La cuarta entrega de la serie “Ciudades y niños” aborda los procesos colaborativos entre múltiples actores urbanos en Canadá dirigidos a hacer de las ciudades auténticos espacios amigables para la infancia
Según el sociólogo y urbanista belga Sven de Visscher, para considerarse adecuada para la infancia una ciudad debe reconocer a todos los niños como ciudadanos, garantizarles la igualdad de oportunidades, involucrarles en la investigación cotidiana de la vida urbana y conectar sus espacios vitales con el resto de la ciudad. La ciudad de los niños, considera de Visscher, es el resultado de un proceso de aprendizaje continuo, compartido y abierto entre los diferentes actores urbanos.
Al oeste de Canadá, en la ciudad de Vancouver, encontramos un ejemplo de este proceso de aprendizaje compartido: en el denominado River District, un nuevo desarrollo urbano en la orilla del río Fraser que atraviesa la ciudad, gobiernos locales, organizaciones de la sociedad civil sin ánimo de lucro y empresas del sector privado están trabajando conjuntamente para crear una ciudad amigable para la infancia.
El Plan de Desarrollo Oficial para el River District fue aprobado tras un proceso de consultas comunitarias que se extendió durante 10 años. Desde el principio, el promotor inmobiliario, el gobierno y la comunidad local trabajaron con el objetivo común de crear un espacio adecuado para las familias con hijos. Gracias a esta colaboración y al compromiso adquirido por la Administración, el Plan contempla que el 35% de las unidades habitacionales sean adecuadas para familias con niños.
Conocido antiguamente como East Fraserlands, el proceso de planificación y desarrollo del River District ha sido reconocido con múltiples premios a nivel local, nacional e internacional. Más allá de las viviendas que alojarán a cerca de 15.000 personas, el nuevo distrito contará con más de 10 hectáreas de parques y revitalizará la orilla del río con senderos, carriles bici, etc. También habrá escuelas, guarderías y el número suficiente negocios locales para garantizar el acceso a pie a todos los servicios básicos. Además, hace cinco años se creo el Centro Comunitario de River District, eje intergeneracional de la vida comunitaria y el mayor exponente de este proceso cooperativo entre múltiples actores urbanos.
Toronto: permiso para jugar
Casi en el otro extremo del país, en la provincia de Ontario, la colaboración entre la sociedad civil y el ayuntamiento permitirá a los ciudadanos de Toronto transformar las calles en espacios de juego para niños y niñas.
Fruto de este proceso colaborativo entre distintos actores urbanos, la ciudad de Toronto pondrá en marcha a partir de mayo un proyecto piloto que permitirá a los residentes solicitar el cierre parcial o total al tráfico, de forma temporal, de algunas de las avenidas que cruzan sus barrios.
El proyecto StreetPlay, inspirado en la iniciativa puesta en marcha en Londres hace más de una década y que en 2012 fue impulsada por Michelle Obama en Estados Unidos, surge ahora en Toronto en respuesta a un polémico ordenamiento que prohíbe a los niños jugar en las calles. Según esta ordenanza, colocar una portería de hockey o una canasta de baloncesto en la calle estaría penado con una multa de 90 dólares.
La iniciativa es resultado de la asociación entre el gobierno local y la asociación Earth Day Canada y su implementación tendrá una primera fase piloto entre mayo y octubre que permitirá el cierre paulatino de entre 6 y 8 calles. Los vecinos podrán decidir la periodicidad y el alcance de la medida.
Deb Doncaster, presidente de Earth Day Canada, explicaba hace unos días a la prensa local que la gentrificación urbana ha disminuido los espacios públicos para el esparcimiento infantil al aire libre. “Cuando era niño podía recorrer 10 kilómetros sin que mis padres se preocuparan”, declaró. “Hoy, la distancia de esparcimiento para un niño de 10 años es de sólo 250 metros”.