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- Entre el 83% y el 91% de las niñas, niños y adolescentes sufren actos de violencia en diferentes etapas de su infancia, y menos del 10% de los casos son denunciados
- En UNICEF España implementamos el proyecto piloto de protección a la infancia desde lo local, cuyo modelo resultante presentaremos en el VI Congreso de Ciudades Amigas de la Infancia
Es un problema oculto y, sin embargo, persiste e incluso está generalizado: miles de niños, niñas y adolescentes sufren violencia en todas las etapas de su infancia y en diversos entornos. A menudo, perpetrada por personas en quienes confían.
La prevención y la detección temprana de los casos de riesgo es esencial para frenar su gravedad. Por eso, entre el año 2022 y 2024, en UNICEF España implementamos el proyecto Prevención comunitaria y participación con niños, niñas y adolescentes en el sistema de protección, cuyo resultado fue un modelo de actuación para que las entidades locales trabajen en la prevención de la violencia.
Los días 30 y 31 de octubre presentaremos ese modelo resultante en el VI Congreso de Ciudades Amigas de la Infancia, que celebraremos en Toledo con el lema ‘Lleguemos antes que el daño‘, junto con los municipios participantes.
Contamos por qué lo hemos puesto en marcha y qué dicen los datos sobre la violencia contra la infancia y la adolescencia.
Marco normativo estatal
Proteger a la infancia de la violencia no es opcional. El marco normativo actual de los derechos de infancia respecto a la violencia así lo muestra. En primer lugar, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 establece (en su artículo 19) la obligación de proteger a la infancia frente a la violencia en sus diferentes formas para los países que la han ratificado, entre ellos España.
En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y metas como la 16.2 (poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños), España adoptó la Agenda 2030 y aprobó en 2018 un Plan de Acción para su implementación.
Por otro lado, la Ley Orgánica 8/2021, conocida como la LOPIVI, se aprueba en este marco, centrando la prevención en todos los espacios de vida infantil e imponiendo responsabilidades a entes públicos, privados y ciudadanos. La ley enfatiza la creación de entornos seguros, concepto hasta ahora inexistente.
Por último, en 2022, España aprobó la Estrategia de erradicación de la violencia sobre la infancia y la adolescencia basada en cinco áreas, para cada una de las cuales se establece un objetivo y líneas de actuación.
La violencia en datos
La violencia contra niños, niñas y adolescentes es un problema global. Mirando únicamente los datos de España, recogidos en la guía ‘Infancia sin violencias. Implementación del modelo de prevención local de la violencia contra la infancia y adolescencia’ de UNICEF España, se revela que:
- Entre el 83% y el 91% de las niñas, niños y adolescentes sufren actos de violencia en diferentes etapas de su infancia y en múltiples entornos.
- A menudo, la violencia contra la infancia se da a manos de personas de confianza con quienes se relacionan todos los días (fuente: UNICEF España, 2017)
- En 2021, tras la pandemia, los casos de violencia contra la infancia fueron el principal motivo de llamada a las Líneas de Ayuda ANAR, y aumentaron en un 36,8% más que en el año anterior (fuente: informe de la Fundación ANAR).
Abuso sexual
- El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco niñas y niños sufrirá abuso sexual antes de cumplir 18 años.
- Los abusos sexuales a la infancia son la principal preocupación de los chicos y chicas, seguida por el bullying y el ciberbullyin, según el Barómetro de Opinión de Infancia y Adolescencia 2021-2022.
Acoso escolar
- Uno de cada tres jóvenes puede estar siendo víctima de acoso escolar (fuente: UNICEF España).
- El bullying y el ciberbullyin se encuentran entre las principales preocupaciones de los niños, niñas y adolescentes, según el Barómetro de Opinión de Infancia y Adolescencia 2021-2022.
Sistema de protección
El sistema de protección de la infancia interviene ante situaciones de riesgo grave y continuado en las que la familia o las personas cuidadoras no pueden o no quieren proteger a la víctima, generándose un contexto de desprotección de la niña, niño o adolescente. Los datos de estas situaciones muestran que:
- En el el año 2022, se observó un incremento significativo en el número de niñas, niños y adolescentes que recibieron atención por parte del sistema público de protección a la infancia y la adolescencia (fuente: datos del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030).
- Este aumento es evidente al comparar los registros de años anteriores, ascendiendo de 49.171 en 2020 y 48.357 en 2021 a una cifra más sustancial de 51.203 en 2022, superando de manera notable a los 50.272 registros contabilizados en el año 2019.

Fuente: guía ‘Infancia sin violencias’ de UNICEF España, con datos del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (2022).
Notificaciones
- Aunque más del 80% de las niñas y niños han estado expuestos a alguna forma de violencia, el 90% de los casos no fueron notificados durante la infancia (fuente: Plataforma de la Infancia, 2022).
- Menos del 10% de las situaciones de violencia es denunciada y/o notificada (fuente: informe ‘Infancia y Violencia’ de UNICEf España, PDF).
- Entre las causas: la falta de formación de los profesionales, la alta tolerancia social hacia la violencia contra la infancia, el desconocimiento de los protocolos o la falta de apoyo real y acompañamiento a los profesionales en los procesos de notificación y denuncia.
Toma de conciencia
- En cuanto al grado de sensibilización, el 62% de las familias contestaron que la violencia contra la infancia “ocurre algunas veces en cualquier tipo de familia” (fuente: Informe Detección precoz e intervención comunitaria ante situaciones de riesgo de desprotección a nivel local, de UNICEF España).
Persiste una alta tolerancia social hacia la violencia contra la infancia
- El mismo informe muestra que sigue existiendo una alta tolerancia social al castigo físico por parte de padres o cuidadores. También hay una normalización por parte de niñas, niños y adolescentes de conductas no protectoras por parte de sus cuidadores que les dificulta identificar situaciones de violencia y pedir ayuda.