En el marco del 60 aniversario del nacimiento de la UE, es momento de hacer un balance de lo que ha supuesto en el ámbito de los derechos de infancia el proyecto de integración europea
Hace 60 años, en la capital italiana, con la firma del Tratado de Roma nacía la primera de una serie de instituciones supranacionales que daría lugar a lo que es hoy la Unión Europea. Siete años antes, en París, el canciller francés Robert Schuman había propuesto la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, primer embrión de la futura UE.
En recuerdo de la Declaración que lleva su nombre, pronunciada el 9 de mayo de 1950, cada año a mediados de mayo las instituciones de la UE abren sus puertas a la ciudadanía y organizan todo tipo de actividades para difundir su labor. Muchas de estas acciones para dar a conocer los entresijos del proyecto de construcción europea están dirigidas a los niños y niñas, alejados el resto del año de los espacios donde se toman las decisiones en muchos asuntos que les afectan.
No obstante, ahora que varias crisis simultáneas amenazan pilares fundamentales de la UE —el euro, la libertad de movimientos, la idea de construir “una unión cada vez más estrecha”— y crece la incertidumbre sobre el futuro, es momento de poner en valor lo que Europa ha hecho por la infancia.
Según la secretaria general de Eurcochild, Jana Hainsworth, no se deben subestimar los avances de la UE en materia de derechos humanos y desarrollo social. “Desde la formalización de los derechos de infancia en virtud de la legislación europea hasta la prestación de servicios que han mejorado directamente su vida, los niños en Europa están en mejor situación gracias al trabajo colectivo de las diferentes instituciones y personas que forman parte de la Unión”.
Aunque la UE como tal no es signataria de la Convención sobre los Derechos del Niño, la protección de los derechos de la infancia quedó incluida como uno de los objetivos de la UE con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Y a pesar de que algunos derechos vitales en el marco del programa CAI, como el del juego, pocas veces figura de forma explícita en los documentos oficiales, la UE actúa de diferentes maneras en múltiples ámbitos que afectan a niños y jóvenes como educación, bienestar y pobreza, inmigración y asilo, medios de comunicación e Internet, violencia y acoso escolar, etc.
Muchas luces
En un artículo reciente, Hainsworth concretaba algunos de los ámbitos en los que la UE ha sido buena para los niños. Por ejemplo, en cuanto al reconocimiento de derechos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, en el año 2000, la denominada Constitución Europea, en 2004 y, finalmente, el Tratado de Lisboa en 2009 reconocen a los niños como titulares de derechos independientes y autónomos. Además, recuerda la experta de Eurochild, los derechos de infancia figuran entre las prioridades fundamentales de la Agencia de los Derechos Fundamentales, el organismo que proporciona asesoramiento empírico en materia de derechos fundamentales a los responsables de la toma de decisiones nacionales y en el ámbito de la Unión.
Los derechos de los niños, asegura Hainsworth, están cada vez más presentes en las políticas europeas. En paralelo a la labor que realiza la UE a favor de los derechos de los niños en otros lugares del mundo, la Comisión Europea desarrolló en 2006 una estrategia para hacer realidad en su propio territorio los derechos de la infancia y más tarde una Agenda en pro de los Derechos del Niño.
Esta perspectiva a favor de los derechos de infancia se incorpora de manera transversal al trabajo de la Comisión Europea, dice Hainsworth, gracias a la existencia de un coordinador específico, y además está respaldada por una dirección general que proporciona recursos a las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con niños en toda Europa.
Erradicación de la pobreza
La erradicación de la pobreza infantil es otra de las prioridades para la UE. En su artículo Hainsworth dice que, si bien existen una obligación jurídica y objetivos específicos para acabar con la pobreza infantil, la Recomendación de 2013 sobre “Invertir en la infancia” ofrece a los Estados miembros todas las pautas para abordar el problema la pobreza infantil.
En cuanto a la sociedad de la información y las nuevas tecnologías, la UE contribuye a crear un entorno en la red más seguro para los niños. Con la Estrategia europea en favor de una Internet más adecuada para los niños, desde Bruselas se ha buscado sensibilizar a los más jóvenes sobre las oportunidades y los riesgos de Internet. El combate contra la distribución de imágenes de abusos sexuales a menores también está destinado a lograr un entorno en línea apropiado para la infancia.
Alguna sombra
Aunque en estos 60 años el balance de la labor impulsada desde las instituciones europeas en favor de los derechos de infancia ha sido muy positivo, los expertos consideran que Europa puede hacer mucho más por el bienestar de los niños en ámbitos como la participación infantil o las políticas migratorias y de asilo.
En materia de participación, Jana Hainsworth exhorta a los líderes europeos a mantener los derechos de infancia en el centro de su visión para el futuro de la UE. Una petición que los protagonistas habían realizado con anterioridad. Durante la elaboración de la Agenda en pro de los Derechos del Niño, la Comisión preguntó a chicos y chicas de los 27 socios europeos cómo veían sus propios derechos. En sus respuestas, los menores reclamaron su derecho a participar activamente en las decisiones que les afecten y a sentir que se respetan sus opiniones.
En este sentido, Hainsworth espera que el próximo Pilar Europeo de los Derechos Sociales sirva para reforzar la inclusión social y ponga un mayor énfasis en la democracia participativa para involucrar a niños de todas las edades y orígenes. El futuro de Europa, destaca en su artículo, “no puede definirse sin tener en cuenta a quienes lo vivirán y finalmente lo impulsarán”.
Niños refugiados y migrantes
A pesar de la escasa presencia de los niños y jóvenes en la toma de decisiones, la sombra de la política europea con los niños refugiados y migrantes es mucho más alargada. Sara Collantes, especialista en políticas de infancia de UNICEF España, recuerda que “existen normas europeas que incluyen mecanismos de protección a estos niños, sobre todo en relación con los que llegan solos, y con los niños y niñas víctimas de trata, pero quedan muchas lagunas por colmar”.
Según afirma esta experta, “la Unión Europea tiene que definirse y garantizar una protección sin fisuras a todos los niños migrantes y refugiados sin excepción”. Su situación, señala Hainsworth, “no puede ser ignorada si la UE se considera a sí misma como una fuerza a favor de la infancia.
Sin embargo, advierte Collantes, “como ocurre a nivel nacional, existen contradicciones entre las políticas migratorias y las políticas de infancia. Esto explica que, con pocas semanas de diferencia, hayamos conocido una Recomendación Europea apelando a acelerar las expulsiones y recurrir a las detenciones de migrantes (sin excluir expresamente a los niños) y una Comunicación de la Comisión estableciendo unas guías para que los Estados protejan a los niños migrantes”.
La especialista de UNICEF España considera que estas contradicciones tienen que eliminarse “porque los objetivos de control y gestión migratorio tienen como techo los derechos humanos. El proyecto europeo está fundado en este postulado, aunque, cuando se trata de niños migrantes, esto siga sin ser una realidad”.
Por su parte, la secretaria general de Eurochild considera que la reciente Comunicación de la Comisión sobre los derechos de los niños en proceso de migración “es un paso en la dirección correcta, pero la Unión Europea puede y debe hacer más para que los gobiernos tengan en cuenta sus obligaciones en materia de derechos humanos”. Los derechos de los niños, sostiene, son “algo más que una ‘cosa bonita’, son la base de nuestra futura sostenibilidad y prosperidad”.
“La Unión Europea tiene delante,” concluye Sara Collantes, “la oportunidad de conseguir el más alto nivel de protección para los niños refugiados, ya que en este momento está en revisión el sistema común de asilo. Desde nuestro punto de vista, esta reforma sólo podrá considerarse exitosa si consigue reunificaciones familiares más rápidas y si los niños empiezan a confiar más en las autoridades europeas de asilo que en los traficantes de personas”.