- “Los niños y niñas son ignorados en la planificación de la respuesta a la crisis. Es hora de ponerlos en el centro de la acción climática”, dice la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine M. Russell
Un “atlas del sufrimiento humano”. Así es como ha definido el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, al nuevo informe sobre cambio climático realizado por expertos de la ONU.
La publicación Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que han participado 270 científicos de 67 países, confirma que el cambio climático es una amenaza para la salud del ser humano y para el bienestar del planeta. Sostiene que ya ha causado daños irreversibles a los ecosistemas, y que sus impactos “son mayores de lo estimado” hasta ahora.
El informe “elimina cualquier sombra de duda que quedara: la crisis climática no es una amenaza futura”, según ha dicho la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine M. Russell, en un comunicado.
Aunque es una crisis que nos afecta a todos y todas, para millones de personas no es una amenaza futura: la mitad de la población mundial está hoy en una situación muy vulnerable frente este fenómeno.
Los más perjudicados por la crisis
El aumento de las temperaturas puede ser causa de fenómenos que ponen en riesgo la vida de miles de personas en muchas partes del planeta. Entre ellos, desastres naturales, sequías, inundaciones, tifones, huracanes, lluvias, incendios o aumento de nivel del mar, así como inseguridad alimentaria e hídrica, epidemias, disrupción económica o conflictos.
Aunque nadie está a salvo de las consecuencias del cambio climático, algunas personas lo sufrirán más que otras. Los efectos negativos se aprecian “en todos los sectores y regiones”, aunque los “más vulnerables” se ven mucho más perjudicados, según el informe de IPCC.
Cerca de la mitad de la población mundial vive en contextos considerados “altamente vulnerables” al cambio climático
Por ejemplo, entre 3.300 y 3.600 millones de personas —cerca de la mitad de la población mundial— viven ahora en contextos considerados “altamente vulnerables” al cambio climático, ya sea por su ubicación geográfica (por ejemplo, las pequeñas islas del Pacífico en riesgo de desaparecer) o por su mala situación socioeconómica.
Una crisis con rostro de niño
La crisis climática es también una crisis de la infancia: no solamente pone en riesgo la salud y seguridad de millones de niños y niñas hoy; además, amenaza el futuro de las nuevas generaciones y su vida en el planeta.
El Índice de Riesgo Climático de la Infancia de UNICEF, primer análisis integral sobre el riesgo climático y ambiental desde la perspectiva de los niños y niñas, muestra que unos 1.000 millones ellos viven en países de riesgo extremadamente alto, donde están especialmente expuestos a los peligros más severos. “El impacto en estos niños, sus familias y su futuro y, por lo tanto, sus sociedades, es enorme”, ha añadido Russell. “Para algunos niños y niñas, la crisis climática es más que un riesgo elevado. Es una realidad que amenaza la vida”.
“Hoy, 1.000 millones de los niños y niñas más vulnerables del mundo están en riesgo. Mañana, si el mundo no actúa, serán todos los niños y niñas”.
Medidas urgentes
Pero aún no es tarde para actuar contra el cambio climático: urge tomar medidas como reducir las emisiones y ayudar a los que menos tienen a adaptarse a las peores consecuencias del calentamiento.
“Los gobiernos tienen que cumplir con las ambiciosas reducciones de emisiones”, ha sostenido Rusell. “Esta sigue siendo la única solución a largo plazo, ya que la adaptación climática tiene límites. Pero tenemos que actuar, ahora, para ayudar a los niños y niñas más vulnerables, que viven en los países con emisiones per cápita más bajas, a adaptarse a los impactos del cambio climático para que puedan sobrevivir y desarrollarse en un mundo que cambia rápidamente”.
La manera más efectiva de proteger las vidas y medios de vida de las familias de los niños y niñas más vulnerables, ha dicho, es preparar a los países y comunidades a través del desarrollo de la resiliencia al clima con un gran foco en la adaptación. “Está probado que reduce el riesgo climático de la infancia. Construye resiliencia ante futuros shocks climáticos previstos. Trae beneficios económicos reales”.
Sin embargo, ha añadido que todavía muchos países carecen por completo de planes de adaptación o tienen planes que no protegen o abordan sus necesidades concretas y urgentes. “Esto significa que la mayoría de niños siguen desprotegidos y no preparados para el creciente impacto del cambio climático”.
Finalmente, es urgente que los niños y niñas participen en la búsqueda de solución a esta crisis que tanto les afectan.
“La crisis climática es una crisis infantil”, ha dicho Russell. “Y, sin embargo, los niños y niñas son ignorados constantemente en la planificación de la respuesta a la crisis climática. Invertir en las necesidades de los niños y niñas más afectados por el cambio climático no está siendo una prioridad. En muchos casos ni siquiera está en la agenda”.
“Invertir en las necesidades de los niños y niñas más afectados por el cambio climático no está siendo una prioridad”
“Es hora de poner a nuestros niños y niñas en el centro de la acción climática”, ha concluido.
En todo el mundo, los niños y niñas tienen mucho que decir ante la amenaza de la crisis climática. Los jóvenes son los más concienciados y activistas con el medioambiente, como muestra la iniciativa Voices of Youth de UNICEF, una plataforma que da espacio a jóvenes activistas medioambientales de todo el mundo, desde países como Filipinas, República Dominicana, Costa de Marfil, Noruega o Zimbabue.
El cambio climático es la crisis definitoria de nuestro tiempo y las noticias son muy pesimistas, pero no es tarde para hacer algo. En UNICEF hacemos un llamamiento a cada país a comprometerse para garantizar que una adaptación centrada en infancia sea la pieza central de todos los planes climáticos.