Los números hablan por sí mismos. Se espera que en 2050 siete de cada diez habitantes de la Tierra residan en ciudades, buena parte en megalópolis con más de 10 millones de ciudadanos. Antes, en poco más de una década, los niños y niñas pasarán a ser mayoría entre los residentes en espacios urbanos.
Bajo estas previsiones, aquello de que “los niños son como una especie indicadora” cobra si cabe más sentido del que tiene en la actualidad: “Si podemos construir una ciudad exitosa para ellos, tendremos una ciudad exitosa para toda la gente”, reza esta máxima cada vez más extendida.
En línea con esta idea, un reciente informe aporta nuevos argumentos sobre la importancia de tener en cuenta a la infancia a la hora de planificar y diseñar los espacios urbanos en todos los rincones del planeta: “La cantidad de tiempo que los niños pasan jugando al aire libre, su capacidad para moverse de forma independiente y su nivel de contacto con la naturaleza son indicadores sólidos de cómo está funcionando una ciudad, no solo para los niños sino para todas las generaciones de habitantes de la ciudad”.
Las políticas de urbanismo que no respondan adecuadamente a las necesidades de los niños y niñas, advierten los autores de Ciudades vivas: planificando para la infancia urbana, corren el riesgo de sufrir impactos económicos y culturales negativos a medida que las familias decidan abandonar la ciudad en busca de entornos más amigables. Un fenómeno que denominan “efecto vaciamiento”.
Ahora bien, la planificación urbana amigable con los más pequeños va mucho más allá de la construcción de parques infantiles, explican los expertos. Se trata más bien de uno de los pilares sobre los que deberá asentarse el urbanismo global para lograr que las ciudades sean espacios más habitables y sostenibles para todos los ciudadanos.
Libertades cotidianas e infraestructura infantil
Los promotores de esta forma de hacer ciudades abogan por aplicar un enfoque que mejore el desarrollo, la salud y la igualdad de oportunidades de los niños, yendo más allá de la simple creación de parques infantiles. Reconoce la importancia fundamental, no solo de la independencia y el juego, sino del entorno construido en su conjunto para ayudar a configurar el desarrollo y las perspectivas de un niño, y a partir de ahí su vida adulta.
Basado en un extenso trabajo de campo por todo el mundo que incluye 40 estudios de caso, 14 intervenciones recomendadas y 15 acciones para líderes urbanos, planificadores e inversores, el informe desglosa las claves para crear ciudades más saludables e inclusivas, resilientes y competitivas en las que niños y adultos puedan vivir, crecer y trabajar.
A la pregunta de cómo es una ciudad sostenible, saludable e inclusiva, Tim Gill, asesor experto del informe y autor de su prólogo, propone la siguiente respuesta: como una ciudad amiga de la infancia. “Las libertades cotidianas de los niños, como la posibilidad de jugar, pasar tiempo con amigos, tener contacto regular con la naturaleza y moverse por sus vecindarios”, afirma este autor, “son poderosas medidas” para medir los progresos de las ciudades para asegurar la sostenibilidad del futuro.
Mensajes clave
1. La calidad de vida experimentada por las poblaciones urbanas, y particularmente por los niños, determinará nuestro futuro global.
2. La planificación urbana amigable para la infancia es una parte vital de la creación de ciudades inclusivas que funcionen mejor para todos.
3. Centrarse en las necesidades de la infancia puede ayudar a actuar como un tema unificador para la promoción de ideas progresivas y acciones ambiciosas.
4. La infraestructura pensada para los niños puede ayudar a mejorar el valor económico y la viabilidad a largo plazo del entorno urbano.
5. Proporcionar un espacio multifuncional y jugable, más allá del parque infantil, puede permitir libertades cotidianas y crear un espacio público para que personas de todas las edades disfruten juntas.
6. Las intervenciones a nivel de barrio ofrecen un mayor potencial para crear una red de infraestructuras para niños que permita trayectos seguros y agradables.
7. Los encargados de tomar las decisiones deben adoptar un enfoque estratégico e integrar un enfoque amigable para la infancia en todos los aspectos relacionados de la creación de ciudades.