Las niñas cambiarán el mundo, pero antes el mundo debe escucharlas y protegerlas

11/10/2018 | Previas

Faozea Mahmout, de 14 años, asiste a clase en el sur del Chad tras haber huído de la violencia en República Centroafricana. © UNICEF/UN0122318/Faffin

Tras haberlo perdido todo causa de la guerra, una niña logró atravesar sola Sudán del Sur para ir a estudiar a Kenia. A pesar de no conocer bien el idioma local, en poco tiempo consiguió convertirse en la mejor alumna de la escuela. No sólo eso. Grace, que entonces tenía 15 años, también consiguió llevar hasta su nuevo hogar a su padre y sus 3 hermanos. Su historia, recogida por el periodista Xavier Aldekoa en Hijos del Nilo, a punto estuvo de truncarse este verano cuando la policía la detuvo junto a su familia en una redada contra inmigrantes ilegales. Logró salir adelante.

No muy lejos de Sudán, en el sur del Chad, Faozea Mahmout —la chica de la foto que ilustra este artículo— asiste a clase tras haber completado su propia odisea huyendo de la violencia. “He ido a la escuela desde los 6 años. Cuando salí de República Centroafricana, no volví a la escuela por un año y fue difícil para mí “, dice Faozea. “Es difícil para una niña ir a la escuela porque también tenemos que cuidar la casa, así que terminamos nuestro día y estamos agotadas”, añade.

Como Grace y Faozea, alrededor de mil cien millones de niñas forman parte de una “gran y vibrante generación mundial preparada para asumir el futuro”. Cada día “van al colegio, ayudan en casa, trabajan en fábricas, hacen amigas y amigos, cuidan de sus familiares mayores y menores y se preparan para asumir las responsabilidades de la vida adulta”, destacan desde Naciones Unidas.

Discriminación y violencia

Sin embargo, su vida está llena de peligros y amenazas. Cada 10 minutos, en alguna parte del mundo una adolescente muere como resultado de la violencia. Demasiado a menudo, las niñas sufren violencia por motivos de género y pueden convertirse en víctimas de tráfico y explotación sexual como en el caso de los matrimonios forzados, la esclavitud sexual, la prostitución y los embarazos forzados.

En todo el planeta, la desigualdad afecta a las niñas en la educación, en la salud, en la vida cultural, en sus familias y en sus comunidades, limitando sus oportunidades de prosperar. Según UNICEF, las niñas tienen menores tasas de alfabetización y mayores índices de pobreza que los niños, y además reciben menos atención médica. Además, con frecuencia padecen una doble discriminación que busca silenciarlas y presentarlas como débiles e impotentes.

Día Internacional de la Niña

Por todo esto, con motivo del Día Internacional de la Niña que se celebra el 11 de octubre, un grupo de expertos de Naciones Unidas ha exhortado a la comunidad internacional a tomar medidas efectivas para poner fin a la discriminación y la violencia de género que sufren las niñas en todos los países del mundo.

“Los estereotipos y prejuicios dañinos relacionados con la edad y el género con mucha frecuencia frenan a las niñas y las colocan en situaciones peligrosas. Debemos reconocer las circunstancias y desafíos singulares que las niñas enfrentan en todas partes y hacer más para que sus derechos humanos sean alcanzados, a la vez que se les empodera para crecer como participantes activas en comunidades y sociedades”, indicaron estos expertos en una declaración.

A pesar de esta situación, las niñas siguen adelante: “Introducen innovaciones en el ámbito de la tecnología para resolver los problemas mundiales, defienden el medio ambiente, alzan su voz contra la violencia y se preparan para presentarse como candidatas”, señalan desde ONU Mujeres,

Por eso, este año el Día Internacional de la Niña se celebra bajo el lema “Con ellas: una generación de niñas preparadas”. El objetivo es “defender, llamar la atención e invertir en las necesidades y oportunidades más apremiantes de las niñas para que adquieran los conocimientos necesarios para ingresar en el mercado laboral”.

Como recuerdan desde Naciones Unidas, “las niñas desempeñan diversos papeles en el hogar, la sociedad y la economía. Por tanto, su progreso no solo es bueno para ellas; también lo es para sus familias, sus comunidades, las naciones y el mundo. Las niñas siempre han cambiado el mundo, y esta generación puede hacerlo aún mejor.”

Para ello, sin embargo, es preciso que el mundo se comprometa a escucharlas y protegerlas.

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