Acostumbrados a prestar toda su atención a la actualidad política que emana del Hemiciclo, los focos del Congreso de los Diputados se trasladaron durante unas horas a la sala Ernest Lluch para iluminar uno de los eventos más importantes en el calendario anual de la participación infantil. Allí, y por tercer año consecutivo, la participación infantil ha pedido ser escuchada por los responsables de redactar las leyes. Unas leyes que les afectan y sobre las que los niños tienen mucho que decir.
Ante los diputados adscritos a la Comisión de Derechos de Infancia y Adolescencia, ocho chicos y chicas procedentes de Andalucía, Galicia, Asturias, Cataluña, Castilla y León, la Comunidad Valenciana y Madrid comparecieron con nuevas ideas y propuestas sobre educación, cambio climático, participación, diversidad, igualdad, violencia, ciberacoso o cuidados.
También dejaron numerosas preguntas, por ejemplo: ¿Por qué los medios de comunicación nos invisibilizan mientras que la publicidad nos hace visibles atentando contra algunos de nuestros derechos? ¿Cuándo podrá una persona lgtbiq pasear tranquila por la calle? ¿Qué se está haciendo para que los niños y niñas tengan un buen modelo de cuidados? ¿Han dado algún paso enfocado a la utilización de energías renovables?
Subirse a ese escenario para encontrar las respuestas, defender sus opiniones en una sala abarrotada de adultos y exponer sus propuestas frente a los representantes políticos ha sido el fruto de meses de trabajo. De los ocho protagonistas, pero también de sus compañeros y compañeras en los consejos de participación, de los más de 200 asistentes al Congreso celebrado en Oviedo hace ya casi un año y, en definitiva, de todos los niños, niñas y adolescentes que forman parte de estos mecanismos para amplificar la voz la infancia.
La responsabilidad de trasladar a la sala el Manifiesto de Oviedo recaía sobre sobre sus hombros y todos la asumieron con alegría, expectación y, claro, algo de nervios, emociones aderezadas con mucha reflexión y preparación. Evidencia de todo ello, la fuerza, realismo y claridad de las ideas articuladas en cada uno de sus discursos.
Participación, acoso, diversidad
Abrió la comparecencia sin miramientos Eusebio —16 años—, interpelando a los diputados sobre las medidas que están llevando a cabo para que las propuestas de los niños y niñas queden recogidas en las leyes y en las políticas. “Como decía el lema del encuentro de Oviedo, ‘Creando el puzle de nuestros derechos’, este puzle ya lo hemos construido entre todos y todas, ahora toca que se haga realidad, sobre todo este año que celebramos los treinta años de la Convención sobre los Derechos del Niño”, señaló.
A su lado, Kawthar (14 años, Fuenlabrada) explicó con clarividencia la visión que tiene la infancia sobre las ventajas y desventajas de las nuevas tecnologías, en particular el binomio redes sociales y ciberbulling. “Somos testigos de cómo somos vulnerables frente al acoso, por eso es urgente garantizar nuestra seguridad”, reclamó, e hizo un llamamiento a que desde la familia (de una forma corresponsable, incluyendo a la misma infancia), la escuela y la política se tomen medidas para protegerlos. Su pregunta final,“¿No creéis que unas redes sociales seguras para la infancia y adolescencia son unas redes seguras para todos?”, dejó reflexionando a toda la sala antes de dar paso al siguiente compañero.
“Cada persona es un mundo y eso debe ser respetado”, afirmó Jesús (12 años, Teo) en el arranque de su intervención sobre identidades y diversidad. “Todavía hay mucha gente que no entiende la importancia de este tema. Pero sí la tiene, y prueba de ello son los muchos conflictos que se han generado a lo largo de la historia y, especialmente, en los últimos años”. Continuó su discurso dando un repaso a la actualidad en el ámbito de la diversidad y a algunas normas que tratan de abordarla (incluida la Constitución Española, documento que, según confesó el día anterior durante la sesión preparatoria, a sus doce años ya se ha leído). Seguidamente, Jesús invitó a los diputados y diputadas a tener en cuenta las propuestas que sobre esta materia incluye el Manifiesto de Oviedo: “Necesitamos espacios de tiempo dentro de la familia para comunicarnos, debemos visibilizar a los grupos minoritarios, es importante ser uno mismo, ya que nadie se ha de avergonzar de sí mismo y, finalmente, queremos que la ley castigue severamente a la gente que se burle de otra por ser diferente”.
Desigualdades, educación, violencia
La emoción se hizo más evidente en la sala cuando Alba (Quart de Poblet, 16) tomó la palabra para exponer las sombras de un sistema educativo marcado por unas desigualdades que se hacen palpables en un primer momento con las dificultades para acceder a la educación pública entre los 0 y los 3 años. Para Alba, la situación no mejora en las etapas posteriores: en primaria, los problemas de aprendizaje y otras dificultades que marcan las desigualdades académicas se agravan, en muchos casos, por la falta de formación de algunos docentes. Al llegar a Bachillerato, los jóvenes deben enfrentarse a “contenidos desactualizados y sesgados”, en un sistema de evaluación que “convierte el aprendizaje en una nota que no representa al alumno” y alimenta el fracaso escolar. “Al llegar al último curso deberíamos sentir que el futuro está en nuestra mano, pero nos sentimos impotentes a la hora de decidir el camino que queremos seguir”, concluyó.
La (des)igualdad de género tampoco es un tema ajeno a las preocupaciones de la infancia, como dejó claro Nerea (14 años, Oviedo), la encargada de trasladar sus reflexiones y conclusiones sobre esta problemática al público de la sala Ernest Lluch. Como ejemplo de las desigualdades existentes en este ámbito, mencionó la brecha salarial “que pone en situación de desigualdad económica a las mujeres que desempeñan un mismo puesto o cargo que un hombre en el ámbito laboral”. Para esta joven asturiana, “no es cuestión de pararnos en cifras o en números, es cuestión de justicia, de caminar en igualdad de condiciones, de entender de una vez que los derechos son iguales para las personas, independientemente de su condición sexual”.
Para abordar el siguiente tema en la agenda, la violencia, María (15 años, Sigüenza) evocó algunas de las situaciones a las que pueden enfrentarse los niños y niñas por ser de un determinado sexo, por haber nacido en determinado país y vivir en uno distinto, por la condición sexual o por pensar de una determinada manera, porque “al final, lo diferente, lo que no sigue la corriente, es motivo de violencia, de maltrato”. Ella confía en que, con la Ley de Violencia contra la Infancia que actualmente se encuentra en estado de anteproyecto, “muchas cosas podrían cambiar”.
Cambio climático, cuidados
Arnau (16, Mollerussa) fue el encargado de virar el rumbo temático hacia otras cuestiones diferentes a las sociales. A él le correspondió la comparecencia sobre cambio climático, asunto fundamental porque a su juicio se trata de un “suicidio colectivo”. Después de proponer medidas como el fomento del transporte público o las energías renovables, lanzó una pregunta/reto a los diputados —“¿Cómo se desplazan ustedes para asistir al Congreso de los Diputados?”— que consiguió el aplauso de la sala.
La forma en que los adultos cuidan a la infancia o incluso a sí mismos, es decir el modelo de cuidados, fue el último tema planteado en esta tercera jornada parlamentaria. Cuidados que, como recordó Silvia (12, Huércal-Overa), varían en función de la edad, porque “conforme vamos creciendo se abre mucho más el abanico de posibles opciones de hábitos nocivos, acoso entre iguales y un largo etcétera”. Para Silvia, la educación emocional es fundamental en el camino hacia un cuidado sano y adecuado, ya que “es un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar en los niños, niñas y adolescentes la adquisición de competencias emocionales y aumentar nuestro bienestar personal y social”.
Tareas y rendición de cuentas
Durante sus turnos de réplica, los portavoces y representantes de los diferentes grupos políticos (Mar García-Puig, presidenta de la Comisión de Infancia; Silvia Heredia, del PP; Sofia Castañón, de Unidos Podemos; Sonia Ferrer, del PSOE; Marta Solís, de Compromis; y Félix Álvarez Palleiro, de Ciudadanos) coincidieron en que, con sus intervenciones, los comparecientes habían colocado muy alto el listón. También llegaron a la conclusión de que, a pesar de los avances que se están dando en diferentes materias (mencionaron, por ejemplo, la Ley de Violencia contra la Infancia o la Ley de cambio climático y transición energética), todavía queda mucho por hacer. Una tarea que, según reconocieron, tenían pendiente para la “vuelta al cole”.
En el cierre de la jornada, la presidenta de la mesa, Mar García-Puig, anunció que el próximo mes de septiembre habrá una jornada de trabajo entre los miembros de la Comisión y representantes de la infancia. Para esa fecha, los diputados y diputadas deberán rendir cuentas sobre los avances realizados en los deberes que les pusieron los niños en su tercera visita al Congreso.
Estas jornadas parlamentarias de participación infantil, son posibles gracias al trabajo conjunto de UNICEF España, la Plataforma de Infancia y la Comisión de Derechos de Infancia y Adolescencia del Congreso de los Diputados.