- El nuevo documento del Comité de Derechos del Niño, fruto de una colaboración intergeneracional, da a los Estados y empresas pautas para proteger el futuro de la infancia frente al cambio climático
- “No todo el mundo establece un vínculo entre el medioambiente saludable y los demás derechos de la infancia. Esta Observación General sí lo consigue”, dice George, asesor infantil del Comité
- La observación también confirma que los niños y niñas tienen derecho a participar en los procesos de toma de decisiones ambientales
- Descarga la versión de la observación general 26 amigable para la infancia
Vivimos en una crisis planetarias sin precedentes. Cada vez con más frecuencia, la emergencia climática se manifiesta por todo el planeta en forma de olas de calor, inundaciones, enfermedades, contaminación, desertificación o enfermedades. ¿Quién asume estas catástrofes?
“Lamentablemente, los niños, niñas y jóvenes”, dice David Boyd, Relator especial de Naciones Unidas. “Los gobiernos y las empresas violan sistemáticamente los derechos de niños y niñas a un medioambiente seguro porque no legislan ni aplican soluciones ya conocidas”. Cada vez más niños y niñas del mundo están expuestos a riesgos más frecuentes y destructivos, pero en un futuro lo estarán todos si no actuamos.
“Los gobiernos y las empresas violan sistemáticamente los derechos de niños y niñas a un medioambiente seguro porque no legislan ni aplican soluciones ya conocidas”
Por eso, la aprobación de la observación general nº 26 del Comité de los Derechos del Niño supone un hito histórico. Presentada el pasado día 18 en el Palacio de las Naciones de Ginebra, Suiza, este documento da a los 196 Estados parte en la Convención pautas claras sobre cómo proteger el futuro de la infancia frente al cambio climático.
Pasos para una transición equitativa
En concreto, la observación general 26 da ejemplos y recomendaciones específicas que tienen que ver con mitigación, adaptación, pérdidas y daños, cooperación internacional y financiación para encarar el cambio climático.
En su párrafo 65, especifica claramente qué tienen que hacer los estados para cumplir derechos niños a un medioambiente sano: medidas para mejorar calidad del aire, garantizar acceso a agua potable, transformar la agricultura y pesca industriales, cambiar a las energías renovables, proteger la biodiversidad, regular y eliminar los vertidos de sustancias tóxicas, etc.
Esmeralda (Perú, 16 años) muestra la guía de la observación general adaptada a la infancia para que todos los niños y niñas conozcan sus derechos
Pero no solo se dirige a los gobiernos: “Aunque se centre en mayor medida en las obligaciones de los Estados, también tiene secciones sobre las responsabilidades de las empresas, y sobre financiación del cambio climático. Hay mensajes directos para el sector bancario y para las empresas en general”, dice Ann Skelton, presidenta del Comité de los Derechos del Niño.
“La crisis climática y medioambiental no es inevitable”
“La crisis climática y medioambiental no es inevitable”, añade Boyd. “Los humanos crearon el problema y pueden solucionarlo. La manera más equitativa es aplicar un enfoque basado en derechos a toda actuación climática y medioambiental”.
Un proceso que ha contado con la infancia
El documento se ha elaborado a través de una colaboración intergeneracional. Un equipo de doce niños y niñas asesores infantiles del Comité de los Derechos del Niño, de diferentes partes del mundo, ha participado en su creación.
En marzo de 2022, los asesores infantiles ayudaron al Comité a preparar encuestas a niños a partir de seis años. “Miles de niños participaron”, cuenta Madhvi, defensora del medioambiente y una de las chicas asesoras. Además, se han realizado consultas a más de 60.300 niños y niñas de 120 países, para contar con las opiniones de la infancia de todo el mundo. Los resultados ayudaron al Comité a escribir el primer proyecto de texto de la observación general.
“En noviembre de 2022 hubo una segunda ronda de consultas”, sigue Madhvi. “Los asesores infantiles elaboramos un instrumental para ayudar a los niños a organizar talleres para otros niños, para que pudieran se expresaran a través de dibujos, poesía, danza, manualidades… en total participaron 16.300 niños y niñas”.
Dibujos realizados por los niños y niñas en los talleres
Para George, de 16 años, ha sido muy importante la participación infantil y adolescente en este trabajo: “Tenemos que incluir [a los niños y niñas] en el proceso de elaboración, aplicación y evaluación de la observación general. Nuestra participación fue exitosa, ahora pedimos a los niños a que se impliquen en su valoración posterior”.
El derecho del que dependen los demás derechos
Estos chicos y chicas activistas tienen claro algo que no todo el mundo ha interiorizado: que disfrutar del derecho a un medioambiente limpio y saludable es una condición para poder disfrutar de otros derechos de la infancia.
“Creo que todos los aspectos de los derechos del niño se ven afectados por el cambio climático”, dice la joven activista Maya Natuk. Y pone un ejemplo de Groenlandia, de donde ella proviene: “Muchas personas han tenido que cambiar de ubicación por el cambio climático, lo cual plantea enormes dificultades a quienes viven de la pesca. Tiene una repercusión tremenda para las familias y los niños”.
George vive en Kabué, Zambia, una de las ciudades más contaminadas del mundo. “Más de 90.000 niños y niñas ven como su derecho a vivir en un entorno saludable se ve pisoteado”, denuncia.
Cuando le preguntan cómo el derecho a un entorno saludable se relaciona a los demás derechos, pone un ejemplo de su región: “Mi ciudad sufre ciclones que dañan a los hospitales y escuelas. Por tanto, el derecho a la salud y educación se ven afectados. Los niños y niñas ven sus derechos vulnerados constantemente”.
“Los derechos de la infancia están interconectados, unos dependen de otros”
“Los derechos de la infancia están interconectados, unos dependen de otros. Es uno de los elementos clave que el mundo no entiende. No se establece ese vínculo entre el medioambiente saludable y los demás derechos. Esta Observación General es un documento que precisamente lo consigue”, añade.
Actores del cambio
El documento también constata que los niños y niñas tienen derecho a participar en los procesos de toma de decisiones ambientales y pide a los Estados que proporcionen acceso a la justicia para los niños, permitiéndoles buscar recursos legales en los tribunales.
La infancia y adolescencia no han adoptado un papel pasivo, sino que ha liderado las acciones por la justicia climática en muchas partes del mundo. El ejemplo más reciente es el del tribunal de Montana (Estados Unidos) que ha fallado a favor de un grupo de niños y jóvenes que acusaron a este estado de violar su derecho a un “medioambiente limpio y sano”.
“Para los jóvenes, la observación general 26 significa que por fin los políticos tengan que rendir cuentas por esta crisis climática”, dice Aniva, otra de las jóvenes asesoras de 17 años. “Este documento surge de la protesta, de las llamadas a la acción de los niños y niñas de todo el mundo. Es evidente que los gobiernos y las partes interesadas han escuchado por fin a los niños que piden que se actúe”.
“Este documento surge de la protesta, de las llamadas a la acción de los niños y niñas de todo el mundo”
“La siguiente pregunta es de qué manera los gobiernos van a aplicar y cumplir con sus compromisos”, añade.
Ann Skelton habla de esos siguientes pasos:
- Desde el Comité: se van a asegurar de que sus exámenes de estados parte incorporan preguntas sobre los derechos de la infancia y medioambiente y preguntas sobre los progresos realizados, para incluirlas en sus observaciones finales.
- Lo que esperan que hagan los Estados: “Esperamos que se lean esta observación atentamente y la incorporen dentro sus políticas, leyes y su planificación. Esperamos que tomen nota de este documento desde los tribunales”.
- Otras partes interesadas, incluyendo a la infancia: “Pueden utilizar esta observación para realizar el trabajo de promoción que ya están realizado, e involucrarse en las conversaciones que están teniendo lugar en el plano nacional para poder influir sobre los cambios que tienen lugar desde el terreno”.
