- Poca flexibilidad laboral, jornada escolar excesiva y programas televisivos hasta la 1 de la mañana dificultan la conciliación
- “El debate sobre los horarios debería formar parte del debate político y social”
- “Se prolonga la jornada escolar para hacerla equivalente a la de los padres, y es un error”
La estadounidense Jessica D´entremont, madre de dos hijas, llegaba a casa tan cansada de trabajar que se le ocurrió un truco para que las pequeñas la dejaran un rato de ansiado descanso: les contó que sus pijamas eran luminiscentes y su batería se cargaría si ellas se tumbaban en el suelo y se quedaban quietas. Una anécdota que ha recibido atención mediática por lo ingeniosa, pero que a muchos incomoda. Silvia Álava, doctora en psicología, se pregunta por qué es preciso llegar a ese engaño frente a algo tan importante como es la educación de los niños y niñas: “¿En qué tipo de sociedad vivimos que necesitamos recurrir a esta estratagema porque llegamos tan, tan cansados, con las pilas tan bajitas, de nuestro trabajo?”, dice.
Álava y otros profesionales han hablado del impacto del horario en adultos, familias e infancia en el XIV Congreso nacional para Racionalizar los horarios españoles, celebrado el 13 de noviembre con el nombre “Uso de tiempo, conciliación y flexibilidad”. Que la conciliación entre vida personal y laboral sigue siendo uno de los principales retos de los españoles ha quedado claro en los datos que ha ofrecido el subdirector general de Familias del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Félix Barajas: “Prácticamente siete de cada 10 mujeres en España y seis de cada 10 hombres no disponen de ninguna flexibilidad en la fijación de su jornada de trabajo, y sólo un 13% manifiesta que puede adaptar su jornada dentro de ciertos límites”. De hecho las condiciones laborales son uno de los motivos por los que España sigue sintiéndose insatisfecha con los niveles de conciliación frente a la media Europea.
“La sociedad en la que vivimos sitúa al trabajo en el centro de la vida y deja al resto en los márgenes”, ha criticado Barajas. “Los demás aspectos, personal y familiar, tienen un espacio reducido, y mucho menos atendido de lo que debiera o desearíamos”. Para él, la falta de conciliación tiene efectos evidentes sobre la natalidad (se tienen menos hijos), sobre las relaciones familiares y de pareja y sobre la propia relación de los hijos, por las dificultades de atender y supervisar su cuidado.
Una responsabilidad de administraciones, empresas y familias
La racionalización de los horarios es un tema prioritario para José Luis Casero, presidente de ARHOE, la entidad que ha organizado el acto. Desde la organización trabajan para conseguir dicha racionalización a través de la promoción de buenas prácticas personales y de empresas, y entre otras cosas han presentado 15 medidas dirigidas a empresas con el fin de la mejora de la conciliación, entre las que se encuentran una mayor flexibilidad horaria de trabajo, intensificación de la jornada, mejora de los horarios escolares, fomento del teletrabajo, una aproximación a los horarios europeos e incentivos a las empresas que pongan en marcha planes de conciliación e igualdad.
Pero no solo las empresas tienen toda la responsabilidad: durante el encuentro se ha incidido en la necesidad de un trabajo conjunto entre empresas y la administración pública, pero también de las responsabilidades de centros educativos y de las propias familias, e incluso otros actores como los medios de comunicación. Un ejemplo es el de los horarios televisivos: “No es normal que la tele pública y las televisiones privadas terminen sus horarios de prime time a la 1 de la mañana”, ha dicho Casero, y ha ofrecido un dato: dos millones de niños de menos de 14 años ven televisión más allá de las 10.30 horas, y medio millón más allá de las 12 de la noche. “Estamos creando población cansada, niños cansados”, ha añadido.
El impacto de los horarios para la infancia
Ese ejemplo muestra cómo los horarios inadecuados tienen un fuerte impacto no sólo en la vida de los adultos, sino en la de niños, niñas y jóvenes. Para hablar de los horarios escolares, Nicolás Fernández, presidente de ANPE (Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza), ha abogado por hacer una reflexión sobre el tiempo que los niños y niñas pasan en los centros educativos: unas seis horas de presencia mínima al día, aunque hay muchos casos esta jornada es mayo, ya que algunas veces, por necesidades laborales de los que los padres, los niños y niñas llegan al centro educativo antes de la jornada escolar, y cuando esta termina permanecen en el comedor o en clases extraescolares, “hasta prolongar la jornada para hacerla equivalente a la jornada laboral de los padres”, ha dicho Fernández. “Esto desde el punto de vista educativo es un error”. Ha apuntado que parece que tenemos la necesidad de mantener a los niños y niñas ocupados, y que eso “va en detrimento de los hábitos de descanso, de salud… etc.”.
Para el docente todo esto se resume en que “el desarrollo de la vida familiar y personal está condicionado tanto por la jornada laboral de los mayores como por la jornada educativa”. Y ha puesto el ejemplo de los deberes, que, cree, deben servir para fomentar hábitos de responsabilidad y autonomía de los niños y niñas, pero deben ser adecuados, proporcionados y progresivos, y no deben ser iguales en todos los cursos: “En educación infantil no hacen falta deberes, no hay nada que reforzar”, ha puesto como ejemplo. “Los deberes no son ni para suplir las carencias del sistema educativo”, ha añadido, “sino únicamente para reforzar el aprendizaje”.
Fernández, por último, ha llamado a la colaboración de las administraciones para que favorezcan los horarios de los padres y madres para que estos puedan atender los requerimientos de profesores, y ha dicho que el debate sobre los horarios “debería formar parte del debate político y social tan importante como pueden ser las pensiones, las políticas fiscales y otros temas fundamentales”. “Una sociedad que no valora el horario de los niños, su tiempo lo hace irracional, está empujandoles a un futuro lleno de incertidumbre”, ha concluido.
Desde UNICEF España se ha lanzado la campaña #PorlaConciliaciónReal, para pedir al gobierno que asuma un compromiso real con esta cuestión con tres medidas concretas: una Ley de permisos de paternidad y maternidad iguales, obligatorios e intransferibles; la extensión de los permisos de maternidad a un mínimo de seis meses y, en tercer lugar, incentivos fiscales, bonificaciones y premios a las empresas que promueva medidas de conciliación familiar.