Fotografía: frank mckenna / Unsplash
- Analizamos todas las claves de la estrategia interna que permite prevenir el riesgo en cualquier actividad con la infancia o en el ámbito online
¿Es nuestro municipio realmente seguro y protector? ¿Sabemos qué hacer ante una situación de desprotección a un niño o niña? ¿Conocemos los circuitos que deben seguir los profesionales, la ciudadanía y la propia infancia?
Estas y otras muchas dudas pueden surgir en cualquier actividad en la que participen niños, niñas y adolescentes. Por eso las entidades locales y organizaciones de infancia cuentan con una aliada especial: la política de salvaguarda infantil, vinculada a la creación de entornos seguros y protectores para prevenir o reducir cualquier riesgo para los niños y niñas con los que entramos en contacto.
Sílvia Casanovas, responsable en políticas locales y participación de UNICEF España, ha ofrecido una formación para entender todas las claves de la salvaguarda infantil: desde el protocolo y su implementación hasta cómo crear entornos de protección en el todavía confuso ámbito digital.
Partes del vídeo:
- 5:11 Salvaguarda vs. protección
- 12:11 Objetivos, definición y alcance
- 16:34 Creación de un Comité de Garantía
- 20:16 Implementación
- 31:49 Protocolo de salvaguarda
- 36:58 Código de conducta
- 58:15 Uso de imágenes y comunicación
- 1:07:57 Ejemplo de ficha de actividades
- 1:10:56 Elaborar una política de salvaguarda paso a paso
La salvaguarda y la protección no son exactamente lo mismo. La protección es una acción individual y colectiva que hacemos para proteger a los niños y niñas cuando detectamos una forma de abuso o violencia. La salvaguarda, por otro lado, son las políticas internas para implementar una serie de procesos de trabajo a nivel interno para intentar evitar o reducir el riesgo de que se produzcan posibles vulneraciones contra la infancia.
“Cuando hablamos de salvaguarda nos referimos a procedimientos, prácticas y protocolos que involucran a todas las instituciones para prevenir las situaciones de abuso, violencia o desprotección contra niños, niñas y adolescentes”, explica Casanovas. “Hablamos de la estrategia interna que tenemos que diseñar y desarrollar e implementar para todas las personas que forman parte de la institución y trabajen con niños y niñas”.
Es decir, que los objetivos de la política de salvaguarda son:
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- Garantizar que el bienestar de los niños y niñas siga siendo primordial, considerando todos los aspectos de trabajo de la institución.
- Que todos los equipos sepan implementar la política de salvaguarda.
- Que todos los equipos sepan cómo responder de una manera adecuada en cualquier situación.
- Dotar de claridad sobre los procesos en caso de infringir la política de salvaguarda.
Algunas dudas sobre el protocolo
¿Quién puede notificar?
Todo el mundo: trabajadores/as, colaboradores (como el personal en prácticas o los voluntarios), etc.. También, los propios niños, niñas y adolescentes que participan en las actividades, o sus tutores legales.
¿Qué se debe notificar?
Cualquier situación en la que se tenga constancia que un trabajador o trabajadora ha incumplido el código de conducta. Es decir, cualquier situación que pueda generar duda. “Esto puede generar miedo”, dice Casanovas. “Hay que tomarlo con cautela y siempre en la clave de la prevención. Aquí lo importante es el interés superior del niño o niña y tenemos que ponerlos en el centro. Si todo el mundo tiene esta perspectiva nos convertimos en sujetos protectores. Somos una pieza para contribuir a generar un entorno seguro y protector”.
Se debe notificar cualquier situación en la que se tenga constancia que un trabajador o trabajadora ha incumplido el código de conducta
Código de conducta
Lo deben seguir todas las personas, independientemente de si hay contacto directo con niños y niñas. Entre los requisitos que debe tener en cuenta, algunos de ellos son:
- Anteponer interés superior del niño o la niña.
- Asegurar que la participación en las actividades es voluntaria.
- Garantizar que los procesos son respetuosos y adaptados a la edad, con lenguaje adaptado.
- Colaborar con cualquier investigación referente a una vulneración de derechos de infancia, informando a quien corresponda para seguir el itinerario adecuado.
- Respetar espacios interpersonales e íntimos de cada niño o niña:
“Si queremos fomentar estructuras seguras y protectoras deberíamos hacer un recorrido con los propios niños y niñas para que nos digan si se sienten o no seguros, y que las pautas para los adultos estén claras”, propone Casanovas.
- Dirigirse a los niños, niñas y adolescentes bajo una actitud constructiva, positiva y donde se les reconozca los logros.
- Mantener la privacidad de los datos e información de los niños y niñas.
- No desarrollar relaciones físicas o sexuales con un niño, niña o adolescente, comportarse de manera inadecuada o usar lenguaje o gestos inapropiados u ofensivos:
“Es importante relacionarnos con calidez, pero siempre desde el permiso”.
- No actuar de manera que pueda poner en peligro a un niño o niña, ni agredirlo física o psicológicamente.
- No quedar a solas o alejado con un niño o niña sin justificación profesional. Si la actividad implica pernocta, no permitir que un niño o niña pase la noche en la habitación con una persona adulta.
- No hacer cualquier acción por un niño o niña de naturaleza personal que puedan hacer por sí mismos:
“Si puede atarse los zapatos, no es necesario que lo hagamos nosotros”, pone como ejemplo.
- No establecer dinámicas basadas en el desequilibrio de poder.
- Velar por que entre los propios niños no haya comportamientos violentos:
“Ha sucedido que hay situaciones de bullying y el niño o la niña percibe que el profesor no está haciendo nada, es importante que puedan estar informados de los procesos que se llevan a cabo”, advierte Casanovas, y señala que es importante informar al niño o niña del proceso para que sepa que se está haciendo algo.
Comunicación, ámbito online y salvaguarda
Algunos de los aspectos del día a día que pueden generar más dudas son aquellos referidos a la imagen y la seguridad o privacidad de la infancia, por ejemplo en actividades y eventos o ante los medios de comunicación. La protección de la infancia en el mundo online suscita muchas dudas, especialmente ante la aparición de herramientas tan nuevas como la IA (inteligencia artificial), y requiere de unas pautas especiales de protección que garanticen la seguridad de los niños y niñas involucrados.
Algunas líneas que debemos respetar: utilizar un lenguaje e imágenes apropiadas y no manipuladas, no generalizar y atender a las particularidades. En las comunicaciones o las publicaciones en prensa, no publicamos los apellidos de niño o niña que participan en eventos para que no sean identificables: solo el nombre, edad y si forma parte de un consejo o centro educativo. “Así salvaguardamos su identidad. Los niños y niñas son sujetos de derechos, pero no debemos olvidar que son objetos de protección”, recuerda la especialista.
En cuanto a las fotografías o vídeos:
es necesario tener el consentimiento informado, y se recomienda dar prioridad a las imágenes grupales más que individuales. Tanto los fotógrafos como los periodistas deben estar adheridos al código de conducta y ser supervisados por alguien del equipo. En caso de entrevistas a niños o niñas, estarán acompañados por alguien de confianza. Se debe respetar su derecho a decir no y su derecho a la información.
Por último, otro aspecto muy importante es la protección de los niños y niñas en lo que ver con las nuevas tecnologías de la comunicación (redes sociales, reuniones online, etc.). Cómo protegerlos en el entorno online, cuyo uso se fomentó principalmente a partir de la pandemia, debe ser una de nuestras preocupaciones.
Debemos tener en cuenta la edad legal de conexión a las redes, informar del uso de la plataforma online y evitar la mensajería privada. Los chicos y chicas se identificarán solo con su nombre, con fondos neutros, y los facilitadores adultos no compartirán mails y redes sociales privadas
