Hablemos de participación infantil

27/10/2015 | Participación Infantil

La participación infantil es un derecho y uno de los cuatro principios fundamentales de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), junto a los de no discriminación; interés superior del niño y el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo. La CDN establece que los Estados deben garantizar que el niño esté en condiciones de formarse un juicio propio, así como el derecho a expresar libremente su opinión sobre las situaciones que les afecten, teniéndose en cuenta las opiniones del niño en función de su edad y madurez (Art. 12 de la CDN).

Para que dicha participación sea genuina, se debe apoyar la construcción de una opinión informada por parte de los niños, niñas y adolescentes y promover el asociacionismo como un espacio propio de la infancia y adolescencia y de representatividad entre ellos.  Además, se ha de considerar, como dice Roger Hart, que una nación es democrática en la medida en la que sus ciudadanos participan, especialmente a nivel local. La confianza y la competencia para participar se adquieren gradualmente, con la práctica. No se puede esperar que, repentinamente, los niños, al cumplir la mayoría de edad, se conviertan en adultos responsables y participativos sin ninguna experiencia previa en las habilidades y responsabilidades que ello conlleva. La participación es, por tanto, un derecho y una responsabilidad, ya que implica compartir las decisiones que afectan a la vida propia y a la vida de la comunidad en la cual se vive.

La escalera de participación propuesta por ROGER HART nos invita a reflexionar sobre el papel real y el valor dado a la opinión de los niños, niñas y adolescentes en los procesos de participación. Partiendo de esta propuesta, y considerando el papel de los niños y niñas como activo, en diferentes momentos, edades, escenarios y crecimiento en la práctica de la participación, es posible entender la participación infantil como algo dinámico, circular, flexible y adaptable al contexto y circunstancias.

En ese sentido, entendemos la escalera de Roger Hart como las diferentes fases o estadios de la participación infantil. Los tres peldaños inferiores corresponden a espacios donde no existe realmente una participación activa de la infancia. Los cinco escalones superiores representan escenarios con participación real y efectiva de los niños y niñas. Estos son los ocho escalones identificados por Roger Hart:

  1. MANIPULACIÓN: los niños están presentes en el proceso, pero no comprenden de qué se trata ni sus propias acciones. Son usados para transmitir la idea de los adultos. Un ejemplo serían los niños muy pequeños en las manifestaciones portando pancartas, otro ejemplo sería una situación el que se consulta a los niños, pero no se les retroalimenta.EscaleraparticipacionHART
  2. DECORACIÓN: se refiere a ocasiones en las que se les da a los niños camisetas relacionadas con alguna causa para que las usen públicamente en algún evento, pero no tienen idea de qué se trata y ninguna opción de aportar a la organización del mismo o a las ideas que allí se transmiten. Los niños y niñas son usados para fortalecer la causa de manera relativamente indirecta.
  3. SIMBOLISMO: serían aquellos casos en donde aparentemente se les da a los niños y niñas la oportunidad de expresarse, pero en realidad tienen poca o ninguna incidencia sobre el tema o sobre el estilo de comunicarlo y poca o ninguna oportunidad de formular sus propias opiniones. Un ejemplo sería cómo a veces se utiliza a los niños en conferencias; se selecciona un grupo con facilidad para expresarse y con ninguna o poca preparación sobre el tema y sin el respaldo de una selección participativa y una consulta previa con los niños a los que teóricamente representan.
  4. ASIGNADOS PERO NO INFORMADOS: en este caso deben cumplirse una serie de requisitos:
    • Que los niños y niñas comprendan las intenciones del proyecto.
    • Conocen quién tomó las decisiones sobre su participación y por qué.
    • Tienen un papel significativo (no decorativo).
    • Se ofrecen como voluntarios para el proyecto después de que se les explique claramente el mismo.
  5. CONSULTADOS E INFORMADOS: Se daría en el caso de proyectos diseñados y dirigidos por adultos, pero donde los niños comprenden el proceso y sus opiniones se toman en cuenta.
  6. INICIADA POR LOS ADULTOS, DECISIONES COMPARTIDAS CON LOS NIÑOS: en este caso, el proceso es iniciado por los adultos, pero la toma de decisiones se realiza conjuntamente con los niños y las niñas.
  7. INICIADA Y DIRIGIDA POR LOS NIÑOS: sería el proceso en el cual los niños y las niñas conciben y llevan a la práctica proyectos complejos y toman decisiones que les afectan a ellos y a su entorno. Este nivel de participación requiere un ambiente de empoderamiento y facilitación por parte de los adultos.
  8. INICIADA POR LOS NIÑOS, DECISIONES COMPARTIDAS CON LOS ADULTOS: en este caso, el proceso lo inician los niños, pero cuentan con la participación de los adultos en la toma de decisiones. Generalmente solo los adolescentes tienden a incorporar a los adultos a los proyectos diseñados y administrados por ellos mismos.

En el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia de 2003, se abordaba en profundidad la participación infantil y se señalan algunos de los mitos alrededor de la misma, como que los niños y niñas deben ser niños y niñas y no se les debe obligar a hacerse cargo de responsabilidades que les corresponden a los adultos. Es cierto que en ningún caso dejan de ser niños y niñas y que deben recibir la protección necesaria para garantizar su desarrollo saludable. No se debería obligar a ningún niño o niña a asumir responsabilidades para las cuales no esté preparado. Pero el desarrollo saludable de la infancia depende también de que se les permita relacionarse con el mundo, tomar decisiones de manera independiente y hacerse cargo de más y mayores responsabilidades a medida que sean más capaces de hacerlo. Cuando los niños y las niñas tropiezan con barreras que obstaculizan su participación, pueden sentirse frustrados o caer en la apatía. Es probable que un joven de 18 años que carece de la experiencia de la participación no esté adecuadamente preparado para asumir las responsabilidades propias de los ciudadanos en una sociedad democrática.

En la sección de documentación de esta web hay una sección dedicada a la participación infantil, ¡visítala!

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