Declaración de Marie-Pierre Poirier, coordinadora especial de UNICEF para la crisis de migrantes y refugiados en Europa:
“Este año 2015 será recordado por la desgarradora imagen de un niño pequeño sin vida en una playa. Uno de los muchos que llegaron antes que él; uno de los muchos que llegaron después que él. Ha sido un año en el que hemos visto a cientos de miles de niños y sus familias huir del horror, en una odisea de esperanza a través de Europa. Ha sido el año del desplazamiento masivo. Y no parece que vaya a terminar.
Para hacer de 2016 un año mejor para los niños, debemos centrarnos mejor en sus necesidades. Son los menos responsables de esta crisis y están pagando el precio más alto.
El año pasado 2014 fue oficialmente el año más devastador para la infancia. En todo el mundo -de Siria e Iraq a Afganistán, Yemen y más- millones de niños fueron víctimas de una brutalidad terrible y del reclutamiento forzoso, fueron privados del aprendizaje y expuestos a pérdidas indescriptibles. Muchos fueron asesinados. A muchos más se les robó su infancia. Era solo cuestión de tiempo que esta crisis se trasladara a los mares, a las fronteras y a Europa en 2015. En 2014, se sembraron las semillas de un año que ha visto a cientos de miles de niños abandonar sus raíces y migrar hacia Europa.
Hasta ahora, cerca de un millón de personas, de las cuales un tercio son niños, ha realizado el peligroso viaje a Europa. Unos 500 niños han perdido sus vidas en el mar. Infinidad de niños han perdido seres queridos, han dejado sus casas y comunidades. Han sufrido travesías terroríficas por mar y cierres imprevisibles de fronteras.
La magnitud y rapidez de esta crisis plantea a Europa un reto sin precedentes. El impacto en los niños es también insólito. Es una crisis de niños. Nuestra respuesta debe centrarse ante todo en ellos.
Los bebés necesitan estabilidad y alimento. Los niños pequeños que han escapado de las bombas necesitan sentirse seguros en casa. Las niñas que están en riesgo de sufrir violencia sexual necesitan protección. Los niños con discapacidad necesitan atención médica y equipamiento especializado. Los chicos que ven cómo sus familias cargan sus expectativas sobre sus hombros necesitan ayuda. Los niños que han sido privados de la escuela durante años y que no hablan un idioma europeo necesitan empezar a aprenderlo.
Considerar a los niños refugiados y migrantes y darles apoyo es una responsabilidad compartida. Y en UNICEF estamos preparados para asumir nuestra parte. Estamos trabajando en zonas en las que no lo habíamos hecho antes. Países como Alemania nos han pedido nuestra experiencia y estamos listos para proporcionársela a otros países también.
Debido al análisis conjunto que hemos realizado con el Gobierno alemán, sabemos que los niños y las mujeres en los centros de alojamiento temporales están en riesgo de caer entre las fisuras de los sistemas de protección y podrían enfrentarse a perjuicios y negligencias. Así que trabajaremos para fortalecer la protección de los niños en los centros de recepción y alojamiento; apoyar el aprendizaje y el juego en los espacios amigos de la infancia para que los niños puedan curarse; y compartir los conocimientos técnicos sobre el seguimiento de los derechos de los niños y el fortalecimiento de los sistemas de datos (porque apoyar a los niños de manera eficaz depende de tener los datos apropiados en tiempo real).
Esta crisis es una oportunidad para que todos los países de Europa adopten compromisos nobles y convenciones internacionales significativos -la Convención sobre los Derechos del Niño, y la Convención sobre Refugiados y su Protocolo, de 1951; que respeten la dignidad humana básica y el principio de “no devolución”; que defiendan los valores fundacionales de la Unión Europea y los principios fundamentales de su legislación de Derechos Humanos. Porque en tiempos de crisis, como ya hemos visto antes, es cuando los valores se ponen más a prueba.
Esta crisis recuerda a UNICEF sus orígenes. Fue aquí, en Europa, en 1946, cuando empezamos nuestro propio viaje, proporcionando alimentos y atención sanitaria de emergencia a los niños después de la guerra. Como parte de Naciones Unidas, UNICEF continuará con los Gobiernos y dando apoyo a los niños en cada paso del camino: en sus países de origen, en tránsito, y una vez que hayan llegado a su destino. Pero las soluciones duraderas deben ser políticas. Los líderes deben llevar la paz a los países de donde estos niños están huyendo para evitar que se pierda una generación. Por ahora, han logrado seguridad. Después debemos protegerles y ayudarles a ir a la escuela, mantenerles sanos, ayudarles a recuperarse del trauma, orientarles y darles la oportunidad de jugar.
Permanezcamos todos a su lado mientras dan sus primeros pasos en el nuevo año. Vamos a darles el futuro por el que han arriesgado sus vidas. Vamos a hacer frente al reto para que cuando la historia nos juzgue, como lo hará, 2016 sea recordado como el año en que los niños refugiados y migrantes comenzaron a sanar y a reconstruir sus vidas, gracias a las soluciones políticas y a la solidaridad”.