Como tantas otras cosas, este proceso empieza por una carta.
“Existen diversos mecanismos por los que recibimos la opinión de los niños sobre temas que les afectan. Sobre todo nos llegan sus sugerencias a través de los Buzones de la infancia y la adolescencia ubicados en los centros educativos y en dependencias municipales y a través de las cartas que los representantes de los Consejos recogen en sus centros, barrios, familias… antes de las sesiones del Consejo”, explica Antonia Rodriguez técnica de infancia en el Ayuntamiento de Puerto Real, en Cádiz.
Los niños escriben una carta en la que explican lo que les preocupa, lo que cambiarían, lo que nunca ha estado. Lo que sobra. Meten la carta en un buzón o en la caja que otro niño le ofrece para luego llevar esas cartas a un lugar en el que alguien las lea.
Pero, ¿cómo lograr que las cartas con las opiniones de los niños se lean en los ayuntamientos?
Hace unos días los niños y niñas del Consejo Infantil de Puerto Real celebraban un taller sobre cómo incorporar su opinión en el proceso de elaboración de los planes municipales de infancia. 36 consejeros (de entre 9 y 16 años) de 14 centros educativos distintos y tres personas adultas se reunían para analizar 350 cartas de las 605 que se habían recogido previamente.
Cartas, muchas cartas.
Antes de la celebración del taller, se elaboró un documento de trabajo en el que se recogían las 24 propuestas más solicitadas; de todas ellas, los representantes del Consejo tendrían que priorizar cinco, primero en un pequeño grupo y después entre todos. Esas cinco propuestas más apoyadas son las que después se presentarán frente al Alcalde, mientras que el resto se trabajarán en la sesión ordinaria del consejo en el mes de abril. El Alcalde, por su parte, se comprometió a estudiarlas con su equipo municipal así como a informar a los consejeros de las decisiones que se tomen.
“Cuando trabajamos muchos temas, como en el taller de hoy, o bien hacemos que todos trabajen todo, o en otras ocasiones, se hacen grupos por temas. Ambos métodos son factibles y se trabaja muy bien. Es cierto que como la sesión es de dos horas utilizamos juegos o técnicas grupales como el de la tela de araña, a mitad de la sesión, que ayudan a que la sesión sea más divertida y distendida”, explica Antonia Rodriguez.
Además del debate sobre las propuestas del resto de niños, el taller también sirvió para dar a conocer a los representantes del consejo el Plan Municipal de Infancia y Adolescencia. “Son sesiones de mucho trabajo concentrado por lo que uno de los retos que se plantean es trabajar para que los representantes de cada centro se reúnan, antes de la sesión y analicen y resuman las cartas que recogen de sus compañeros para así poder traer posturas comunes”, añade Antonia.
El paso previo a cualquier toma de decisión es siempre la información y de ahí la necesidad de que los niños estén informados de lo que acontece en su ciudad y en sus barrios, para que sean ellos mismos los que puedan informar a su vez a sus compañeros de clase.
“Hay otros grandes retos en los que seguimos trabajando. Lograr que las opiniones de los niños sean escuchadas por el gobierno municipal y se tengan en cuenta en la agenda municipal está siempre presente. El objetivo último es lograr que los menores sean agentes de cambio en sus ciudad”.