- Para garantizar el derecho a la participación de la infancia contamos con las estructuras y la legislación necesarias. Pero el desafío está a la hora de llevarlo a la práctica, sobre todo en contexto de crisis sanitaria
- “El reto está en encontrarnos con la infancia y desde ahí generar universos de participación”, opina Alejandro García, de los Glayus, que comparte sus aprendizajes tras un año en el que las actividades no se han detenido
Cuenta Alejandro García, que desde 1996 impulsa el derecho a la participación desde la asociación asturiana Los Glayus, que escuchando hablar al profesor de derecho Benito Aláez sobre la Convención sobre los Derechos del Niño entendió que el marco jurídico estaba muy por delante de la acción práctica: falta imaginación para llevar a la práctica ese marco teórico legal y, en concreto, el derecho a la participación infantil. Para él, las palabras de Aláez fueron un reto: la normativa ya existía, y ahora hacía falta adoptar una visión creativa para poner en práctica este derecho de la infancia y adolescencia.
“Ya se han creado estructuras y formas de organización (especialmente en la administración más cercana, que sería el ayuntamiento) para poner en marcha procesos participativos”, señala García, durante su participación el pasado 26 de marzo en el taller online sobre claves prácticas para promover la participación infantil y adolescente que organizamos desde UNICEF España. En 2012, el Comité de Derechos del Niño hizo además recomendaciones para garantizar el derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes y ofreció nueve estándares para una participación efectiva.
Sin embargo, para García los verdaderos desafíos aparecen en el día a día: ¿Cómo se escucha a un niño o niña? ¿Estamos los adultos en posición de escuchar? ¿Están ellos en condiciones de presentarnos sus propuestas? “Para mí el reto sigue siendo encontrarnos con la infancia y desde ahí generar universos de participación”, dice.
La importancia de escuchar a la infancia
Si preguntamos cuál es el derecho a la infancia más importante a las personas adultas, puede que las respuestas incluyan el derecho a la protección, la salud o la educación. Pero es una pregunta trampa: “Tal como marca la Convención de Derechos del Niño, no hay un derecho más importante que otro”, explica durante el encuentro Silvia Casanovas, Especialista en Participación infantil y adolescente de UNICEF España. “La participación es un principio rector de la Convención. En UNICEF lo entendemos como un paraguas para que otros derechos puedan llevarse a cabo”.
Sin embargo, en nuestra sociedad el derecho a la participación infantil sigue siendo muy desconocido. Para García, no es habitual que un niño o niña sea considerado como un ciudadano más.
Por fortuna, los pedagogos y pedagogas que han estado cerca de la infancia, como Tonucci, Montessori o Malaguzzi, tienen otra concepción. De sus enseñanzas, García extrae que las claves de la escucha nos acercan a la diversidad de la infancia, y esos mundos que los niños nos ofrecen para mejorar aquel en el que vivimos.
“Los niños y niñas a nivel evolutivo traen de serie una serie de disposiciones (atención plena, capacidad de resiliencia, de aprender y desarrollarse, escuchar y genera mundos…) que los adultos vamos perdiendo. Esto nos distancia de los niños y nos hace difícil entender lo que están proponiendo, y mucho más entender que pueda el niño ayudar a crear un mundo mejor”, explica.
El ciclo de participación: de lo local a lo estatal
En ese encuentro se explicaron las claves para garantizar el derecho a la participación infantil y adolescente en el marco de la iniciativa Ciudades Amigas de la Infancia. Casanovas lo explicó como un ciclo de participación que va de lo local –autonómico– a lo estatal: partimos de los 297 consejos locales de participación que existen en la actualidad en el marco de la iniciativa Ciudades Amigas de la Infancia, que tienen sus respectivos encuentros autonómicos. “Buscamos que los chicos y chicas tengan estructuras permanentes para hablar de cuestiones que les importan a nivel autonómico”, explica Casanovas.
Pero también funciona a nivel estatal: para ello se celebran encuentros estatales y en la actualidad estamos impulsando la creación de un Consejo Estatal de participación infantil. “Para nosotros la participación tiene que tener dos patas: espacios para los chicos y chicas pero también un recorrido para que las propuestas sean escuchadas por los propios gobiernos”, aporta Casanovas.
A la hora de pasar a la acción, contamos con grupos de asesores chicos y chicas: grupo impulsor, grupo asesor y grupo joven, además de otros grupos de medio ambiente y crisis climática.
La puesta en práctica: ejemplos de actividades antes y después de la pandemia
La actual crisis sanitaria ha complicado, como es lógico, todas estas estructuras, y ha habido que adaptar e incluso reinventar los procesos para evitar que el derecho a participar quedara interrumpido. Ante el riesgo de los encuentros presenciales, el entorno digital ha adquirido una gran relevancia. De forma telemática se han llevado a cabo plenos de los consejos de infancia y presentaciones de planes de infancia como los de Gijón, Noreña u Oviedo. Pero, además, durante la pandemia los grupos utilizaron las plataformas online para realizar sus reuniones y llevar a cabo sus actividades al ser imposible los encuentros en persona.
“¿Cómo hacer que esto funcione? Tiene su complicación. No es lo mismo que verse presencialmente”, reconoce García, además de sumarse otros problemas, como las excesivas horas de pantalla a las que se han visto expuestos los niños, niñas y adolescentes o la brecha digital.
Basándose en su experiencia tras este difícil año, el dinamizador aporta algunos consejos para que estas sesiones de participación telemáticas con niños y niñas funcionen: “Hay que seguir manteniendo las consultas, tienen que seguir teniendo sentido y relevancia social”, determina. También anima a que los representantes políticos no dejen de reunirse con la infancia: “Si alcaldes, alcaldesas y concejales les visitan [a los niños y niñas] vía online, eso alimenta a los grupos: que noten que están ahí”.
Finalmente, para que funcionen las sesiones, García aconseja que sean atractivas y divertidas: “Generamos muchos juegos y dinámicas online, eso despierta buena energía que pone a los chicos y chicas en posición de analizar y de realizar propuestas”. Este ha sido probablemente el mayor desafío y el papel de los dinamizadores ha sido crucial durante esta etapa.
Alejandra Hevia, de los Glayus, comparte algunos ejemplos de ejercicios, juegos y dinámicas que los niños, niñas y adolescentes de distintos municipios del Principado han realizado en los momentos más complicados del confinamiento: todas llevadas a cabo por iniciativa de los propios niños y niñas, de forma online y desde sus propias casas:
- El “bingo de las emociones”, un juego que ha servido de excusa para que los chicos y chicas hablaran de cómo se sentían en un momento en el que resultaba complicado hacerlo, y se reconocieran en sus compañeros: “Salieron debates interesantes sobre sus propias emociones a raíz de una herramienta que facilitaba hablar sobre ello”, dice Hevia.
- Un juego de enigmas con ilustraciones que compartían de forma online desde sus casas.
- Carteles de sensibilización sobre las medidas de seguridad en desescalada realizado por el grupo de Pola de Lena a petición del Ayuntamiento: “Que desde el Ayuntamiento les hiciera este encargo hacía que los niños y niñas estuvieran motivados y que tenía un sentido, se sentían escuchados y formando parte de algo”.
- A qué suena Vega, proyecto de creación de mapas sonoros de los niños y niñas de tres a cinco años de Puerto de Vega, en el que participó toda la comunidad: con la pandemia, la iniciativa continuó de forma online y, según Alejandro García, “adquirió una dimensión nueva, inesperada”.
- “Cultivapalabras” y “Poemas en la luna”, del colegio Puerto de Vega.
- “A través de la ventana”, un ejercicio de expresión corporal respetando la distancia social.
- “Atlas emocional”, proyecto del municipio de Parres.
En cuanto a las actividades llevados a cabo por adolescentes, destacan la Feria de empleo a distancia del grupo de participación adolescente PIOVI de la Corredoira, obras de teatro online o el proyecto de sensibilización “No te consumas”, un proyecto colaborativo de sensibilización contra el consumo de alcohol en el que los chicos y chicas han sido los protagonistas en vez de meros consumidores de información. Son ejemplos de cómo con una visión creativa ni siquiera una pandemia puede detener la puesta en práctica del derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes.