La evaluación: el paso clave en el camino hacia unas mejores políticas de infancia

21/03/2024 | Ciudades Amigas de la Infancia, Desarrollo de capacidades, Política Local, UNICEF

guía evaluación políticas infancia unicef

iStock. Fuente: LightFieldStudios

 

  • Presentamos nuestra nueva guía, cuyo objetivo es contribuir a elaborar unas políticas locales más eficaces, basadas en evidencia y en para las cuales se realice un análisis crítico enfocado a la mejora
  • “En la evaluación podemos encontrar una herramienta para generar procesos de transparencia y fortalecer la confianza de la ciudadanía hacia la acción política. Y esto es más importante a nivel local”
  • La evaluación incorpora juicios de valor, son ellos los que la hacen diferente de otro tipo de procesos de recogida y análisis de información como los diagnósticos o las memorias anuales de seguimiento.
  • Descarga la guía aquí

 

Todo municipio que desee mejorar la vida de sus niños y niñas cuenta con un plan local de infancia. Para ponerlo en marcha, las Entidades Locales recolectan datos, realizan su diseño y, finalmente, lo implementan. Pero ¿cómo ir avanzando sin someterlo a un seguimiento y valoración final? ¿Cómo determinar el impacto de nuestras acciones, identificar áreas de mejora o reconocer qué estrategias han tenido éxito?

La infancia y adolescencia demandan políticas que funcionen y para ello contamos con una herramienta clave, el paso último e indispensable en el diseño de los planes de infancia: la evaluación.

 

La evaluación es un elemento de transparencia, buenas prácticas y de mejora las políticas locales de infancia

 

“Nos movemos en un contexto de desconfianza hacia la acción política, la duda de que las cosas se puedan estar haciendo mejor o peor”, dice Carlos Cuesta, de UNICEF España. “En la evaluación podemos encontrar una herramienta para generar procesos de transparencia, fortalecer la confianza hacia la acción política y que la ciudadanía no se vea tan alejada de estos procedimientos. Y es más importante a nivel local”.

Él y Patricia Pérez son autores de la Guía para la evaluación de políticas locales de infancia, de UNICEF España, presentada el pasado 19 de marzo y que se suma a los recursos de nuestra caja de herramientas. Su objetivo es mostrar paso a paso cómo realizar la evaluación de nuestras políticas locales para que sean más eficaces y en las que la participación infantil esté presente.

 

Los objetivos de la evaluación, como recoge la guía, son:

  • La retroalimentación o mejora sobre la propia práctica. Las conclusiones negativas en una evaluación nos permitirán identificar áreas de mejora, obtener aprendizajes, tomar decisiones y mejorar a futuro.
  • El control y rendición de cuentas, de toda la ciudadanía, incluida la infancia.
  • La apertura de nuevas oportunidades para el futuro.

 

La presentación completa de la guía:

Contenido de la sesión:

  • El ecosistema óptimo de evaluación (6:49)
  • ¿Qué es la evaluación? (17:47)
  • Fases de una evaluación (25:30)
  • Importancia del seguimiento de los planes de infancia (30:11)
  • Evaluación participativa con enfoque de infancia (33:22)
  • Pasos para la participación efectiva de niños, niñas y adolescentes (43:03)
  • Cómo hacer una evaluación de un plan de infancia y adolescencia (56:38)

 

“Imaginad que todas las evaluaciones que realizáis en Ciudades Amigas se pudieran sistematizar, para que todo el mundo tuviese acceso a esa información, conclusiones, recomendaciones… Que eso fuese una información a la hora de planificar cualquier tipo de información relacionada con la infancia. Sería espectacular”, dice Cuesta.

Y señala que una evaluación está repleta de juicios de valor: “Por ejemplo, valoro que el Plan de Infancia no llega de manera igual a todos los niños y niñas. Tengo que justificar por qué, mediante indicadores, una valoración cualitativa en los grupos focales de niños y niñas (que ellos mismos me estén diciendo que no llega igual a unos que a otros), etc. Esa justificación tenemos que hacerla en cada uno de los juicios de valor”. Estos juicios de valor son los que diferencian una evaluación de otro tipo recogida y análisis de información, como las memorias anuales de seguimiento o los diagnósticos.

 

Cómo crear un ecosistema de evaluación óptimo

 

Para que esto se lleve a cabo, el experto habla de la necesidad de una cultura de la evaluación, centrada en la transparencia y el acceso a la información pública, con un sistema político basado en el diálogo y el consenso y que apueste por una gestión por resultados. Además, considera imprescindible incorporar en la rendición de cuentas una cultura del aprendizaje:

“Las evaluaciones implican procesos de aprendizaje tanto internos como de aquellos que participan en el proceso de evaluación. Si apostamos por un enfoque participativo, implica que aquellos actores que participan en el desarrollo de la evaluación no lo hacen como meros informantes sino como aprendices de lo que se está desarrollando. Van a aprender del proceso, se van a sentir parte y van a apropiarse de él”, dice.

 

“Si apostamos por un enfoque participativo, los actores que participan en la evaluación van a aprender del proceso y se van a sentir parte”

 

Como es obvio, la evaluación implica retos para los municipios: es importante que se le asignen recursos. También, un proceso de institucionalización, algo crucial para garantizar su continuidad y efectividad, que consiste en establecer un marco normativo y crear instituciones responsables de la evaluación a nivel nacional, regional y local. Según Cuesta, en España, se produjeron avances con la reciente aprobación de la Ley 27/2022.

 

La participación infantil en los procesos de evaluación

 

La guía explica cómo garantizar una participación efectiva de los niños, niñas y adolescentes en este tipo de procesos de seguimiento y evaluación, como explica Patricia Pérez, de UNICEF España y coautora de la guía:

 

Pasos para la participación infantil efectiva en procesos de evaluación:

Paso 1: Comprensión conjunta del significado de la participación infantil y adolescente en los procesos de seguimiento y evaluación.

Paso 2: Participación ética. Incluye informar a niños, niñas y adolescentes del proceso y compartirlo con ellos, plantear qué aspectos debería tener en cuenta por su parte, garantizar su seguridad cuando utilicen medios online y contar con protocolos de salvaguarda infantil, entre otros.

Paso 3: Movilizar recursos. “Debemos ser conscientes de que la evaluación requiere un esfuerzo adicional en materias de recursos: se necesitan personas, tiempo, recursos económicos y materiales, espacios de reunión, etc.”, dice Pérez.

Paso 4: Construcción de capacidades. “Es necesario proporcionar formación tanto a adultos como a niños, niñas y adolescentes que se involucren en actividades de evaluación. Es un proceso educativo en el que se construye la capacidad de reflexión y análisis y propuestas de mejora desde la lógica de mejorar del Plan de Infancia”.

 

Además, señala que existen distintos tipos de participación de los niños, niñas y adolescentes en las actividades que acompañan a este tipo de procesos:

 

Tipos de participación infantil y adolescente en procesos de evaluación:

No participativa. La persona adulta inicia y lidera el proceso, que tiene en cuenta el punto de vista y opinión de la infancia a partir de fuentes secundarias (padres, tutores, etc.).

Consultiva. Los adultos y adultas tienen en cuenta a niños, niñas y adolescentes a través de procesos de consulta específica (encuestas, reuniones, etc.).

Colaborativa. Ofrece un mayor grado de colaboración entre adultos y niños, niñas y adolescentes, con el compromiso de ambos de participar en todas las etapas del seguimiento y evaluación. Todo el proceso es informado e influenciado por los niños, niñas y adolescentes.

Dirigida por la infancia y adolescencia. Los adultos solo acompañan; los niños y niñas tienen la iniciativa de crear su propio proceso de seguimiento y evaluación, diseñan y organizan las actividades, identifican los problemas que le conciernen, tienen el control del proceso y los resultados, etc.

 

Para conocer algunos ejemplos prácticos de estos procesos participativos, Pérez explica que debemos plantearnos primero qué tipo de participación queremos de los niños y niñas y, tras definirla, empezar a crear las diferentes actividades en las que podemos involucrarlos:

“Por ejemplo, si quiero que los niños y niñas estén desde el primer momento del proceso de evaluación, una actividad que podemos hacer es, a través de los consejos de participación u otros espacios, explicarles qué se quiere hacer, el objetivo, y preguntarles su opinión”, dice. “Nosotros hicimos un proceso de consulta para una evaluación y solo les hicimos esa pregunta: ¿qué cosas os gustaría evaluar dentro de las actividades que hemos realizado con vosotros? Os vais a sorprender de la cantidad de propuestas que van a salir de los niños. Esas propuestas se recogen y se incluyen en los objetivos”.

“Si, por otro lado, queremos que participen solo del proceso consultivo, cómo han sido los resultados de las actividades que se han hecho con ellos, etc., una actividad puede ser la planificación de una encuesta. Por ejemplo: qué beneficios o resultados han visto en sus propias vidas los niños y niñas con las actividades que estáis realizando en los planes locales de infancia”.

 

 

Finalmente, la guía cierra con una propuesta orientativa: en ella que explica, paso a paso, cómo hacer una evaluación de un Plan de Infancia y adolescencia. Incluye las tres fases (preparación, ejecución y difusión y cierre) de forma detallada y explicativa, flexible y adaptable para cada municipio.

Cuesta concluye con que la evaluación es un “proceso de mejora que nos va a permitir aprender sobre lo realizado, conocer los impactos y alternativas de mejora, pero también la iluminación de acciones futuras. Y no solo en el Plan de Infancia, sino en todo el entorno del trabajo con niños y niñas”.

 

 

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