Música contra la pobreza y la exclusión social: nace la Red Música Social

26/10/2020 | Buenas prácticas, Derechos de la Infancia, Educación, Inclusión

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Fotografía: Jie Wang / Unsplash

 

  • Ocho entidades músico-sociales se unen para reducir las desigualdades en la infancia y juventud de la mano del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil
  • Se trata de un proyecto que persigue los objetivos de la Agenda 2030 y un espacio abierto a nuevas incorporaciones

 

¿Puede la música ser una herramienta contra la pobreza y la exclusión social en la infancia, especialmente en estos momentos de pandemia? Ocho entidades del tercer sector músico-social de cinco ciudades españolas creen que sí; por ello, han impulsado la creación de la Red Música Social, una iniciativa que pretende reivindicar el poder del aprendizaje musical colectivo como elemento de transformación social.

La red, que cuenta con el apoyo del Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil, ha sido impulsada por: Palau Vincles, el proyecto social del Palau de la Música Catalana; la Fundación Acción por la Música, DaLaNota, de la Asociación Plataforma REDOMI, y la Fundación VOCES, de Madrid; la Fundació Xamfrà, de Barcelona; la Asociación Orquesta Escuela, de Zaragoza; Músicos Solidarios Sin Fronteras, de Vitoria; y Etorkizuna Musikatan, de la Fundación Norai, de Bilbao.

“La música, la cultura, son herramientas muy eficaces para combatir la pobreza de la infancia y la exclusión social que conlleva”, ha dicho el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco, durante el discurso de inauguración de la Red Música Social. “Sabemos que los programas de intervención musicosocial funcionan, y que tienen beneficios que van mucho más allá del desarrollo artístico de las personas. Estos programas tienen el potencial de cambiar las trayectorias vitales de la infancia, en especial las de quienes parten con desventaja, precisamente porque inciden en dimensiones en las que la pobreza y la desigualdad dejan huella”.

 

La educación y la música: palancas de cambio contra la pobreza infantil

 

La pandemia por COVID-19 ha tenido consecuencias que han ido mucho más allá de lo meramente sanitario: tanto la crisis como las medidas impuestas para intentar paliarla han empeorado la situación de pobreza de millones de niños en todo el mundo, como ha señalado a directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. Un informe calcula que la cifra de niños que viven en la pobreza multidimensional en el planeta se ha disparado hasta los 1.200 millones debido a la pandemia.

En España la infancia no se ha librado de esta terrible tendencia: se calcula que 2,1 millones de niños se encuentran en situación de pobreza en el país y la situación ha empeorado debido a la pandemia. Pero, además, esta emergencia ha tenido un fuerte impacto psicológico en los niños, niñas y adolescentes: uno de cada cuatro niños han presentado durante la cuarentena síntomas depresivos o de ansiedad.

¿Cómo puede la música ayudar a revertir esta situación?

Anteriormente a la pandemia, muchas experiencias musicosociales por todo el mundo han demostrado que involucrarse en una banda musical tiene efectos positivos que pueden cambiar la trayectoria de vida de los niños y niñas: enseña responsabilidad, colaboración, habilidades de liderazgo y un propósito de cambio. Ahora, en en un momento en que la escolaridad presencial se ve amenazada y las actividades extraescolares suspendidas, debemos recordar que la educación es precisamente una palanca de cambio indispensable para que la infancia y juventud tengan las mismas oportunidades de desarrollo.

Los promotores de la Red Música Social señalan que esta iniciativa aspira a devolver al centro de los valores sociales la necesidad de una educación colectiva, integradora y generadora de transformación social y reivindica “el poder de la cultura y el aprendizaje musical colectivo como herramienta de transformación social”. Aprender música en grupo, defiende la Red, “favorece cambios con una especial incidencia en la infancia y la juventud, momento en que configuramos nuestro ser: mejora la capacidad intelectual del menor y las habilidades de pensamiento lógico y abstracto, cultiva la disciplina, fomenta la creatividad y el trabajo en equipo”.

Pero hay muchos otros motivos: “la creación de coros y orquestas en lugares referentes del barrio favorece el sentido de pertenencia y la identidad comunitaria, así como una participación consciente y activa”, añade desde su cuenta de Twitter la Fundación para la Acción Social por la Música, una de las entidades que forma el proyecto.

De hecho, el proyecto Red Música Social está alineado con los objetivos de la Agenda 2030, y ayudaría a cumplir los Objetivo de Desarrollo Sostenible de fin de la pobreza, salud y bienestar, educación de calidad, reducción de desigualdades y paz, justicia e instituciones.

 

Con mascarillas, ‘online’, en grupos reducidos… la música no para

 

La llegada de la crisis sanitaria impidió los ensayos presenciales, pero durante el confinamiento todas estas asociaciones músico-sociales decidieron no paralizar su trabajo, vencer obstáculos y adaptarse a las circunstancias. Entre los proyectos marcados por la situación de emergencia están las clases de música impartidas por canales digitales o los ecuentros musicales online, como los Conciertos Confinados de la Orquesta Escuela del Barrio.

 

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Niños y niñas ensayan desde sus casas durante la cuarentena en los “conciertos confinados”. Página web de la Orquesta Escuela del Barrio

 

En el post-confinamiento, el regreso presencial se ha dado con las medidas de seguridad, en grupos reducidos y en espacios abiertos. La Orquesta Escuela de Zaragoza explica en sus redes sociales cómo ha sido el retorno a las salas de ensayo: “Con geles. Con mascarillas. Con mamparas. Desinfectando. Midiendo las distancias mínimas. Marcando el suelo con flechas de colores. Con aforos reducidos. Reponiendo jabón y papel”. En verano los niños y niñas no han querido renunciar a sus campamentos y talleres, como el de la Fundación Voces y DalaNota en Madrid, o el taller musical de verano al aire libre de Etorkizuna Musikatan, en Bilbao.

 

 

Mantener estos proyectos músico-sociales tiene especial importancia en estos momentos: ahora más que nunca son necesarias estas iniciativas de empoderamiento de la infancia y transformación social. Un ejemplo es el proyecto Sin Límites de la madrileña Fundación para la Acción Social por la Música, con infancia y juventud en situación de vulnerabilidad social, cuyo objetivo es frenar la brecha educativa y digital generada por el estado de emergencia del COVID-19 en el madrileño barrio de Tetuán e implementar un sistema de apoyo educativo para todos los niños y niñas que, por su situación personal y familiar agravada por la crisis, no han podido alcanzar los objetivos pedagógicos del curso escolar. Todo ello demuestra que ninguna pandemia puede frenar la música y que, precisamente ahora, esta tiene un papel más necesario que nunca para la infancia.

 

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