- 7 claves para lograr una participación infantil significativa en tu municipio y algunas cuestiones prácticas para tener en cuenta al implementarla
Ninguno de los derechos de la infancia es más importante que los otros. Sin embargo, existe uno que permite a los niños y niñas el cumplimiento del resto: el derecho a la participación.
El derecho a la participación infantil y adolescente es uno de los principios rectores de la Convención sobre los Derechos del Niño.
“Cuanto más se aplique el derecho a la participación, cuanto más puedan expresarse los niños y niñas, de alguna manera podrán compartir mejor las situaciones de desprotección”, dice Sílvia Casanovas, responsable de políticas locales y participación de UNICEF España.
Ejercer este derecho supone para el niño o niña ser escuchado, expresar su punto de vista en los asuntos que le afectan y que sus propuestas sean tenidas en cuenta. Y no solo a nivel local, sino en todos los ámbitos.
Todo lo que un niño o niña gana cuando participa
Participar supone un factor fundamental de desarrollo para los más jóvenes, como ha explicado Casanovas en un seminario online ofrecido el pasado 13 de mayo.
Quienes ejercen este derecho “ganan capacidades democráticas, se relacionan con la comunidad desde otro punto de vista”. También adquieren habilidades de autonomía, resiliencia y comunicación.
“El fomento a la participación de niños y niñas genera habilidades comunitarias pero al mismo tiempo individuales”, añade Casanovas.
Participar es fundamental a nivel de mecanismos de gobernanza y habilidad democrática. “Si yo participo como representante estoy pensando no en mis propias necesidades y características, sino también en las de otros niños y niñas a los que puedo representar. De ese modo fomentamos elementos de tolerancia y democracia”, explica.
Las 7 claves de la participación infantil
La Observación General nº 12 del Comité de los Derechos del Niño, hace una serie de recomendaciones que explica Casanovas, de esta forma una participación significativa tiene que ser:
1. Transparente
Los niños y niñas deben tener toda la información del proceso, incluyendo en qué va a consistir o cómo van a poder acceder a él. También, para evitar la frustración, hay que explicarles que sus propuestas pueden llegar a buen término o no, o cuándo se les dará una respuesta, etc.
2. Voluntaria
Si bien participar es un derecho, su ejercicio debe ser voluntario: no puede obligarse a un niño o niña a participar. Lo ideal es que se involucren en el consejo por un tiempo, pero obviamente si quieren dejarlo pueden hacerlo.
“Debemos asegurarnos de dar a los niños y niñas que no llevan voz cantante el espacio para que den su opinión, pero sin obligarles, hay que buscar los mecanismos para ello”, dice Casanovas.
3. Respetuosa
Se debe tratar las opiniones de la infancia con el respeto adecuado, como se haría con una persona adulta. “Son interlocutores igualmente válidos”, apunta Casanovas. “No hay opiniones ni buenas ni malas, debemos escucharles y poder aportar. No quiere decir que todo vale, nos tenemos que basar en el marco de los derechos, pero todas las opiniones hay que tenerlas en cuenta”.
4. Pertinente
Que los chicos y chicas puedan recurrir a sus propias vivencias personales, su entorno, y que vean que las cuestiones que les planteamos tienen una finalidad. Por ejemplo, si les interesa especialmente el tema medioambiental, debemos “proporcionarles ejemplos prácticos que puedan encontrar en su día a día”.
5. Adaptada a la infancia
En varios aspectos:
- Espacios adaptados: por ejemplo, que los alcaldes o representantes políticos se acerquen a los espacios de la infancia.
- Metodología: adaptada por edades y también en el tipo de formato. Por ejemplo, si trabajamos con adolescentes podemos usar redes sociales.
- Lenguaje adaptado.
- Horarios. A veces habrá que adaptarlos para posibilitar el trabajo con niños y niñas, debido a que las administraciones públicas pueden tener un horario complicado.
- Estructuras que sean inclusivas para infancia con discapacidad, migrantes, en situación de desprotección, etc. “Es uno de los grandes retos de los consejos de participación. De qué manera incluimos a estos niños y niñas y hacemos que se sientan incluidos por el resto. Es importante para lograr la igualdad de oportunidades”, opina Casanovas.
6. Con formación específica
Esta formación y sensibilización en clave de derechos debe ir dirigida a la infancia, pero también a todo el personal adulto que trabaje con ella.
7. Con rendición de cuentas
La rendición de cuentas es uno de los elementos clave para que la participación no sea meramente simbólica. Por ejemplo, ante una propuesta hecha por la infancia, es crucial dar una respuesta, informar de cuánto tiempo va a tardar, de si podrá llevarse a cabo o no y la razón, etc.
3 tipos de participación:
- Participación consultiva. Por ejemplo, cuando se pide a los niños y niñas opinión sobre un plan de infancia, una encuesta, etc.
- Participación colaborativa. Equipos mixtos de niños y personal adulto, donde se comparten responsabilidades y roles. Puede llevarse a cabo con algún proyecto en concreto.
- Participación propia de la infancia, liderada por ella, por ejemplo mediante mecanismos de autogestión.
Cuestiones prácticas para tener en cuenta en el proceso de participación
Helena Serrano, especialista en participación infantil y adolescente de UNICEF España, ha dado algunas recomendaciones, basadas en la experiencia de la iniciativa de Ciudades Amigas de la Infancia, para poner en marcha los procesos participación a nivel local:
- Que haya un compromiso político y recursos para que la participación sea sostenible en el tiempo.
- Contar con un equipo técnico que dinamice y acompañe a los niños y niñas. Pueden ser técnicos municipales o empresas dinamizadoras externas.
- Tener identificados lo actores clave que nos van a ayudar en el municipio a la puesta en marcha: centros educativos, asociaciones que trabajan con infancia, etc.
- Difusión entre los niños, niñas y adolescentes para que conozcan el grupo de participación y sus funciones y puedan presentarse. Puede realizarse en centros educativos, y hacerse con lenguaje adaptado y a través de sus canales (redes sociales). “Tenemos que asegurarnos de que todos han recibido la información”.
- Lanzar una convocatoria para que niños y niñas se sumen a formar parte del consejo, a poder ser todos los niños y niñas que sea posible.
- Elaborar una hoja de ruta con los pasos a seguir.
- Incorporar a chicos y chicas que ayuden a la creación del órgano desde el principio. Por ejemplo, aquellos con 18 años que no quieren desvincularse de los procesos de participación.
- Aspectos de protección para el personal que trabaja con infancia (autorizaciones, certificados de delitos sexuales, cesión derechos de imagen para las actividades públicas, etc.)
- A la hora de empezar a reunirse con el órgano hay que tener en cuenta cuestiones como el lugar de reunión, el horario, el día, con qué frecuencia, etc.
- Que existan canales abiertos para que los chicos y chicas que no estén en el consejo puedan hacerles llegar sus ideas para que las trasladen al gobierno local.
- Reuniones de feedback (o retroalimentación, devolución, que los miembros del consejo sepan qué se está haciendo con sus propuestas. “La rendición de cuentas es fundamental porque muchas veces los niños y niñas ven que su participación no sirve para nada y decaen”, dice Serrano.
- Medición del impacto. Desde Ciudades Amigas de la Infancia estamos trabajando para crear indicadores que ayuden a medir el impacto de la participación infantil en los municipios, y también una encuesta para valorar el conocimiento de los niños y niñas en materia de derechos de infancia.
- Herramientas y materiales para implementar la participación infantil a nivel local
- Vídeo de toda la sesión