- ¿Es una utopía imaginar pueblos y ciudades sin siniestralidad vial? Estas son algunas medidas eficaces para reducir la mortalidad en carretera.
En Europa, tenemos una noticia que celebrar: las muertes en carreteras cayeron un 3% en 2024 según estimaciones preliminares de la Comisión Europea. En los últimos cinco años, la siniestralidad vial disminuyó ligeramente en lugares como Grecia, Francia, Italia y España (país que tuvo un 4% menos de víctimas mortales en carretera que en 2023).
Los datos disponibles para 2023 muestran, además, factores y perfiles de riesgo: en Europa, las carreteras rurales siguen siendo las más peligrosas, con el 52% de las víctimas mortales de tráfico frente al 38% de las zonas urbanas y el 9% en las autopistas. Dentro de las zonas urbanas, los usuarios vulnerables de la vía (como peatones o ciclistas) representan casi el 70% de las víctimas mortales totales.
El coche ocupa casi el 70% del espacio público urbano, aunque está parado el 90% del tiempo
La iniciativa Vision Zero es una de las responsables de esta buena tendencia. Nacido en Suecia en los años 90, este enfoque parte de una premisa: las muertes y lesiones en carretera no son inevitables. Su objetivo es eliminar todas las víctimas mortales de tráfico y lesiones graves, pero va más allá: también busca fomentar una movilidad más equitativa y saludable para todos los usuarios. Está ganando terreno en todo el mundo por su efectividad.
Vision Zero parte de una premisa: las muertes y lesiones en carretera son evitables
Sin embargo, aunque la tendencia es buena, el progreso es demasiado lento como advierten desde la Comisión Europea.
¿Es una utopía imaginar una ciudad sin accidentes de coche? En realidad, ya existen medidas que se han demostrado muy eficaces para prevenir las muertes en carretera y avanzar hacia un modelo de movilidad más seguro y sostenible. Repasamos seis de ellas:
1. Reducción de la velocidad
La velocidad es uno de los factores más determinantes tanto en la ocurrencia como en la gravedad de los accidentes. Disminuir los límites de velocidad en áreas urbanas ha demostrado ser la medida más inmediata para reducir la siniestralidad:
- En España, la reducción de velocidad ha resultado exitosa tanto en carreteras convencionales (donde las muertes en carretera han disminuido un 6% después de cinco años con límite a 90 km/h) como en vías urbanas.
- Santa Rosa (California) implementó cambios en el diseño de calles y redujo los límites de velocidad como parte de su plan Visión Cero, con resultados inmediatos en la reducción de colisiones graves y mortales. Separar físicamente a los distintos tipos de usuarios y rediseñar intersecciones han sido claves en su estrategia.
- Helsinki, en el marco de la iniciativa Visión Cero, también redujo sistemáticamente los límites de velocidad en el núcleo urbano. Durante la década de 1960 la ciudad tuvo 40 muertes anuales de peatones en el tráfico, cifra que en la actualidad han reducido a cero.

Cambios en los límites de velocidad en Helsinki, 1973-2004. Fuente: Ciudad de Helsinki
2. Espacio para la bicicleta
La bicicleta es uno de los métodos de desplazamiento más sostenibles, y fomentarla transforma nuestros pueblos y ciudades en lugares más equitativos y saludables para todas las edades. En ocasiones, las medidas son añadir carriles bici, aunque hay expertos que señalan que en una ciudad en la que el tráfico sea calmado la bicicleta es un elemento de calmado más, ya que ralentiza el tráfico.
- En 2017, varias ciudades de Estados Unidos aumentaron sus carriles bici, logrando reducir los accidentes. Entre los ejemplos está Chicago, que construyó un 167% más de carriles bici y vio reducir la tasa de accidentes un 54% y las muertes y lesiones un 60%.
- Estocolmo, pionera con el modelo Vision Zero, ha implementado carriles exclusivos para bicicletas, control estricto de velocidad y sistemas avanzados de gestión del tráfico.
3. Caminabilidad y diseño urbano centrado en las personas
Las medidas a largo plazo deben incluir el rediseño del espacio urbano orientado a priorizar a peatones y ciclistas sobre el tráfico motorizado. La ‘caminabilidad‘ (cómo de amigables son los espacios públicos para el desplazamiento a pie) fomenta que las personas caminen y desincentiva el vehículo motorizado, disminuyendo los accidentes.
Algunos ejemplos:
- Noruega adoptó la Visión Cero a nivel nacional en 1999. Desde entonces, las víctimas mortales en las carreteras han caído un 75%. Entre las ciudades destaca Oslo, donde la iniciativa Bilfritt Byliv (“ciudad libre de coches”) eliminó estacionamientos en el centro, amplió zonas peatonales y redujo la velocidad. En 2019, la ciudad registró solo una víctima mortal en accidentes de tráfico, sin ningún peatón ni ciclista fallecido.

Personas muertas o heridas gravemente en accidentes de tráfico por cada 100.000 residentes en Noruega de 1946 a 2019. Fuente: Estadística Noruega (2020a)
4. Iniciativas locales y políticas integrales
España también ofrece ejemplos inspiradores de cómo las políticas locales pueden marcar la diferencia:
- Pontevedra comenzó un ambicioso proceso de peatonalización en 1999 y hoy, con una reducción del 67% en emisiones contaminantes y una siniestralidad mínima, es un referente internacional en movilidad segura.
- Alcobendas (Madrid) logró reducir su número de víctimas gracias a una estrategia que incluye pasos elevados, reductores de velocidad, iluminación en pasos de peatones, radares pedagógicos y vigilancia con cámaras.
- En Zaragoza, se ha apostado por el control de velocidad mediante radares fijos y móviles, balizas luminosas en puntos peligrosos y mejoras en la señalización. Gracias a ello, las muertes en accidentes urbanos se redujeron drásticamente: de ocho en 2022 a solo uno en 2024.
5. Educación vial
Más allá del diseño urbano, la educación juega un papel fundamental. La educación vial fomenta el respeto a las normas de tráfico y genera conciencia sobre los riesgos, haciendo a la ciudadanía partícipe de la necesidad de proteger a los viandantes más vulnerables, como los niños y niñas.
- Pontevedra es un ejemplo exitoso de cómo combinar legislación y transformación urbana con campañas de educación vial impartidas en institutos.
6. Participación ciudadana
La ciudadanía, incluyendo a la infancia, también debe participar de las decisiones que se tomen sobre sus pueblos y ciudades. Un ejemplo de esto lo encontramos de nuevo en Estocolmo:
- Entre las medidas que ha tomado la ciudad, destaca la participación de la comunidad y la colaboración con los interesados locales en la configuración de las políticas de seguridad urbana. “La participación de los residentes en los procesos de adopción de decisiones relacionados con el diseño de las carreteras y las intervenciones de seguridad fomenta un sentido de propiedad y rendición de cuentas dentro de las comunidades”, destacan.
Entornos seguros: una prioridad para Ciudades Amigas de la Infancia
La seguridad vial no es fruto del azar, sino del compromiso sostenido y de políticas públicas bien diseñadas. Las ciudades que han logrado reducir drásticamente sus cifras de siniestralidad lo han hecho a través de medidas concretas: calmar el tráfico, rediseñar el espacio urbano, reducir la velocidad, proteger a los usuarios vulnerables y educar a la ciudadanía. Así, la ciudad con cero víctimas mortales en carretera está cada vez más cerca de ser una utopía realizada.