Qué hacemos para evitar los sesgos de discriminación en la infancia

08/11/2023 | Derechos de la Infancia, Desarrollo de capacidades, Entrevista, Igualdad de género, Inclusión, Migrantes no acompañados, Poyecto protección

discriminación infancia

 

  • La profesora Filipa Iraizoz nos propone conocer uno a uno los estereotipos que pueden darse al trabajar con niños y niñas, así como herramientas para proporcionarles espacios seguros
  • “Muchas veces recurrimos a los estereotipos por falta de información; la solución es recoger esa información”

 

Sufrir discriminación afecta a la infancia de muchas maneras. Ser tratado distinto al resto impide que un niño o niña disfrute plenamente de sus derechos, y deja secuelas persistentes en su bienestar y la salud mental. Sin ser conscientes, todas las personas tenemos interiorizados nuestros propios estereotipos y sesgos de discriminación, y aquellos que trabajan con la infancia y adolescencia deben tenerlos especialmente en cuenta.

“A veces, en la toma de decisiones o en el día a día, inconscientemente nos inclinamos hacia una opción u otra. Esto está motivado por ideas que tenemos arraigadas”, explica la profesora y abogada Filipa Iraizoz Valido-Viegas. “Aún con buena intención, pueden conducirnos hacia una actitud discriminatoria o microagresiones”.

 

“Aún con buena intención, estos sesgos pueden conducirnos hacia una actitud discriminatoria o microagresiones”

 

¿Cómo actuar frente a esta realidad desde un enfoque de derechos, abrazando los conceptos de buen trato y creación de espacios seguros que nos marca la LOPIVI? Iraizoz nos propone conocer uno a uno los sesgos de discriminación más comunes que pueden darse en torno a la infancia, y algunas herramientas para que esas ideas no nos condicionen a la hora de proporcionar espacios seguros para niños, niñas y adolescentes.

 

Sufrir discriminación: este es el impacto que deja en la infancia

 

Definiciones

Estereotipos. Son generalizaciones simples sobre grupos de personas que se comparten culturalmente. Cuanto menos conocimiento tenemos sobre un grupo de personas tendemos a recurrir a esa información. Eso hace que perpetuemos esos estereotipos.

Sesgos. Los estereotipos generan sesgos: actitudes o preferencias que nos hacen inclinarnos hacia una cosa. Son construcciones sociales, atajos mentales para procesar información más rápido. A veces son inconscientes, y pueden ser positivos o negativos (una aversión o miedo hacia algo o alguien).

Discriminación. Trato desigual hacia una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, diferencias físicas, políticas, de sexo, de edad, de condición física o mental, orientación sexual, etc.

 

Tipos de sesgos en torno a la infancia

 

  • Por edad

Entre los estereotipos que más afectan a la infancia está, lógicamente, el que nos lleva a tratar diferentes a niños y niñas por su corta edad: el ‘adultocentrismo’, que puede desencadenar en ‘edadismo’. Algunos ejemplos de sesgos:

 

  • Creer a un niño o niña incapaz de comprender normas y límites

Entre las alternativas que propone la experta está el uso del lenguaje amigable. “Si adaptamos el lenguaje podemos comunicarnos perfectamente con la infancia”.

 

  • Creerlos incapaces de expresar su opinión

Considerar que un tema es demasiado complejo para un niño o niña, que no le afecta, etc., tiene como consecuencias el ninguneo, pérdida de oportunidad de escuchar e incorporar opiniones innovadoras. También afecta a nivel psicológico: “Estamos diciendo a una persona que no nos interesa su opinión”, advierte Iraizoz. ¿Qué alternativas propone? Iniciar procesos de participación, partiendo de que la Convención sobre los Derechos del Niño establece el derecho a la infancia a ser escuchada: “Las personas adultas tenemos el trabajo de generar esos espacios de participación, darles herramientas para que entiendan el proceso, etc.”

 

  • Idea de la infancia como un objeto de protección

Esta idea provoca discriminación, ya que borrar la agencia del niño o niña como sujeto de derechos y su ya mencionado derecho a ser oído o escuchado. Como alternativa, la formadora propone conocer los derechos de la infancia.

 

  • El niño o niña es una futura persona adulta

Con ese estereotipo no damos importancia a la persona en el presente, dice Iraizoz. Las consecuencias son “el ninguneo, la toma de decisiones sin contar con su opinión. Hay que interesarse por sus necesidades, no anticiparlas”.

 

  • El niño o niña no está en una posición de igualdad

Se trata de otra idea preconcebida que hay que poner en cuestión: como recuerda la experta, un adulto no está en posición de igualdad con un niño o niña, sino que tiene determinadas responsabilidades, e ignorarlo puede generar situaciones de abuso de poder. Por ello, debemos “tomar conciencia de la desigualdad y crear espacios seguros”.

 

  • Por género

Estos sesgos nos llevan a atribuir capacidades, roles, prohibiciones y obligaciones a las mujeres y hombres de forma diferenciada. Incluye estereotipos como que del hombre se espera que sea fuerte, agresivo, seguro o que domine la esfera pública, mientras que la mujer sería tímida, sensible, sumisa, insegura y parte de la espera privada.

Para alguien que trabaja con infancia, una actitud discriminatoria puede ser asumir que los niños no lloran, ofrecer a niños y niñas juegos o juguetes diferenciados, recriminarle por no llevar un estilo de ropa o pelo “acorde a su género”, etc. “Cuando a un niño le decimos que ese pelo no le corresponde por ser niño o niña, le estamos haciendo daño”, advierte la experta, y añade que todos estos estereotipos nos pueden llevar a tomar decisiones sesgadas y a un trato discriminatorio.

 

  • Por procedencia

El niño o niña puede sufrir discriminación por su país de procedencia, su nacionalidad, el color de su piel y otros rasgos. La experta pone algunos ejemplos de sesgos que podemos haber interiorizado: entre otros, que una persona de otra nacionalidad pueda estar en situación irregular. Preguntar a un niño o niña si tiene papeles “reforzará su sensación de otredad, de no sentirse parte del grupo del que realmente son parte. Mejor, hacer preguntas sobre cuestiones generales”.

 

Ciertas preguntas “reforzarán su sensación de otredad, de no sentirse parte del grupo”

 

Además, asumir que un niño o niña de origen migratorio ha vivido violencia en su tránsito o que las personas migrantes están familiarizadas con la violencia tendrá como consecuencia que minimizaremos las situaciones de violencia y sus secuelas. Como alternativa, recomienda individualizar cada caso, preguntar a la persona qué le ha ocurrido.

Finalmente, otro sesgo extendido es asociar el origen migratorio con la violencia, lo cual creará una relación de desconfianza. “Los datos nos muestran que la violencia no entiende de nacionalidad”, dice Iraizoz.

 

  • Otros

Otros sesgos que sin quererlo podemos proyectar en los niños y niñas tienen que ver con su orientación sexual (por ejemplo, a través de preguntas sesgadas: cuando les preguntamos si tienen novio o novia asumiendo su orientación). También con otros aspectos, como su religión, su aspecto físico, o su personalidad: si un niño o niña es más tímido, se le tiende a prestar menos atención, por ejemplo. “Hay que crear un espacio seguro para que todo el mundo pueda expresarse”, indica la profesora.

 

“Hay que crear un espacio seguro para que todo el mundo pueda expresarse”

 

Finalmente, existen sesgos referentes a la situación socioeconómica. “Cuando asumimos que la violencia solo se da en casas de familias con situación económica desfavorable, por un lado las atendemos con más atención, pero por otro estamos desatendiendo a otros que también están sufriendo violencia”, dice la experta, que añade que la educación o dinero no son sinónimo de habilidades paternales o inteligencia emocional.

 

Herramientas contra la discriminación

 

Todos estos estereotipos que pueden hacer tanto daño a la infancia “nunca deben entenderse de forma aislada, todos se van entretejiendo”.

¿Cómo impedir que nos influyan a la hora de tomar decisiones? La experta propone seguir aprendiendo sobre ellos e identificarlos y no dar nada por sentado. También es importante conocer a la infancia. “Muchas veces recurrimos a los estereotipos por falta de información, la solución es recoger esa información”. Por ejemplo, si llega una niña que viene de Nigeria, vamos a aprender sobre Nigeria.

 

“Muchas veces recurrimos a los estereotipos por falta de información, la solución es recoger esa información”

 

Para ello, cree que es importante tener datos y rellenar los vacíos de conocimiento que tenemos. También, buscar aliados: “hablemos con nuestros compañeros de trabajo, familia… para que nos ayuden a identificar cosas. Si aparece un sesgo, anima a comentarlo, hablar con los niños y niñas…”

Por último, los propios niños y niñas son quienes mejor pueden romper los estereotipos que sufren; para ello, debemos dotarlos con los espacios y las herramientas necesarios para una participación en la que todos y todas tengan cabida. Una participación inclusiva que dé voz a todos y todas, sin barreras de ningún tipo, es el mejor arma contra la discriminación.

Vídeo completo de la formación:

 

*Las opiniones contenidas por las personas formadoras en sus sesiones no reflejan necesariamente las opiniones de UNICEF España

 

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