Podríamos contarlo de otro modo, pero la realidad apunta a una evidencia: los jóvenes habitan las ciudades desde la desigualdad.
“Los jóvenes se encuentran entre los grupos de población que no disfrutan igual de la prosperidad que se genera en las ciudades donde habitan. Por lo tanto, no es suficiente que las ciudades sean motores de crecimiento sino que deben funcionar también como agentes de cambio para lograr una mayor prosperidad para todos”.
Uno de los retos principales, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, es la conexión entre el paro juvenil y la exclusión social. El organismo llevó a cabo una investigación que sugiere que esta relación puede conducir inevitablemente a la inestabilidad política y social, algo que también remarcaba el Informe Mundial sobre Juventud Urbana en su última edición, de 2013, al apuntar a la “relación entre los disturbios civiles, las revueltas populares y la falta de oportunidades entre los jóvenes para participar plenamente en la toma de decisiones que da forma a sus vidas”.. Según el Banco mundial, 262 millones de jóvenes son económicamente inactivos, la mayoría de los cuales viven en ciudades, haciendo que la juventud tenga un papel más importante dentro del desarrollo urbano y en la economía de los países.
Uno de los documentos temáticos sobre Ciudades Inclusivas que se están preparando de cara a la celebración de Habitat III , la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible que tendrá lugar en la ciudad de Quito (Ecuador) en octubre 2016, menciona que, teniendo en cuenta esta negativa realidad dentro del desarrollo y la planificación urbana, se deben promocionar estrategias que involucren a la juventud para asegurar así su incorporación en la sociedad en términos de elementos urbanos (construcción) y capacidades (formación). Del mismo modo, la juventud debería involucrarse a través de una educación de calidad y el desarrollo de habilidades, creando una conexión entre las necesidades de las ciudades y los programas académicos. También es importante poner el foco en elementos que conectan desarrollo económico con acceso a una educación de calidad y a espacios recreativos.
El mismo documento destaca la inclusión social de la juventud en el desarrollo urbano y reconoce a la planificación espacial enfocada a la inclusión como uno de los principales factores. Así mismo esta planificación debe ir acompañada de una innovadora forma de proyectar las ciudades donde se fomente la participación de los diferentes sectores de la sociedad, incluyendo a las juventudes diversas.
Debido a que esta planificación debe establecer un vínculo entre el uso de suelo y accesibilidad, toma mayor importancia la creación de espacios donde la población joven contribuya a la prosperidad de las ciudades. Además, es fundamental que la provisión de servicios básicos estén enfocados a las necesidades de esas juventudes, donde los servicios de salud, educación y recreación son indispensables9. Así mismo, debe considerarse el acceso a empleos dignos, una vez tengan edad suficiente para sumergirse en el mundo laboral. Con este objetivo, el acceso a la educación de calidad desde la niñez es fundamental para garantizar una transición gradual entre la vida estudiantil y la laboral. En materia físico-espacial esto se ve reflejado en centros educativos y espacios recreativos de calidad y que garanticen el acceso de toda la población.
Al generar equidad social se garantizan ambientes óptimos donde la juventud se sienta parte de las ciudades. Aunque queda mucho camino por recorrer, a nivel mundial los gobiernos están reconociendo cada vez más el rol de la juventud dentro del desarrollo urbano y la importancia de su participación en la toma de decisiones.