La huella de la pandemia en el desarrollo infantil y adolescente

03/08/2022 | Adolescencia y juventud, Covid-19, Derecho al juego, Educación, Informes, Previas, Primera infancia, Protección, Salud mental

desarrollo infantil adolescente

Foto de Atoms en Unsplash

 

  • Después de más de dos años de pandemia, ¿cómo ha afectado a aquellos que la han vivido en sus años de infancia y adolescencia?

 

Todas las vidas se han visto afectadas por la aparición a nivel mundial del COVID-19; sin embargo, haber vivido la pandemia y sus múltiples restricciones y cuarentenas durante la infancia o adolescencia es distinto. La crisis ha supuesto un impacto en el bienestar y el desarrollo de millones de niños y niñas, y para muchos ese impacto será de por vida.

Los efectos nocivos de la pandemia han afectado mucho más a los niños y niñas que viven en situaciones vulnerables, como advierte la OMS, pero ha habido implicaciones a largo plazo para la infancia y adolescencia en su conjunto, y es importante determinar de qué forma la crisis de COVID-19 ha afectado a su desarrollo y sus proyecciones vitales.

 

Infancia ‘en pausa’

 

El desarrollo infantil va de la mano de aspectos como la estimulación a través de la comunicación, el juego y la atención receptiva de los cuidadores. Precisamente, muchos de estos aspectos se han “detenido” durante la crisis del COVID-19.

La educación es el ejemplo más evidente. Debido al cierre de escuelas para frenar los contagios en todos los países, cuando se cumplieron dos años del inicio de la pandemia aún había más de 635 millones de estudiantes en todo el mundo que seguían afectados. Una pérdida de escolarización en la infancia “casi insuperable”, como dijo Robert Jenkins, Jefe de Educación de UNICEF.

El juego es otro ejemplo. Práctica imprescindible para el desarrollo pleno de todo niño o niña, favorece además su salud física y mental. Sin embargo, la emergencia sanitaria y las restricciones de movimiento tuvieron un fuerte impacto en el juego infantil (que llegó incluso a adaptarse a los tiempos de pandemia), aumentando entre los más jóvenes el uso de pantallas y el sedentarismo.

 

El juego infantil durante la pandemia

 

Durante la emergencia, en España se dio una respuesta a nivel local para garantizar el desarrollo de la infancia y adolescencia incluso en los peores momentos de crisis. Los ayuntamientos tomaron medidas para apoyar a la infancia y las familias, luchar contra la brecha digital o ofrecer actividades de ocio y tiempo libre para los niños y niñas durante el confinamiento.

Sin embargo, ¿cuál es la huella de la pandemia más de dos años después?

 

El primer desarrollo

 

El lenguaje y las habilidades socioemocionales florecen hasta los dos años de edad, y los estímulos externos actúan como los principales impulsores de dicho desarrollo. Por eso, todos los niños y niñas de esa edad que se han visto sometidos a períodos prolongados de aislamiento corren el riesgo de haber visto obstaculizado este proceso.

Un estudio realizado en Italia y publicado en junio de 2022 comparó el desarrollo en bebés de seis meses antes y durante las medidas restrictivas de distanciamiento social. Concluyó que cuanto más restricciones, más disminuye la puntuación general de desarrollo en niños y niñas de esa edad.

“Teniendo en cuenta que el crecimiento de un niño o niña es un proceso continuo influenciado constantemente por las experiencias de la vida y el entorno ambiental, nuestros resultados parecen sugerir que los bebés no son inmunes a los efectos adversos de la restricción promulgada sobre el desarrollo cognitivo y la salud mental”, explica el informe.

También confirma que las relaciones familiares y sociales como entornos para el desarrollo sociopersonal temprano son  cruciales. Durante la pandemia, las medidas de confinamiento hicieron que los niños y niñas se vieran privados de ellas.

 

Ser adolescente durante el COVID

 

En cuanto a los niños y niñas algo más mayores y los adolescentes, la pandemia ha dejado marcas en su desarrollo de otro tipo. Un reciente informe de UNICEF-Innocenti sobre los impactos de la pandemia de COVID-19 en chicos y chicas de 10 a 19 años de Canadá muestra que durante las restricciones los jóvenes cambiaron sus patrones de sueño, alimentación y actividades, aumentaron el uso de tecnologías y se distanciaron de amigos y familiares.

Además, su estado de ánimo se vio muy afectado. Los participantes expresan su preocupación acerca de cómo los encierros y vivir la pandemia afectarían al desarrollo de los niños y niñas a largo plazo, y hablan de la necesidad de tener experiencia y estimulación social, porque sus “cerebros se están desarrollando”.

  • “Mi hermana ha desarrollado agorafobia desde la pandemia”, dice una de las chicas, de 18 años.
  • Otro chico de 17 años añade que “los niños tienen problemas de salud mental, depresión, ansiedad y realmente interfiere en lo que deberían ser en el futuro. No pueden crecer para convertirse en esa persona [que quieren] porque estas restricciones se lo impiden”.

 

También hablaron de lo que es vivir en la incertidumbre y cómo la pandemia ha cambiado sus trayectorias y planes de futuro:

  • “Es difícil crecer en un apocalipsis. Es muy difícil tener estas nuevas experiencias para seguir creciendo también” (entrevistado de 19 años).

 

La mayoría de los chicos y chicas opinaron que el gobierno y los representantes políticos no han escuchado a los jóvenes a la hora de encontrar una salida conjunta a la crisis. Muchos expresaron la necesidad de que el gobierno, los representantes y otros encargados de tomar decisiones comprendan las necesidades específicas de los niños, niñas y jóvenes.

Un ejemplo fue la reestructuración de la jornada escolar en algunos lugares, que se llevó a cabo sin consulta con los jóvenes ni hacer seguimiento de sus experiencias.

  • “El gobierno debería pensar en nosotros antes de hacer estos grandes cambios y decisiones” (entrevistada de 16 años)
  • “Es muy importante recibir la opinión de las personas que se verán afectadas” (entrevistada de 16 años).

 

Finalmente, el informe de UNICEF-Innocenti recomienda, entre otros aspectos, asegurarse de que los niños, niñas y adolescentes tengan oportunidades de participar en relaciones y actividades significativas para su desarrollo, incluso en momentos de crisis, estableciendo el principio del interés superior del niño, niña o adolescente como prioridad en las estrategias de planes de crisis.

Para ello, añade, hay que tener en cuenta que las conexiones y actividades sociales son fundamentales para el desarrollo de los niños y niñas. El desarrollo sano de los niños y niñas es algo crucial para el futuro bienestar de toda sociedad, como se recuerda en la Convención sobre los Derechos del Niño.

 

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