- Del análisis de situación a la evaluación, la guía ‘Derechos en acción‘ explica paso a paso cómo diseñar políticas locales con la infancia y adolescencia en el centro
- En la presentación del documento hablamos del ciclo de elaboración de un plan de infancia, cómo incorporar la participación o usar la teoría del cambio para transformar la vida de los niños, niñas y adolescentes
- Accede a la guía ‘Derechos en acción: cómo diseñar planes locales para la infancia y adolescencia’
Conocer la realidad de la infancia es el primer paso para transformarla. El Plan Local de Infancia y Adolescencia (PLIA) responde a esta importante tarea de los municipios, pero no debe diseñarse a ciegas: debemos elaborarlo a partir de un análisis basado en evidencias.
Desde Ciudades Amigas de la Infancia llevamos años acompañando el proceso de diseño de estas políticas de infancia de los gobiernos locales; así, nuestra Caja de herramientas reúne recursos útiles sobre participación infantil, indicadores, gobernanza o evaluación. “Queríamos terminar con una guía de planificación, que era el último paso”, dice Paola Bernal, especialista en políticas locales de Infancia de UNICEF España.
Bernal se ha referido a la guía recién publicada Derechos en acción: cómo diseñar planes locales para la infancia y la adolescencia, que hemos elaborado junto con Leire Franco Salazar y Fabricio Busi Arquiola, del área de consultoría y estudios de la Fundación Pere Tarrés.
Este documento se basa en la necesidad de realizar una política de infancia local basada en evidencias: “Esto significa que primero debemos conocer la realidad a las que nos enfrentamos antes de diseñar las políticas. Sería la parte del análisis de situación: cómo están los niños y niñas respecto a sus derechos en los municipios”, dice Bernal durante la presentación de la guía el 25 de junio.
La participación infantil y adolescente es un eje transversal de todo el proceso de elaboración de la PLIA, como apunta Helena Serrano: “La opinión de los niños y niñas debe estar reflejada en el diagnóstico, diseño y el seguimiento del plan de infancia”.
Franco y Busi han presentado la guía y hablado del ciclo de elaboración de un PLIA, cómo incorporar la participación activa, qué pasos seguir para realizar un análisis de situación basado en datos y cómo usar la teoría del cambio para transformar la vida de los niños, niñas y adolescentes.
El ciclo de elaboración de un PLIA
La guía detalla cómo elaborar un plan de infancia paso a paso, desde el análisis de situación hasta el seguimiento y evaluación. El primero “nos permite tener la línea base donde planteamos el punto de partida, la situación de la infancia en nuestro territorio, los ámbitos de preocupación”, explica Busi. Lo sigue la etapa de generación de propuestas, es decir, “soluciones y alternativas para responder a los que nos hemos encontrado”. En las cinco fases, la participación infantil debe estar presente.

El ciclo de la Política Pública de Infancia
Uno de los objetivos clave de la guía es llevar a la práctica los enfoques teóricos, como el de derechos de infancia, el enfoque de Ciudades Amigas de la Infancia, la interseccionalidad o el enfoque de género.
Para Busi, esto significa preguntarnos si estamos llegando a todas las infancias. ¿Detectamos diferencias en el abandono escolar entre niños y niñas? ¿Están participando las niñas en igualdad de condiciones? “Para asegurarnos de que se aplica estos enfoques, debemos escuchar todas las voces, detectar si hay barreras, diseñar acciones adaptadas, medir impactos diferenciados y usar lenguaje inclusivo y materiales accesibles”, dice.
También dan pautas sobre cómo incorporar la participación activa a lo largo del proceso: “No sólo es consultar la opinión, sino también trabajar con niños y niñas haciendo un retorno, comunicando cuál ha sido la influencia que ha tenido su participación”.
La puesta en marcha: análisis de situación y planificación
Una vez hecho el análisis, toca pasar del diagnóstico a la acción. Un buen análisis de la situación debe ser participativo e interseccional, basado en evidencias (datos cuantitativos y cualitativos), y con claves metodológicas que permitan detectar brechas, visibilizar desigualdades o sistematizar para tomar decisiones.
También es importante que se hayan escuchado todas las voces. En la guía, los autores ofrecen herramientas para recolectar la opinión de los niños, niñas y adolescentes, como consejos prácticos sobre cómo plantear encuestas y entrevistas con infancia y otros agentes (grupos focales de profesionales de ayuntamientos, entidades de infancia, etc.).
Leyre Franco explica cómo hacer el análisis de situación de forma participativa, para lo que propone cinco metodologías, que pueden usarse de forma combinada:
- Lluvia de ideas. “Es útil para generar propuestas abiertas. Se puede hacer con todos los grupos con infancia técnicos, entidades”.
- Grupos focales. “Son reuniones en grupos más pequeños. Hablamos en profundidad sobre un tema”. Es muy útil “para recoger opiniones detalladas o para contrastar visiones entre grupos”.
- Consultas públicas. “Espacios abiertos útiles porque se pueden hacer online o presencial, ayuda a que todo el mundo pueda opinar sobre el proceso”.
- Encuestas y entrevistas. “Permiten llegar a muchas personas, aportan más profundidad”.
- Mapeo de actores clave. “Ayuda a identificar quién debe estar implicado, que no dejemos a nadie fuera”.
Teoría del cambio
Se trata de una herramienta clave para la planificación estratégica, y sirve para planificar, visualizar y evaluar el cambio. Para Franco, es muy útil para trazar el camino a recorrer y hacer más coherente el cambio que queremos impulsar.
La guía incluye los elementos necesarios para definir el cambio y alcanzarlo: entre ellos, los impulsores del cambio, las estrategias clave, los cuellos de botella o los riesgos y oportunidades que se detectan con el análisis DAFO, que pueden afectar al éxito del plan a pesar de estar bien diseñado y deben tener en cuenta desde el principio para poder anticiparse.
El presupuesto
“Tener acciones bien pensadas no nos va a servir si no tenemos o no hemos repartido bien los recursos para llevarlos a cabo. Por eso el presupuesto es lo que hará posible, aunque los recursos sean limitados”, dice Franco. Se refiere a presupuestos humanos, económicos y técnicos que nos que nos ayudarán a cumplir nuestro objetivo.
Recomiendan indicar de dónde sale el dinero y quién va a ser el responsable de cada acción, así como dar prioridad según los recursos. También, integrar el presupuesto dentro del plan, asegurar que sea realista y sostenible y hacerlo comprensible (también para la infancia).
Gobernanza
La gobernanza define cómo nos organizamos para hacer que todo esto funcione, y es necesaria para coordinar las áreas municipales, impulsar que la infancia participe de verdad, evitar duplicidades y mejorar el impacto.
Desde la guía hacen una propuesta de cómo se tiene que organizar la gobernanza: un grupo motor técnico para hacer el seguimiento del plan, una mesa de coordinación que evalúa el avance, espacios de participación infantil y alianzas locales (entre las que habrá entidades locales, asociaciones, centros educativos, etc.).
Guía para una buena gobernanza de una política local de infancia
Priorizar
Cuando todo es importante ¿qué va primero? La guía incluye una matriz para identificar prioridades atendiendo a aspectos como la urgencia, la sostenibilidad o la viabilidad, para lo cual recomiendan hacerse preguntas: ¿Se podrá mantener esta acción en el tiempo? ¿Se puede hacer con los recursos y capacidades actuales? ¿La podemos incluir en este plan local, o tenemos que esperar al siguiente? “Es importante que prioricemos las que van a llegar a un número más amplio de niños y niñas, y estas incluyen a quienes más lo necesitan”, dicen los autores.
Seguimiento y evaluación
El seguimiento permite ver si lo que estamos haciendo está dando resultado: “No basta con ejecutar las acciones: hay que ir viendo si esto está llevando a a cambios positivos en la vida de la infancia”, dice Franco. También permite corregir a tiempo lo que no va bien, rendir cuentas con datos y evidencias y mantener vivo el compromiso.
Guía: ¿Cómo fortalecer el seguimiento de un plan local de infancia y adolescencia?
Finalmente, los dos expertos comparten algunas cosas que, desde su experiencia, facilitan que el plan funcione:
Hacer un buen análisis; si no, las propuestas no serán las indicadas. Contar con la suficiente participación. Una buena coordinación. Liderazgo e implicación política. Gestión de las expectativas: hay que ser prudentes en cuanto a qué se puede hacer a partir del plan. Debe ser flexible, capaz de adaptarse a las situaciones. Buena comunicación: si no se ve, no existe.