Prevenir el acoso sexual en la adolescencia: “Si el grupo interviene más, las agresiones se dan menos”

08/09/2025 | Abuso sexual, Acoso escolar, Adolescencia y juventud, Buenas prácticas, Educación, Entrevista, Igualdad de género, Innovación social, Previas, Violencia contra la infancia

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Imagen del programa Virtual PRO con uno de los escenarios de realidad virtual

 

  • El innovador programa de prevención Virtual-PRO usa la realidad virtual para reducir las conductas de acoso sexual entre iguales. La clave: implicar al grupo. 
  • Se basa el modelo del espectador, un enfoque consistente en sensibilizar al grupo sobre la importancia que tiene para frenar ciertas situaciones

 

Recibir contenido sexual no consentido, insultos por el aspecto físico o presión para grabar vídeos sexuales: el 60,6% de las chicas sufre violencia digital en España. El acoso escolar y ciberbullying aumentan por el auge de las pantallas y los abusos sexuales lideran las preocupaciones de la infancia y adolescencia. Sin embargo, los programas preventivos son escasos y suelen limitarse a la educación afectivo-sexual.

 

Los programas de prevención del acoso sexual en España son escasos y suelen limitarse a la educación afectivo-sexual

 

“El acoso sexual es la forma de agresión y violencia más frecuente en la adolescencia, más que el bullying”, dice Virginia Sánchez Jiménez, profesora en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla. Su equipo ha comprobado que muchas de estas conductas nacen de la dificultad de los adolescentes para gestionar las relaciones románticas y sexuales. Lo que empieza como una forma inmadura de expresar interés puede transformarse en acoso, abusos o incluso agresiones graves.

Por eso, decidieron trabajar en un programa de prevención innovador, Virtual-PRO, que usa la realidad virtual como herramienta y cuyo objetivo es trabajar con adolescentes para reducir las conductas de acoso sexual, implicando además al grupo de iguales en la prevención.

 

El papel del grupo

 

En la adolescencia, la presión del grupo es importante y en eso se basa el modelo del espectador, un enfoque de prevención consistente en sensibilizar al grupo sobre la importancia que tiene para frenar ciertas situaciones.

Sánchez Jiménez, directora del programa, sostiene que hay una responsabilidad social en el mantenimiento de la violencia: “El que agrede es el responsable, pero el grupo de iguales puede hacer cosas. Si lo agresores ven que en el grupo de iguales no se aceptan determinadas conductas, se reduce la agresión”, explica.

 

“Trabajamos para que vean que los espectadores pueden hacer muchas cosas: apoyar a la víctima, pedir ayuda, no defender ciertas prácticas, etc.”

 

El programa, por tanto, se centra en sensibilizar a los chicos y chicas respecto al papel que tienen para frenar el acoso sexual, tanto en persona como online. “Trabajamos para que vean que se pueden hacer muchas cosas: apoyar a la víctima, pedir ayuda, etc. También, que vean que hay cosas que pueden ser hirientes, ver dónde están sus límites o los de la otra persona”, explica. Por ejemplo, no defender ciertas prácticas o comentarios (como un piropo).

 

Imagen del programa Virtual PRO

 

Un método innovador

 

En el programa han participado 579 adolescentes de 12 a 17 años. De forma aleatoria, 286 recibieron la intervención Virtual-PRO (grupo experimental) y el resto no la recibió (grupo de control). Se evaluó a los participantes antes de la intervención, una semana después de finalizarla y pasados tres meses.

 

El programa incluye tres simulaciones de realidad virtual: tres escenarios en los que los chicos y chicas tienen el papel de testigos o víctimas de acoso sexual

 

El uso de la realidad virtual resultó un elemento motivador importante. “Hemos comprobado no solo que el programa es más eficaz cuando se utiliza la realidad virtual, sino que la motivación y el número de sesiones a las que los chicos y chicas asisten es mayor cuando se incorpora”, dice Sánchez Jiménez. Con una duración de seis horas, el programa incluyó tres simulaciones de realidad virtual: tres escenarios en los que los chicos y chicas tienen el papel de testigos o víctimas de acoso sexual. Además, se incluyeron debates, juegos de decisión y juegos de rol.

 

La perspectiva de género es clave y fue considerado a la hora de elegir las situaciones prototípicas: “Las consecuencias no son las mismas”

 

Sánchez asegura que la perspectiva de género es clave y transversal en todo el programa, y fue considerado a la hora de elegir las situaciones prototípicas: “la víctima es una chica porque las víctimas son ellas, incluso los propios chicos nos lo dicen”, explica. Por ejemplo, en el caso de un reenvío de un contenido íntimo sin consentimiento, “tienen que entender que las consecuencias de que se difunda una imagen semidesnuda de una chica no son las mismas que si se difunde un contenido semidesnudo de un chico”. En la última sesión del programa analizan juntos las diferencias de género y los participantes reconocen cómo chicos y chicas perciben e interpretan el acoso de forma distinta, y tiene un impacto psicológico desigual.

También dan herramientas a las víctimas de acoso. “El último escenario es una chica de la que se publica una foto suya íntima y cuando llega al instituto, todos han visto la foto. Ahí los chicos y chicas se ponen las gafas desde la perspectiva de la víctima”. La herramienta permite que se planteen qué harían si les sucediera a ellos y ellas esa situación, si elegirían contárselo a la familia, amigos o profesorado, confrontar al agresor o no hacer nada.

 

Reducción del sexismo, victimización y desconexión moral

 

En la primera evaluación del programa, los resultados son positivos. En comparación con el grupo de control, los chicos y chicas del grupo experimental vieron reducidos los niveles de sexismo, “una variable fundamental para explicar toda la violencia que sucede de los chicos a las chicas”, y mostraron más intención de intervenir cuando la víctima no era amigo o amiga.

 

La desconexión moral o justificaciones para la agresión “es uno de los mecanismos psicológicos que mejor explica el comportamiento agresivo”

 

Además, un resultado muy importante para Sánchez Jiménez es que el programa redujo la desconexión moral, un concepto que engloba las justificaciones para la agresión. “La desconexión moral es uno de los mecanismos psicológicos que mejor explica el comportamiento agresivo”, explica la experta. Decir, por ejemplo, ‘es una broma’; ‘le he pegado porque estaba muy nervioso’, ‘está bien pegar o insultar a quien se mete con tu familia’, ‘la culpa la tenía ella, que va provocando’, etc.”, pone como ejemplos. La desconexión moral también lleva a que los espectadores no intervengan, porque “otro mecanismo es, ‘esto no es asunto mío’, ‘que lo resuelvan ellos’”. Sin embargo, si dejamos de justificar la violencia, tenemos más motivación para intervenir.

Finalmente, el programa ha reducido la victimización, tanto cara a cara como online. “Si el grupo interviene más, las agresiones se dan menos. Yo tengo alguien que me ayuda, que me defiende o interviene antes de que la agresión suceda”. Otra muestra de la importancia del grupo para acabar con el acoso.

 

El Programa Virtual-Pro continua implementándose en centros educativos en su versión completa o en una versión reducida. Los centros interesados pueden contactar por correo electrónico para solicitar más información: programavirtualpro@gmail.com virsan@us.es

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