- El barómetro de opinión de infancia de UNICEF España explora las percepciones de los niños, niñas y adolescentes sobre salud mental y arroja algunos datos preocupantes y otros esperanzadores
- El 41% de los adolescentes asegura haber tenido un problema mental en los últimos doce meses y uno de cada tres no ha hablado con nadie sobre esos problemas
- “Está bien no estar bien. Debemos aceptar que tenemos problemas y no sentir vergüenza por pedir ayuda”, dice Alae, del Grupo Asesor de UNICEF España
Los jóvenes tienen más normalizado hablar de salud mental que los adultos. Sin embargo, a la hora de pedir ayuda, tienen a mostrar dificultades y a desconfiar de los profesionales.
Eso muestra el informe La salud mental es cosa de niños, niñas y adolescentes. Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024, elaborado por UNICEF España y la Universidad de Sevilla. Su apartado sobre salud mental se presentó el pasado martes y explora las percepciones y preocupaciones de adolescentes de 13 a 18 años, para lo cual ha contado con la participación de 4.740 jóvenes de toda España.
Uno de sus hallazgos es que el 41% de los chicos y chicas encuestados afirma tener algún problema de salud mental según la definición dada en el cuestionario. Sin embargo, más de la mitad de ellos no buscan ayuda, principalmente por desconfianza hacia los profesionales y el temor a que sus familias se enteren de sus problemas. De ese modo, una gran parte no recibe el tratamiento que necesita.
¿Qué cosas afectan a su salud mental?
El barómetro señala los factores que perjudican la salud mental de los adolescentes. Entre los factores externos destacan el bullying y los problemas familiares. En cuanto a los factores internos, encontramos la baja autoestima, el consumo de alcohol y otras drogas, tener problemas de salud física y tener dificultades económicas.
Por otro lado, los adolescentes identificaron que hábitos saludables como dormir bien (74,9%), hacer ejercicio (62,3%) y llevar una dieta equilibrada (50,6%) contribuyen a mejorar su bienestar emocional. El apoyo de sus familias (82,6%), de personas cercanas (82%) y el disfrute de actividades que les hacen sentir bien (78,6%) también son factores importantes.
“Es un error patologizar los cambios evolutivos naturales, esperables en esta etapa evolutiva de la adolescencia”, dice Pilar Ramos, investigadora de la Universidad de Sevilla y coautora del informe. “Por eso creo que una de las riquezas de este estudio es preguntarles a ellos mismos cuales son los factores que les llevan a estos problemas de salud mental, en su propia percepción. Nos están dando indicaciones que son útiles a la hora de elaborar políticas de intervención”.
Acabar con el estigma
Los resultados muestran una normalización de los problemas de salud mental, lo que contribuye a seguir acabando con el estigma. “La generación de ahora está más abierta que antes. Lo podemos ver en la disminución del estigma hacia la salud mental”, dice Alae, de 16 años, que forma parte del Grupo Asesor de UNICEF España.
Lo demuestra un dato del barómetro: ocho de cada 10 adolescentes está dispuesto a ofrecer su ayuda a una amistad con problemas de salud mental (85,1% de las chicas, frente al 68,8% de los chicos). “Esto se debe a que los jóvenes están más concienciados sobre este tema y cómo ayudar las personas que están sufriendo”, añade Alae.
Sin embargo, a pesar de que los adolescentes tienen el tema más normalizado, siguen encontrando barreras a la hora de pedir ayuda. Algunos datos del informe lo demuestran:
- Más de cuatro de cada 10 considera que sus problemas de salud mental no son importantes, no saben lo que les pasa o no saben a quién o a dónde acudir.
- Cinco de cada 10 no han pedido ayuda cuando han tenido un problema de salud mental, porque dos de cada tres adolescentes no quieren que sus familias o tutores se enteren.
- La red en la que se apoyan para pedir ayuda se centra en primer lugar en sus amistades (73,6%), seguido de la ayuda profesional psicológica (60,8%). En menor medida se encuentran profesionales del centro educativo (34%) y de la medicina y psiquiatría (30%), y profesionales en internet y redes sociales (32,7%).
- Cuatro de cada 10 considera baja la probabilidad de que su centro educativo, en concreto, los profesionales de orientación y tutoría, les ayude.
Alae opina que “está bien no estar bien. Debemos aceptar que tenemos problemas, que es un paso fundamental hacia la sanación, y no sentir vergüenza por pedir ayuda”.
Cómo mejorar la salud mental de la adolescencia
“Estos datos reflejan que, si bien nuestros adolescentes cada vez normalizan más hablar de salud mental o identificar posibles problemas, todavía persiste un cierto estigma en torno al tema”, dice José María Vera, director ejecutivo de UNICEF España.
En el informe, UNICEF España propone una serie de recomendaciones para mejorar el bienestar emocional de los adolescentes. “Es fundamental promover desde todos los ámbitos (instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, familias, educativo, etc.) acciones, campañas, iniciativas o formación que contribuyan a erradicar el estigma y los prejuicios, y al mismo tiempo a mejorar el bienestar mental de nuestros niños, niñas y adolescentes”, dice Vera.
“Es fundamental promover desde todos los ámbitos acciones, campañas, iniciativas o formación que contribuyan a erradicar el estigma”
Las redes sociales merecen especial atención. El barómetro muestra la doble cara de las redes sociales e internet: por un lado, contribuyen a la presión por tener vidas deseables y compararse con sus pares. Un 32% de los chicos y chicas ha sentido la necesidad de mostrar una vida perfecta aunque no sea cierto.
“Esa necesidad surge de un tipo de contenido que suele subir unos creadores, que suben solo sus vivencias positivas para mostrar una vida perfecta”, opina Alae. “Los adolescentes cuando vemos ese tipo de contenido creemos que somos los únicos que tenemos problemas. Tenemos la necesidad de empezar a imitar, subir solo contenido perfecto para encajar en la sociedad”.
Sin embargo, las redes también tienen su lado beneficioso. “Nos llama la atención que muchos lo están utilizando como un recuso positivo. A más del 42% les resulta útil leer noticias sobre salud mental en las redes sociales o 35% considera que les han ayudado a desarrollar habilidades para gestionar su salud mental”, dice Ramos. También pueden servir a los chicos y chicas para buscar recursos de salud mental en sus municipios.
“Las redes sociales son una fuente muy útil, pero tenemos que aprender a usarla”
El informe propone fomentar un espacio digital en clave de bienestar emocional. Según José Ángel, de 17 años y parte del grupo Asesor de UNICEF España, “las redes sociales son una fuente muy útil, pero tenemos que aprender a usarlas”. Y propone introducir dinámicas en los centros para aprender a usarlas, prevenir la adicción a las redes sociales, informarse de las noticias sobre salud mental, pero “de una forma sana”.
“Sobre las redes sociales y el entorno digital seguro, hay una dualidad. Es importante no acercarse con posiciones de cierre total o prohibición, sí desde los límites en función de la edad, que haya mucha más educación y capacitación y las habilidades para padres/madres y todo el entorno. Hace falta exigir a las plataformas y empresas un comportamiento más responsable”, dice José María Vera.
El rol de los orientadores
Otra de las propuestas del informe es aumentar el número de orientadores en los centros educativos. Destaca la necesidad de reforzar esta figura dado que muchos adolescentes no confían en ellos o encuentran difícil acceder a su apoyo debido a la falta de personal.
“Es muy importante que un alumno tenga a una persona con quien pueda hablar”, dice José Ángel. “Hace falta un orientador que sea amigo del alumno, que le dé la confianza: ‘estoy aquí para lo que necesites’. Que te ha salido mal un examen, ven a hablar conmigo. Que su prioridad sean los alumnos”. Alae cree que estos profesionales deben estar formados, “que tengan la capacidad de entender qué está pasando un adolescente o niño”.
“Yo estoy en un instituto con 1.600 alumnos y tenemos un orientador. Es complicado que esté disponible”
Por desgracia, creen que la falta de personas hace difícil atender a un gran ratio de alumnos. “Yo estoy en un instituto con 1.600 alumnos y tenemos un orientador. Es complicado que esté disponible”, dice José Ángel.
En cuanto al coordinador de bienestar, “es la figura que refleja lo que [Alae y José Ángel] están pidiendo”, dice Vera. Sin embargo, “no está en muchos centros aún o comparte otras cuatro funciones, y no tiene la formación específica que la LOPIVI exige. Es crucial que doten a esta figura como exige la ley”.