Tras 18 meses de debates y negociaciones de alto nivel, 164 países adoptaron este lunes en Marrakech el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, un acuerdo histórico no vinculante que pone en manos de los estados firmantes una herramienta única para prevenir el sufrimiento y el caos de millones de personas, muchas de ellas menores de edad.
Desde la perspectiva de la infancia, el primer acuerdo global orientado a optimizar los beneficios de la migración y proteger a los inmigrantes indocumentados es una muy buena noticia para los niños y los estados por igual: los estados necesitan una buena gestión de la migración para hacer realidad los derechos de los niños y proteger a los niños es clave para proteger las fronteras.
“El Pacto ofrece una oportunidad histórica ahora para que ustedes cumplan con sus obligaciones existentes de proteger a los niños e invertir en las personas jóvenes de todo el mundo”, dijo durante el acto la activista Cheryl Pereira, instando a los delegados de los países firmantes a sacar el máximo provecho del documento.
Los niños también cuentan
Como ha recordado UNICEF, el texto reconoce por primera vez que los niños son fundamentales para la gestión de la migración y proporciona a los estados una herramienta crítica para cumplir mejor con su labor de proteger, integrar y empoderar a la infancia. Sin crear nuevas obligaciones, el Pacto puede ayudar a los países firmantes a facilitar a millones de niños y jóvenes afectados por la migración la posibilidad de desarrollar su potencial.
Estructurado en torno a 23 grandes objetivos, el pacto incluye algunas metas genéricas —como la cooperación para abordar las causas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal—, pero también compromisos concretos, como medidas contra la trata y el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.
“Al poner en práctica las medidas propuestas en el Pacto”, explica UNICEF en un comunicado, “los Estados pueden abordar mejor las causas que hacen que los niños dejen sus hogares, brindar a los niños migrantes un mejor acceso a la educación y los servicios de salud y ofrecerles una mayor protección contra la explotación y la violencia. A través del Pacto, los Estados pueden lograr mejores resultados al mantener a las familias unidas y abordar la xenofobia y la discriminación”.
Hablan los jóvenes migrantes
Durante demasiado tiempo, los niños y los jóvenes fueron excluidos de la conversación global sobre migración. Sus voces, a pesar de que se estima en cerca de 30 millones el número de migrantes menores de edad, no eran escuchadas. Precisamente para paliar este déficit, en vísperas de la Cumbre se dio a conocer el informe “A Right to be Heard: Listening to children and young people on the move” (El derecho a ser oído: Escuchar a los niños y jóvenes en tránsito), elaborado por UNICEF a partir de una encuesta realizada entre casi 4.000 refugiados y migrantes de entre 14 y 24 años. El documento presentaba una visión alarmante de los retos y privaciones a los que se enfrentan los niños y los jóvenes en su travesía en busca de una vida mejor.
“Estoy acostumbrada al sufrimiento, y ahora lo veo como algo normal”, afirma una de las encuestadas, procedente de Kenia. Las respuestas revelan que más de la mitad de los participantes tuvieron que abandonar sus países a la fuerza, mientras que el 44% tuvieron que hacerlo solos. Además, casi 6 de cada 10 encuestados declararon haber perdido uno o más años de escolaridad, la mitad informaron no haber visto a un médico cuando era necesario y un 38% reconoció no haber recibido ayuda de nadie, ya sea la familia, los amigos o las instituciones.
Además de visibilizar la situación de los jóvenes migrantes, la encuesta impulsada por UNICEF tiene un objetivo pedagógico: que los responsables políticos reconozcan lo mucho que los niños pueden enseñarles sobre sus necesidades y vulnerabilidades si están dispuestos a escucharlos. Tratándolos como aliados, los jóvenes pueden aportar soluciones, e incorporándolos a los mecanismos de implementación del Pacto pueden ayudar a diseñar mejores políticas de migración.
¿Y ahora qué?
“Pedir a todos los gobiernos que, una vez aprobado el pacto, se pongan manos a la obra para convertirlo en cambios reales en la vida de los niños y niñas migrantes”. Ese es el siguiente paso para la activista y experta en derechos de infancia Marta Arias, según explica desde Marrakech. Para UNICEF, es hora de “ir más allá del reconocimiento de las vulnerabilidades de los niños migrantes para maximizar sus funciones en el fomento del desarrollo y la prosperidad. Necesitamos hacer un mejor trabajo al involucrarlos y escuchar sus voces, necesidades, preocupaciones y aspiraciones para el futuro”.
Parafraseando al escritor británico Tim Gill, los niños también funcionan como una especie indicadora para los acuerdos internacionales. Como dijo una de las jóvenes delegadas de UNICEF en Marrakech, “las políticas migratorias que funcionan para los jóvenes y los niños funcionan para todos”. Los niños son, por tanto, la piedra de toque del Pacto Mundial para la Migración.
El liderazgo de las ciudades
Horas antes de la Conferencia Intergubernamental, también en Marrakech, los gobiernos locales representados en el 5º Foro de Alcaldes sobre Movilidad Humana, Migración y Desarrollo —entre otros Madrid, Barcelona o Málaga— suscribían una declaración para reforzar el papel de las ciudades en la gestión de las migraciones.
Bajo el título “Ciudades trabajando juntas por los Migrantes y los Refugiados“, en el texto los gobiernos locales y regionales se comprometen a impulsar los objetivos del Pacto Mundial para las Migraciones, abogando por una mayor exploración del potencial de la migración circular y haciendo hincapié en la inclusión económica, social y cultural de los refugiados. Respecto a su participación en el Pacto, las ciudades solicitan que sea tenida en cuenta la experiencia de proximidad y plantean el trabajo con redes internacionales de gobiernos locales y regionales para mejorar la cooperación multilateral.
Organizado por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación e Investigación, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Asociación Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD) del Banco Mundial, el 5º Foro de Alcaldes reivindica la importancia de que los gobiernos locales y regionales sean parte importante de la gobernanza de las migraciones. Adoptada por 80 ciudades de todo el mundo, la Declaración de Marrakech supone también un compromiso para formular una narrativa más positiva sobre las personas en desplazamiento.
“Cuando empecé a trabajar con personas refugiadas, hace treinta años, la respuesta a este fenómeno era rural y se basaba en campamentos. Hoy, dos tercios de los 25 millones de personas refugiadas que hay en el mundo viven en zonas urbanas, lo cual nos obliga a reformular el modo en que les damos respuesta y a colaborar con las ciudades que se encuentran hoy en primera línea de la respuesta ante el desplazamiento forzado”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, tras felicitar a los gobiernos locales por la declaración aprobada.