La Asociación Internacional de Ciudades Educadoras reúne a gobiernos locales de todo el mundo atraídos por un compromiso común: hacer realidad los principios recogidos en la Carta de Ciudades Educadoras, documento fundacional nacido en 1990 en Barcelona que se nutre de la Declaración Universal de DDHH y de la Convención sobre los Derechos del Niño, entre otros tratados.
Con independencia de sus competencias administrativas, cualquier gobierno local que asuma este compromiso puede engrosar las filas de un movimiento que agrupa a 500 ciudades de más de 30 países. En España, casi 200 localidades se han sumado a esta iniciativa a través de la Red Estatal de Ciudades Educadoras, coordinada por periodos de dos años por ciudades alternas. La última en hacerlo ha sido Lleida, cuya gestión al frente de este organismo se ha saldado con el XIII Encuentro de la Red Estatal, celebrado recientemente con el objetivo de “Repensar la ciudad”. Joan Ballesté, responsable de la Sección Socieducativa del Ayuntamiento de Lleida, explica en esta entrevista lo que implica ser una ciudad educadora y cómo se preparan para formar a la ciudadanía del presente y del futuro.
—¿Qué es una Ciudad Educadora y cuál es su misión?
La Ciudad Educadora es aquella que apuesta por la educación como instrumento de transformación social, movilizando y articulando el número máximo de agentes educativos que intervienen en el territorio. Es una ciudad donde la educación es considerada como elemento principal para hacer realidad otros derechos fundamentales y, por lo tanto, como motor de desarrollo humano, social y económico de las personas y las comunidades que la conforman.
Implica el compromiso con un modelo de ciudad basado en los principios de inclusión, igualdad de oportunidades, justicia social, democracia participativa, convivencia entre diferentes culturas, planificación de una ciudad accesible, interconectada… principios todos ellos recogidos en la Carta de Ciudades Educadoras.
—¿Qué aspectos de esta Carta priorizaría como imprescindibles para convertirse en ciudad educadora?
Pienso que pueden resumirse en el principio 1 de la Carta de las Ciudades Educadoras:
“Todos los habitantes de una ciudad tendrán el derecho a disfrutar, en condiciones de libertad e igualdad, de los medios y oportunidades de formación, entretenimiento y desarrollo personal que la misma ofrece. El derecho a la ciudad educadora se propone como una extensión del derecho fundamental de todas las personas a la educación. La ciudad educadora renueva permanentemente su compromiso con la formación de sus habitantes a lo largo de la vida en los más diversos aspectos. Y para que ello sea posible, deberá tener en cuenta todos los grupos, con sus necesidades particulares.”
—¿Qué diferencia a las ciudades educadoras de las que no lo son?
Partiendo de la idea de que todas las ciudades “siempre son educadoras”, la diferencia fundamental seria la paulatina toma de conciencia que los gobiernos locales hacen de su papel en el desarrollo y transformación de las mismas.
No se puede decir que una ciudad “no es educadora”. Conviene, por tanto, ampliar el número de ciudades que son conscientes de su papel educador. Para ello, es preciso aunar sinergias entre las distintas redes para que este concepto se extienda, ya que en definitiva todos y todas nos beneficiamos de ello, y por supuesto los niños y las niñas.
—Teniendo en cuenta que en España los municipios carecen de competencias educativas, ¿cómo consiguen las localidades españolas cumplir con los objetivos incluidos en la Carta de Ciudades Educadoras?
Los gobiernos locales sitúan la educación como eje central de su proyecto político. Esto supone que las diferentes políticas y actuaciones que se proponen desde la municipalidad transmitan y eduquen en unos valores determinados.
En definitiva, asegurando los principios básicos que recoge la propia Carta de Ciudades Educadoras. Así pues, la municipalidad deberá garantizar el propio derecho a ser ciudad educadora, el compromiso de la misma a saber encontrar, preservar y presentar su propia y compleja identidad y, además, ofrecer un servicio integral de las personas
—¿Cómo ve el futuro de la red al contar ya con 500 ciudades educadoras?
A escala global tenemos retos importantes, más de la mitad de la población vive en las ciudades y esta tendencia va en aumento. Si bien las ciudades son un espacio de oportunidades, también son lugares donde se producen fenómenos y factores que son deseducadores. El número de ciudades que forman parte de la red va creciendo paulatinamente, lo que supone que la gobernanza local va asumiendo este modelo de redes locales de agentes educativos como instrumento para incidir en la cohesión social, la convivencia, el desarrollo sostenible… sumando el esfuerzo de la sociedad civil para construir ciudades mejores, comprometidas con la ciudadanía activa, y que no dejen a nadie al margen.
¿Qué retos afronta una ciudad educadora?
De acuerdo con la idea que la diversidad es inherente a las ciudades actuales y que se prevé un incremento aún mayor en el futuro, uno de los retos de la ciudad educadora ha de ser el hecho de promover el equilibrio y la armonía entre identidad y diversidad, siempre contando con las comunidades que la integran, sus derechos y también con el reconocimiento de identidad cultural.
—¿De qué manera contribuye una Ciudad Educadora a mejorar las condiciones de vida de la infancia?
La familia y la escuela son los primeros agentes de socialización y educación de los niños y las niñas. La ciudad educadora no sólo reconoce su importante función, sino que además busca convertir la ciudad en una gran aula, donde puedan aprender de sus monumentos, de sus museos, de sus parques, de sus instituciones, de sus calles y plazas, así como de las otras personas que viven y/o trabajan en la ciudad.
Una ciudad educadora pretende potenciar espacios urbanos como espacios educadores, donde además de facilitar el acceso a conocimientos y saberes, se transmitan valores y actitudes a los niños y las niñas en su primera etapa de socialización. En definitiva, formar unos ciudadanos y ciudadanas que sean capaces de afrontar los retos del siglo XXI.
Repensar la ciudad
Durante los dos últimos años, explica Ballesté, Lleida ha sido la encargada de coordinar las reuniones, los talleres y los trabajos que los municipios integrantes de la Red Estatal han hecho en torno al mundo educativo. En este tiempo, recuerda el experto, la ciudad catalana ha buscado “reforzar el papel de los municipios como agentes educativos y sociales en todos los ámbitos de gestión y de decisión política; impulsar y promover la red promoviendo acciones y líneas de trabajo conjuntas; establecer relaciones con otras instituciones y difundir la opinión de la red en todos los ámbitos de gestión autonómica y nacional”.
Bajo la coordinación leridana, las ciudades han trabajado en siete redes temáticas, cada una de ellas coordinadas por diferentes localidades. Desde la prevención del absentismo y el acoso escolar hasta la formación artística para la cohesión social, pasando por la búsqueda de un modelo turístico responsable, el impulso a la participación directa de las familias de las familias, el combate a la desigualdad o la apuesta por la formación profesional, más de 60 ciudades han participado en alguna o varias de estas redes temáticas. “El compromiso y el grado de cumplimiento mostrado por las ciudades integrantes en los diferentes trabajos acordados en las sesiones celebradas ha sido muy alto y satisfactorio”, asegura Ballesté. Todo este esfuerzo será publicado en una colección que los ayuntamientos recibirán en las próximas fechas.
Como punto culminante a esa labor de coordinación, Lleida ha acogido recientemente el XIII Encuentro de la Red Estatal de Ciudades Educadoras. Bajo el lema “Repensar la ciudad”, 86 ciudades con 287 delegados estuvieron presentes en las diferentes mesas redondas para conocer un total de 47 experiencias presentadas, agrupadas en las siete redes temáticas que se han trabajado a lo largo de esto 2 años
De los diferentes espacios de diálogo generados durante el encuentro, Joan Ballesté destaca dos ideas: por un lado, “la necesidad de incorporar la mirada de la infancia en nuestras ciudades, en ellas los niños y las niñas aprenden a ser, pero también han de aprender a ‘tomar parte’”. Asimismo, “si entendemos la educación como motor de cambio en nuestras ciudades, hemos de pensar también que cuando pensemos en la transformación de las ciudades también serán un motor de cambio en la educación. Las ciudades SIEMPRE son ‘ciudades educadoras’”.
Una de las sesiones del encuentro estaba dedicada a la mirada de la infancia en las ciudades. ¿Cómo se incorpora la perspectiva infantil en las ciudades? “A través del Plenari dels Infants i Adolescents, los niños, niñas y jóvenes aportan su visión de la ciudad, expresando sus opiniones y presentando sus propuestas de mejora”, afirma Ballesté. Fomentando la participación infantil, la ciudad dispone de una visión inclusiva, dando cabida a toda la ciudadanía. “Dar protagonismo a la infancia permite que los niños y las niñas se impliquen y formen parte activa de la ciudad y al mismo tiempo permite que, desde la ciudad, se valore y reconozca sus aportaciones”. Además, desde El Plenari también se participa en el Consejo Asesor de la Infancia, “aportación muy valorada por los integrantes del mismo”, concluye el responsable del área Socieducativa.