
“Llevamos el mayor problema del mundo a la mayor Corte del mundo”. Fotografía del grupo activista climático PISFCC
- La resolución, publicada en julio, no es jurídicamente vinculante pero podría establecer un precedente para futuros litigios climáticos
- “Nos han escuchado”, celebra el movimiento estudiantil en Vanuatu y otras islas del Pacífico que impulsó la campaña
- Espacios como la LCOY permiten a los jóvenes organizarse en torno a la crisis climática y llevar sus propuestas a cumbres internacionales como la COP30
El cambio climático constituye una amenaza, y los países tienen la responsabilidad legal de proteger el medioambiente y reducir sus emisiones. Es una de las resoluciones que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tomó a finales de julio en una opinión consultiva histórica (no vinculante legalmente).
La Corte Internacional, además, reconoce no solo las responsabilidades de los Estados en materia climática, sino que las vincula directamente con los derechos humanos y las vidas de las comunidades más afectadas. Se trata de un fallo histórico que puede tener consecuencias en materia de justicia climática a nivel global, y un ejemplo de cómo la juventud preocupada por su futuro en el planeta, cuando se moviliza y organiza, puede lograr grandes cambios que van de lo local a lo global.
¿Quiénes están detrás de esta demanda?
Todo empezó en 2019, gracias a la iniciativa de un grupo de 27 estudiantes de derecho de pequeños estados insulares del Pacífico, algunos de los rincones más vulnerables del planeta, entre ellos la nación insular de Vanuatu. Estos jóvenes reflexionaron sobre cómo el cambio climático amenazaba a sus vidas, derechos y hogares. Cuando un profesor les pidió que propusieran maneras de abordar la amenaza climática, se les ocurrió la idea: Vanuatu podría solicitar a la Asamblea General de las Naciones Unidas una opinión consultiva de la CIJ sobre las obligaciones jurídicas internacionales de los Estados en relación con el cambio climático.
Así, crearon la plataforma Pacific Island Students Fighting Climate Change (PISFCC), y el movimiento local se volvió global. Durante seis años, miles de jóvenes de todo el mundo han recopilado sus testimonios a través de la red World’s Youth for Climate Justice (WYCJ) para construir así argumentos jurídicos sólidos para presentar ante el tribunal. A ellos se unió el gobierno de Vanuatu, quien presentó la propuesta de forma oficial ante el tribunal de Naciones Unidas de La Haya.
Por fin, a finales de julio de este año la opinión consultiva de la CIJ llegó con la respuesta más esperada: los gobiernos tienen el deber legal de proteger el clima.
“A pesar de los esfuerzos de los contaminadores por evadir su responsabilidad, el Tribunal reafirma que la ley se aplica a todos”, dicen desde PISFCC
“Es un avance jurídico histórico: la opinión consultiva de hoy marca un hito en el derecho climático internacional, aportando una claridad jurídica sin precedentes sobre las obligaciones de los Estados”, según el resumen de la sentencia publicado por PISFCC.
Desde esta plataforma añaden que, a pesar de los esfuerzos de los contaminadores por evadir su responsabilidad, el Tribunal “reafirmó una verdad fundamental: la ley se aplica a todos, y quienes dañan conscientemente los territorios de otras naciones serán responsables”. Destacan, también, que por primera vez, se abordaron directamente los combustibles fósiles, “durante mucho tiempo un tabú en las negociaciones intergubernamentales”.
Posibles impactos internacionales
“Nos han escuchado”, celebra la activista Cynthia Houniuhi, una de las impulsoras de la campaña, en el discurso que pronunció en las Naciones Unidas. “Esta es una victoria forjada por la juventud del Pacífico, pero de la que todos somos dueños. Presionamos al tribunal más importante del mundo para que nos escuchara, y así lo hizo. Ahora pasaremos de las palabras legales al cambio. Los jóvenes se asegurarán de que este fallo no se archive ni se tergiverse”.
“Ahora pasaremos de las palabras legales al cambio. Los jóvenes se asegurarán de que este fallo no se archive ni se tergiverse”
Si bien la opinión consultiva no es jurídicamente vinculante, tiene un peso político y legal significativo, y los grupos medioambientales creen que podría establecer un precedente para futuros litigios climáticos. Sostienen que refuerza las herramientas legales disponibles para exigir responsabilidades a los actores, y que impulsará los casos climáticos pendientes e inspirará nuevos casos que buscan justicia y compensación por los daños climáticos.
Para Vishal Prasad, de Fiji y director de PISFCC, este fallo es un salvavidas para las comunidades del Pacífico que se encuentran en primera línea y “afirma una simple verdad de la justicia climática: quienes menos contribuyeron a alimentar esta crisis merecen protección, reparación y un futuro”.
“Debe servir ahora para garantizar la rendición de cuentas de los principales contaminadores, la reparación de los perjudicados y la protección jurídica de las personas y del planeta”
PISFCC opinan que “debe servir ahora de trampolín para un cambio real: garantizar la rendición de cuentas de los principales contaminadores, la reparación de los perjudicados y la protección jurídica de las personas y del planeta”.
La juventud, presente en las decisiones sobre el cambio climático
PISFCC consideran que la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará en noviembre en Brasil, y los próximos foros multilaterales son oportunidades cruciales para “restablecer la gobernanza climática sobre la base de la justicia, la rendición de cuentas y la reparación”.
Con vistas a la COP30, ya hay chicos y chicas que se organizan para asegurar la presencia de la infancia y adolescencia en estos espacios de toma de decisiones. Un ejemplo es la iniciativa LCOY (Local Conference of Youth), que reunió a un centenar de jóvenes el pasado mes de julio durante tres días en Granada para crear un espacio de debate de niños, niñas y adolescentes en torno al cambio climático.
Mitigar el cambio climático desde lo local: ideas de la infancia y adolescencia
El objetivo de este encuentro es empoderar a las y los jóvenes para que participen activamente en los procesos internacionales de negociación climática y aporten propuestas desde sus contextos locales. Este año, algunos temas que abordaron fueron la justicia climática, la transición justa, las estrategias de mitigación y adaptación o los desafíos de la diplomacia del clima de la UE tras la presidencia de Donald Trump. Como cada año, las conclusiones y propuestas se llevan a la COP30.
Entre las participantes estuvo Bea, del grupo asesor de UNICEF España, que dinamizó una mesa redonda sobre decolonialismo. “Salió bastante bien. Primero nos conectamos con gente de la LCOY Brasil para que nos contaran su experiencia, cómo vivían la lucha climática allí”, cuenta. “Se conectaron tres chicas que tenían entre 16 y 17 años. Que ellas con esa edad ya estén haciendo la LCOY y estén hablando con nosotras me pareció reconfortante. Hay gente en otros países con mi edad que ya están haciendo cosas como yo”.
Los jóvenes merecen sitio en las cumbres sobre el cambio climático
También le resultó emocionante poder hablar con mujeres del Sur Global que viven en España y que contaron cómo se mantienen conectadas con la lucha climática de sus países de origen.
“Para mí el cambio climático y la acción climática son temas transversales”, opina Bea: cree que tienen conexión con otros temas, como el urbanismo, la justicia social o los conflictos Norte-Sur. Además, la LCOy aborda la necesidad de que los más jóvenes tengan voz en espacios climáticos. Si un movimiento estudiantil en Vanuatu ha logrado llegar hasta la Corte Internacional de Justicia, espacios como la LCOY permiten a los jóvenes mantener vivo ese impulso y seguir luchando, desde lo local, por su futuro en el planeta.