No sólo los niños y niñas representantes de los órganos de participación trabajaron durante el V Encuentro Estatal de Consejos de Participación Infantil, celebrado en mayo de 2018 en Oviedo: los equipos técnicos también han contado desde entonces con espacio propio para compartir cuestiones y metodologías.
El objetivo era establecer una serie de recomendaciones para los diferentes Consejos de Participación, basados en sus propias experiencias, y compartir los factores de éxito y las conclusiones de este trabajo que ha venido realizándose desde el encuentro. La idea era que se autogestionaran como grupos y que elaboraran sus propias propuestas. El resultado, se plasma en diferentes temáticas para la mejora de la participación infantil como la gestión de espacios comunes, los recursos disponibles, la visibilización o el empoderamiento, tal y como puede verse a continuación:
- Espacios comunes de organización y trabajo. Es importante que estos sean representativos, inclusivos y plurales, así como adaptados a la realidad local. Se propone considerar la diferenciación por edad de los niños, niñas y adolescentes (de 9 a 12 años, de 12 a 16 y más de 16 años), con actividades específicas para cada grupos de edad y actividades comunes a todos los participantes. Para fomentar que estos espacios sean inclusivos y representativos, se considera necesario analizar la diversidad y pluralidad existente en el municipio y que el propio consejo lo conformen niños, niñas y adolescentes que representen esa pluralidad, de tal forma que estos espacios sean ejemplos de inclusión.
- Visibilización de los consejos. Sobre este tema se han considerado aspectos como los canales
de comunicación y difusión de su labor en todos los ámbitos (familiar, escolar, redes sociales, etc.) o el tipo de campañas de sensibilización más adecuadas. Se propone realizar las campañas en el ámbito educativo, por internet (webs, redes sociales…) e incluso en el ámbito social, haciendo una llamada a “tomar las calles”: buzoneo, entrega de material divulgativo, actividades e información ofrecida en espacios públicos junto con entidades municipales organizadoras, etc.
- Monitoreo, seguimiento y rendición de cuentas. La reflexión ha girado entorno a como fomentar el análisis crítico y evaluación por parte de los propios niños, niñas y adolescentes, así como herramientas para poder hacerlo. Se considera fundamental la creación de un clima de confianza con metodologías activas, en el que se realizaran preguntas, debates, dinámicas para el análisis, role-playing, etc. El aprendizaje es el mejor resultado posible de los procesos de seguimiento y evaluación, y que “un grupo que aprende de los errores es un grupo que avanza”.
- Asignación de recursos y espacios para Consejos. Se ha centrado en la gestión de los recursos y presupuesto empleado en el desarrollo de los programas y actividades de participación. Un factor de éxito es contar con un espacio propio adaptado a las necesidades de los niños y niñas, es también fundamental el conocimiento por parte del Consejo de la partida presupuestaria que se tiene dispònible.
- Empoderamiento y autogestión. Los niños, niñas y adolescente deben disponer de los recursos para ejercitar su derecho a la participación, y para ello el plan de acción debe partir de la premisa que los adultos tengan un papel meramente dinamizador, dejando a los niños y niñas ser protagonistas de su propio proceso, que el adulto acompaña. El Consejo, debe ser un espacio de crecimiento en el que hacer ver a la infancia y adolescencia su papel dentro de la sociedad. Para ello cada actor debe asumir su responsabilidad: la parte técnica (profesionales/ educadores) debe mediar y hacer efectivas las propuestas de las chicas y chicos; la parte política debe escuchar y proporcionar los recursos técnicos y materiales necesarios para hacer efectivas sus propuestas, etc.