limpio que respirar a los niños y niñas. Si bien es cierto que los coches no son los únicos responsables de la polución atmosférica, reducir el tráfico en los núcleos urbanos es, sin embargo, una medida clave para combatir la contaminación y contribuir a que las ciudades sean lugares más seguros y habitables para los niños y niñas y, por tanto, para todos.

Algunas propuestas para un diseño urbano más centrado en las personas y donde el vehículo privado tenga un papel menor, como las que proponemos dede UNICEF España en nuestro cuaderno de planificación urbana sostenible, son también formas de combatir la contaminación, principalmente en los núcleos urbanos.

Entre estas ideas están fomentar el uso de la bicicleta, el transporte público o el desplazamiento a pie en las ciudades, y diseñar las calles para los niños y niñas como una forma de darle prioridad a la seguridad vial, a los elementos naturales y a las calles con menos tráfico.

También es importante garantizar y mantener los espacios verdes en las ciudades, que presentan muchos beneficios medioambientales, en la calidad del aire o la temperatura de la ciudad. O transformar los entornos escolares en espacios seguros y con menos tráfico, contribuyendo a reducir la contaminación acústica y medioambiental, así como garantizar que todo el mundo cuente con espacios de proximidad, que permitirá a las personas ir andando y no usar el coche.

 

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