¿Viven las mujeres y niñas mejor que hace 25 años?

09/03/2020 | Educación, Igualdad de género, Previas

Fotografía del informe A New Era for Girls: Taking stock on 25 years of progress

Fotografía del informe A New Era for Girls: Taking stock on 25 years of progress

 

  • La Declaración de Acción de Beijing cumple cuarto de siglo y un informe desvela cómo ha cambiado la vida de niñas y mujeres desde entonces
  • Más niñas y adolescentes asisten a la escuela y menos son forzadas a convertirse en madres o a casarse, pero el progreso se ha dado de forma desigual
  • Expertos de la ONU consideran que el progreso es insuficiente e instan a que todos los hombres se involucren en la lucha por la igualdad de género

 

En 1995, la comunidad global adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, considerado como el plan más progresista a la hora de defender los derechos de mujeres y niñas. Hoy, el texto cumple 25 años y deja en el aire una pregunta: ¿han mejorado las vidas de las niñas y adolescentes en este tiempo? 

Eso trata de responder el informe A New Era for Girls: Taking stock on 25 years of progress (Una nueva era para las niñas: balance de 25 años de progreso), publicado en el marco de la campaña Generación Igualdad por UNICEF, Plan International y ONU Mujeres. Su conclusión es que sí, las vidas de las niñas son mejores hoy que hace 25 años. Entre otros avances, una proporción mayor de ellas asisten a la escuela y menos son forzadas a convertirse en madres o a casarse. Sin embargo, ese progreso se ha dado de forma desigual: por ejemplo, las niñas de los hogares más pobres y las que están en movimiento o viven en conflictos y entornos frágiles no se han visto estos avances en la misma medida. Muchas continúan sin acceso a la educación, y muchas mujeres y niñas siguen sufriendo violencia basada en el género. 

En un comunicado publicado el domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un grupo de expertos de la ONU ha señalado que el progreso sigue siendo insuficiente ya que “ningún país en el mundo está totalmente libre de prácticas discriminatorias”. Además, han instado a que todos los hombres se involucren en la lucha por la igualdad de género, ya que la responsabilidad de dicho progreso no puede seguir recayendo únicamente en los hombros de las mujeres. 

 

Datos positivos: algunos avances

 

Uno de los progresos principales es el que tiene que ver con la educación, pieza clave para la empoderamiento de mujeres y niñas en todo el mundo. Un ejemplo de su importancia es que las niñas con educación secundaria tienen menos probabilidades de casarse y quedar embarazadas en la adolescencia, y que ganan más que las mujeres sin educación.

De acuerdo con el informe, entre 1998 y 2018 el número de niñas sin escolarizar en todo el mundo disminuyó en 79 millones. El número de mujeres analfabetas de 15 a 24 años disminuyó de 100 millones a 56 millones en el mismo periodo. Hoy en día, dos de cada tres niñas en edad escolar secundaria en todo el mundo están matriculadas en la escuela secundaria en comparación con solo una de cada dos en 1998. De hecho, desde 2010 las niñas han tenido más probabilidades que los niños de asistir a la escuela secundaria.

En cuanto a la educación secundaria, entre 1999 y 2018, la proporción de adolescentes matriculadas en la escuela secundaria en Asia oriental y el Pacífico ha aumentado de tres de cada cinco a cuatro de cada cinco. Y en el resto del mundo ha experimentado también una mejora: en el sur de Asia ese aumento fue del 33% al 60%, y en Oriente Medio y África del Norte, del 57% al 71%. En África subsahariana, actualmente el 34% de las niñas en edad de ir a la escuela secundaria están matriculadas, en comparación con el 18% en 1999.

Pero a pesar de esa tendencia positiva, la educación aún no ha llegado a todas: casi una de cada cuatro niñas adolescentes de 15 a 19 años en todo el mundo no tiene educación, empleo ni formación, en comparación con uno de cada 10 niños de la misma edad, y una de cada 10 mujeres jóvenes sigue siendo analfabeta en la actualidad.

 

Lucha contra el matrimonio infantil  y la mutilación genital femenina

 

El matrimonio infantil se ha vuelto menos común desde 1995: la proporción de mujeres jóvenes que se casaron siendo niñas ha disminuido en todo el mundo de una de cada cuatro a aproximadamente una de cada cinco. En algunas zonas, como el sur de Asia, donde hay gran riesgo de matrimonio infantil, esta tendencia es alentadora. Pero millones de niñas continúan en riesgo de ser forzadas a casarse, particularmente las niñas más pobres.

En cuanto a la mutilación genital femenina, práctica fuertemente arraigada en muchos países, hay señales de cambio: la prevalencia de esta nociva tradición ha disminuido en los últimos 25 años y una de las razones es que entre los países más afectados la oposición a esta práctica está creciendo. En las últimas dos décadas, se ha duplicado la proporción de niñas y mujeres de 15 a 49 años en países de alta prevalencia que desean que la mutilación se deje de realizar. Generalmente quienes muestran más rechazo a perpetuar la ablación son las chicas más jóvenes, lo que sugiere que son quienes pueden liderar el camino hacia el abandono total de esta práctica.

 

Violencia de género: mucho camino por delante

 

La violencia de género está enraizada en los desequilibrios de poder basados ​​en el género y es una de las violaciones más generalizadas de los derechos de la mujer en el mundo. Dentro del ámbito de la pareja, las mujeres y adolescentes corren mayor riesgo que los hombres de sufrir este tipo de violencia, y sus impactos duran toda la vida. De acuerdo con el informe, en más de un tercio de los países al menos una de cada cuatro niñas adolescentes que han tenido pareja alguna vez ha experimentado violencia por parte de sus parejas. En África subsahariana y Asia meridional, una de cada cinco chicas entre 15 y 19 años ha sufrido violencia a manos de su pareja. 

Aunque existe una creciente conciencia contra esta lacra, en determinadas zonas del mundo su aceptación dificulta la tarea de erradicarla: un ejemplo es que casi cuatro de cada 10 adolescentes en todo el mundo piensan que pegar a las esposas está justificado. Una naturalización de la violencia que dificulta a las niñas que la sufren buscar ayuda. 

En cuanto a la violencia sexual, una de cada 20 niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas. Pero muy pocas buscan ayuda. En 2016, las mujeres y las niñas constituían el 70% de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo, la mayoría de ellas con fines de explotación sexual.

 

Salud y embarazo adolescente

 

La buena salud y el bienestar son la base de una niña o mujer empoderada, pero muchas todavía encuentran dificultades para recibir información o tener acceso a los servicios sanitarios que necesitan para protegerse contra las infecciones de transmisión sexual o los embarazos no deseados. Las normas de género y la discriminación pueden aumentar los riesgos para la salud de niñas y adolescentes.

El embarazo durante la adolescencia es otro ámbito de preocupación: suele tener consecuencias muy negativas para la salud y el bienestar de las niñas, ya que puede ir de la mano de afecciones maternas, como hemorragias, sepsis y dificultades en el parto, que son las principales causas de mortalidad entre las adolescentes entre 15 y 19 años. En el último cuarto de siglo, la tasa de embarazo adolescente ha disminuido a nivel mundial: de 60 a 44 nacimientos por cada 1.000 niñas de 15 a 19 años. El sur de Asia ha hecho el mayor progreso en la reducción de la maternidad temprana. Sin embargo, sigue siendo alta en zonas como África subsahariana, Asia Oriental y el Pacífico.

 

Participación y motor de cambio

 

Las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes han demostrado ser un motor de cambio liderando y organizando movimientos globales. Entre ellos, el movimiento para abordar el cambio climático, cuyo rostro más visible es el de la adolescente Greta Thunberg, o los movimientos por la igualdad de género y contra la violencia y el acoso sexual. La lucha por la igualdad de género se ha convertido en una de las causas en las que más se han involucrado las nuevas generaciones, y niñas y adolescentes forman parte en Consejos de Participación de Infancia y Adolescencia y presentan propuestas a nivel local para fomentar dicha igualdad en sus municipios. 

El informe hace un llamado a las partes a nivel mundial, nacional y regional para ampliar las oportunidades para que las niñas y las mujeres jóvenes tomen la batuta a la hora de generar cambios, mejorar su salud y poner fin a la violencia de género en todas sus formas. Para lograr ese progreso, destaca el texto, las voces de las niñas y adolescentes deben ocupar un lugar central.

 

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