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Los motivos por los que un niño o niña viaja a un país desconocido sin la compañía de sus padres o tutores son muy diversos, pero siempre hay una misma realidad: ellos y ellas, migrantes no acompañados, forman un colectivo triplemente vulnerable. Las ciudades o municipios a donde llegan pueden hacer mucho para garantizar la protección que necesitan, así como su acogida e integración. De eso se habló el pasado 31 de julio en el seminario en línea o webinar titulado Infancia y migración: una mirada abierta sobre menores no acompañados, realizado en el marco del proyecto MC2CM (Mediterranean City-to-City Migration) y organizado por CGLU con UNICEF y CGLU-CSIPDHR.
En el seminario participaron 45 representantes de gobiernos locales, sociedad civil y organizaciones internacionales, principalmente de países de la cuenca mediterránea (especialmente del norte de África y del sur de Europa). En dos sesiones de una hora y media cada una, los representantes compartieron sus experiencias y desafíos en materia de protección, atención e inclusión de niños, niñas y jóvenes migrantes, con particular atención a los menores no acompañados.
UNICEF reconoció que las ciudades y gobiernos locales “se encuentran en una posición única para proteger los derechos de los niños y niñas migrantes y desplazados dentro de sus ámbitos de influencia”, principalmente para abordar desafíos como la protección, atención e inclusión de estos niños y niñas.
Resolviendo las limitaciones institucionales mediante la cooperación
Los gobiernos locales que cuentan con limitadas competencias pueden encontrar en la sociedad civil un socio clave para abordar con éxito el proceso de recepción e inclusión. Existen algunos ejemplos de gobernanza multi-nivel y cooperación con la sociedad civil:
- En Málaga, la Asociación Marroquí para la Integración de los Migrantes apoya a jóvenes ex tutelados (más de 18 años) a encontrar alojamiento y empleo, en coordinación con los municipios.
- En Nador, la Asociación Asticude apoya el acceso de los niños migrantes a su derecho a la educación gracias a su cooperación con el gobierno nacional y el gobierno local.
- En Túnez, municipios como Sfax, donde llegan muchos niños y niñas migrantes no acompañados, tienen pocas competencias, pero realizan un trabajo de coordinación con representantes locales del gobierno nacional (trabajadores del registro civil, de servicios administrativos) para lograr acelerar el proceso de regularización de estos jóvenes, así como con ONG locales e internacionales que les brindan acceso a necesidades básicas.
Proyectos para garantizar vivienda, servicios básicos y empleo
Algunas ciudades han llevado a cabo iniciativas para garantizar una vivienda a este colectivo en situación vulnerable. La ciudad de Lyon, por ejemplo, ha llevado a cabo un plan para lograr 850 nuevas plazas en alojamientos temporales para niños y niñas migrantes no acompañados, así como 500 plazas de atención integral y 300 plazas en centros de atención diurna para cubrir la demanda de aquellos niños y niñas alojados en hoteles. Por otro lado está el “Plan Einstein” de Utrech, una residencia donde ciudadanos locales y jóvenes refugiados viven juntos y siguen un camino de integración cívica.
Pero además de vivienda, hay políticas locales implementadas para garantizar el resto de necesidades específicas de estos jóvenes. Ejemplo de ello son los casos de Núermberg y Gante, cuyos modelos de política de acogida incluyen aprendizaje del idioma, ayudas a la regularización y apoyo educativo o en la búsqueda de empleo. Viena ha diseñado “Jugendcollege”, destinada a facilitar a los jóvenes migrantes (de 15 a 21 años) el acceso al mercado laboral, y a que estos sigan un proceso de integración en la sociedad de acogida. En esta misma línea Suecia puso en marcha Sundbyberg, que incluye ofertas de prácticas y trabajos de verano, además de servicios de orientación profesional y tutorías.
Hacia un modelo de integración
Por último, algunas prácticas buscan facilitar la integración de los niños y niñas no acompañados en la sociedad de acogida, además de crear conciencia dentro de la sociedad de acogida. Ése es precisamente el objetivo del sitio web promovido por la ya mencionada Asociación Marroquí para la Integración de los Migrantes de Málaga (https://www.extutelados.es/) que difunde historias personales de los jóvenes que llegaron a la ciudad no acompañados, similar al blog creado por la Cooperativa Dedalus en Nápoles que también busca dar voz a la infancia migrante.
En otros casos se han utilizado las instalaciones municipales para llevar a cabo proyectos de integración, como en la ciudad sueca de Eksjö, en la que una biblioteca municipal ha sido el escenario de talleres de cuentos para niños llevados a cabos por jóvenes migrantes.
Otras entidades han querido compartir la experiencia de las autoridades locales con respecto a programas de inclusión social para niños y niñas no acompañados. Es el caso de la Federación Andaluza de Municipios para la Solidaridad Internacional (FAMSI), que creó una guía sobre “buenas prácticas en la atención de menores no acompañados en Andalucía”, que incluye iniciativas en integración socio-afectiva o en el ámbito de la escuela.