
Un alumno del programa Gastronomix. @Diana Moreno
- España ha logrado reducir el abandono escolar a su mínimo histórico, pero todavía no cumple el objetivo europeo del 9% para 2030
- Desde proyectos de orientación vocacional hasta iniciativas municipales, analizamos las claves para frenar este problema
El abandono educativo temprano en España vive un mínimo histórico. El porcentaje de personas de 18 a 24 años que no ha completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no sigue ningún tipo de estudio o formación es del 13%, cifra que mejora en siete décimas la del año anterior.
Es una tendencia positiva considerando que España lideraba hasta ahora el ranking europeo. Sin embargo, sigue siendo el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de abandono escolar, solo por detrás de Rumanía, y se mantiene por encima del objetivo europeo del 9% fijado para 2030.
La Agenda 2030 incluye el objetivo de aumentar el número de jóvenes con las competencias para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento.
Considerando las grandes diferencias entre comunidades y grupos vulnerables, los programas de apoyo educativo son clave para que más jóvenes no dejen a medias el importante camino de su educación y formación. Las administraciones, entidades sociales y centros educativos tienen un rol importante, y muchos municipios ya se han puesto manos a la obra.
Factores del abandono escolar
El abandono escolar temprano tiene múltiples causas. Muchos estudiantes se quedan fuera del sistema educativo debido a sus condiciones socioeconómicas y culturales, o aspectos como el origen étnico o nacional. La transición de la educación primaria a la ESO es un momento crítico que empuja a muchos alumnos a dejar las aulas.
Además, el abandono presenta grandes diferencias por género (afectando más a los chicos) y comunidad autónoma y ciertos grupos, como la comunidad gitana o los jóvenes de origen migrante, enfrentan desafíos adicionales, lo que eleva su tasa de abandono escolar.
“Llegan chavales que dicen, no sé qué hacer con mi vida, soy malo en todo”, dice Laura L. Ruiz, de Gastronomix
Gastronomix es un proyecto social de cocina que da segundas oportunidades tras el abandono escolar a chicos y chicas de entornos vulnerables. Ha ayudado a más de 600 jóvenes a finalizar estudios, especializarse en hostelería y encontrar empleo de calidad, reforzando la formación reglada con clases presenciales y prácticas de noviembre a mayo en Madrid y Sevilla.
Los aprendices de cocineros que cada sábado llenan sus cocinas en Madrid tienen entre 16 y 24 años. “La mayoría vienen de una FP básica, que es donde más fracaso escolar hay”, explica Laura L. Ruiz, coordinadora del programa. “Pedirle a un chaval con 14 o 15 años, a quien derivan de la FP básica en 3º de la ESO, que busque la profesión que sea la que haga en su vida es un poco difícil”.
Muchos chicos y chicas llegan allí muy desorientados. “Llegan chavales que dicen, no sé qué hacer con mi vida, soy malo en todo”, añade Ruiz. Muchos abandonan los estudios por problemas familiares; otros provienen de familias migrantes y enfrentan dificultades de adaptación al sistema educativo español, a pesar de conocer el idioma; hay casos de problemas de aprendizaje o trastornos de conducta. Entre fogones, sin embargo, son capaces de demostrar sus habilidades y capacidad de aprendizaje.
El proyecto “les ayuda a ganar confianza en sí mismos. Reciben comentarios positivos sobre su trabajo, lo que fortalece su autoestima y los motiva a seguir aprendiendo”, explica Ruiz. En torno al 90% de los participantes del proyecto terminan dedicándose a la hostelería.
“Veía que el instituto normal no encajaba, no me gustaba”, cuenta Jessica, que optó por la formación profesional: “Sales más preparado que con la ESO”
El programa ha ayudado a encontrar su vocación a jóvenes como Jessica, de 19 años, a quien siempre le gustó la cocina; sin embargo, “veía que el instituto normal no encajaba, no me gustaba”, cuenta. Optó por la formación profesional: “Sales más preparado que con la ESO. Lo hacen a cara del tema laboral”. Las prácticas de Gastronomix le ayudaron mucho a orientarse y ahora estudia primero de sala.
Nicolás, de 18 años, también se sintió desde pequeño interesado por la cocina, “pero nunca lo había visto como un trabajo”, dice. “Un día estaba un poco perdido, no tenía muy claro qué quería hacer, y tenía una amiga que había estudiado sala. Y me dijo, por qué no te metes a cocina, que te va a gustar”. Se apuntó a un grado medio de hostelería y el proyecto de Gastronomix le ayudó a definir lo que buscaba: “Al salir al mundo laboral ya ves perfectamente lo que es. Te da más tiempo para planteártelo”.
En la cocina también hay algunos alumnos con discapacidad. “Yo creo que este proyecto me va a ayudar para poder ponerme en situación real”, cuenta José, que disfruta formándose en un ambiente de compañerismo y se prepara para realizar prácticas en abril. “Este proyecto me ayuda a ganar confianza y técnicas para cuando entre al mundo laboral”.
Iniciativas contra el abandono
Para reducir el abandono educativo temprano hacen falta planes y programas específicos, tanto a nivel estatal como autonómico y local. UNICEF propuso varias medidas para el Pacto de Estado por la Educación, incluyendo aumentar la inversión educativa, fomentar la participación infantil y familiar, diseñar un sistema educativo flexible y apoyar las transiciones educativas.
A nivel municipal, muchos ayuntamientos de la red Ciudades Amigas de la Infancia han llevado a cabo iniciativas para combatir el abandono escolar y fomentar la continuidad educativa: programas de apoyo académico, seguimiento socioeducativo, mediación, actividades extracurriculares, talleres y estrategias para que los chicos y chicas no renuncien a la educación o formación. En todas ellas es imprescindible la implicación de distintos actores, incluyendo centros educativos, familias, administraciones y comunidades locales, pero también entidades sociales y empresas.
Ejemplos de buenas prácticas
El Proyecto ALA en San Javier (Murcia) apoya desde hace cuatro años a estudiantes con problemas de conducta para mejorar la convivencia y prevenir el abandono escolar. Sus resultados, presentados recientemente, reflejan una reducción de expulsiones y derivaciones a intervención.
En Navarra hay un proyecto de promotores escolares, que ha mejorado la relación entre familias y centros educativos, logrando reducir el absentismo. En San Adrian trabajan con la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kaló. Los resultados incluyen mayor asistencia, apoyo en la transición a la ESO, especialmente para chicas gitanas, y espacios de encuentro entre profesorado y familias. Además, se han desarrollado protocolos para fomentar la participación familiar y se ha asesorado a docentes para mejorar la comunicación con las familias gitanas.
En Cataluña, la Plataforma Cero de la Fundación Bofill ha seleccionado 14 municipios para un proyecto de cocreación de planes locales para prevenir el abandono escolar ofreciendo oportunidades a jóvenes de 15 a 24 años con estrategias educativas adaptadas a cada territorio.
En Murcia encontramos dos ejemplos. El municipio de Bullas cuenta con las aulas alternativas, que suponen una alternativa a la expulsión en los centros de secundaria. En Alcantarilla, el Programa Municipal de Absentismo ofrece apoyo socioeducativo y psicológico a estudiantes vulnerables (con trastornos de ansiedad, depresión o conducta, gestión de emociones o baja autoestima) y sus familias. Destaca el proyecto Neón, que ayuda a familias de 6º de Primaria en riesgo de abandono escolar, utilizando referentes culturales; un ejemplo es una alumna gitana de 4º de ESO que comparte sus experiencias educativas y expectativas laborales para ampliar perspectivas y debilitar estereotipos.
Desde 2002, Gijón desarrolla un proyecto socioeducativo contra el absentismo escolar en etapas tempranas, coordinando notificaciones y espacios de trabajo con los Servicios Sociales municipales.
En Sant Boi de Llobregat (Cataluña), el Proyecto “Irrupción Restaurativa” busca mejorar la convivencia escolar y prevenir el absentismo mediante una metodología restaurativa que combate el bullying, promoviendo la resolución colectiva de conflictos en los centros educativos.
En Málaga, asociaciones como Arrabal-AID ofrecen clases de refuerzo y actividades lúdicas o deportivas para evitar el fracaso escolar, con especial atención a estudiantes en situación de vulnerabilidad.
Otros municipios con programas o planes locales municipales enfocados a acabar con el absentismo y fracaso escolar son Zaragoza, Valladolid y Viladecans (Barcelona), donde han establecido un protocolo compartido entre la comunidad educativa y las administraciones.
Varios municipios han sido premiados por sus iniciativas contra el absentismo escolar, entre los que están Daganzo de Arriba (Madrid) y Calatayud (Zaragoza).
Por último, en Rubí (Barcelona), cuatro escuelas han incorporado el cine social como herramienta pedagógica a través del programa programa CROMA 2.0, fomentando la motivación y el interés de los niños por asistir a clase.