Rosa Molero: “Las leyes son objetos extraños para la vida diaria de los niños y niñas”

01/03/2017 | Previas

El tiempo, inexorable, no pasa en balde para nadie, tampoco para las leyes. Así lo han entendido desde la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Comunidad Valenciana, donde se aloja la nueva Dirección General de Infancia y Adolescencia, para quienes la Ley de Infancia actual, que pone en primer plano la función protectora de las administraciones públicas y de la sociedad en general, se ha quedado obsoleta cuando aún no ha cumplido una década.

Rosa Molero, directora general de Infancia y Adolescencia

Rosa Molero, directora general de Infancia y Adolescencia

A partir de una concepción más moderna de la infancia, en la que los niños y las niñas son protagonistas activos de su proceso de desarrollo, la Administración valenciana abrió una consulta pública para recabar la opinión de niñas, niños y adolescentes, así como del resto de la sociedad, sobre lo cambios legislativos que pueden favorecer su autonomía y su participación en los asuntos públicos.

Aunque la consulta previa a la ciudadanía es un requisito para la tramitación de cualquier proyecto de ley en la Comunidad Valenciana desde la aprobación de la Ley 39/2015, esta es la primera vez que se hace extensible a niños y adolescentes. El propósito de esta iniciativa es dilucidar, con ayuda de la ciudadanía, si la legislación valenciana sobre infancia y adolescencia requiere un cambio profundo o bastaría con adaptar la Ley 12/2008 al nuevo marco normativo estatal.

El mismo día en que se cerraba la consulta una de sus impulsoras, Rosa Molero, directora general de Infancia y Adolescencia desde su creación en 2016 (además de psicóloga y logopeda con una larga trayectoria), ha respondido a nuestras preguntas.

¿Cuál es la visión que tienen de la infancia y qué les ha motivado a abrir este proceso?

La Creación en la Generalitat de una Dirección General de Infancia y Adolescencia responde a una visión de la infancia en la que destaca su condición de colectivo ciudadano y de personas con derecho propios. Es cierto que entre esos derechos está el de ser protegidos, pero pretendemos ir más allá de la función protectora y promocionar la participación y los restantes derechos de niños, niñas y adolescentes.

¿Qué aspectos de la ley vigente se han quedado obsoletos o no responden a las necesidades de los niños y niñas y adolescentes?

Es evidente que la ley necesita algunos retoques técnicos para adecuarla a la nueva normativa estatal de protección de la infancia y la adolescencia, pero esa no es seguramente su mayor carencia.

El principal problema es que en ella predomina la concepción del niño o la niña como menor de edad, como persona con capacidad limitada, y por eso regula con mucho detalle las actuaciones de protección. Si miras el índice de la ley, verás que reconoce nominalmente muchos derechos, pero resulta engañosa, porque contiene muy pocas disposiciones para llevarlos a la práctica.

¿Qué papel considera que deben jugar los niños y las niñas en la sociedad actual?

Lo reconozcamos o no, los niños y las niñas ya son agentes sociales activos: como consumidores, como personas que utilizan servicios públicos, como colectivo que genera y trasmite opiniones a través de las redes sociales, pero su voz se escucha menos de lo que debería en sus entornos más próximos (familia, escuela) y prácticamente nada en las instituciones.

El reto actual es potenciar su papel como ciudadanos, no sólo porque no podemos hacer políticas para la infancia sin conocer sus propuestas y necesidades, sino porque la participación infantil es una escuela de ciudadanía, la base para contar en el futuro con ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la colectividad.

¿Más allá de su incidencia a nivel local a través de los consejos municipales, de qué manera pueden participar los niños y niñas en el ámbito autonómico? ¿Tienen previsto la creación de un órgano de participación infantil a nivel autonómico?

Creemos que sería un error promover la participación de niños y niñas en el ámbito autonómico sin haber sentado las bases para aprender a participar en el entorno más próximo: el barrio, el pueblo. Queremos construir los procesos de participación infantil de abajo a arriba, abordar el ámbito autonómico cuando tengamos una sólida red de consejos locales.

Dicho esto, sí pretendemos que la Ley de Infancia cree estructuras de participación de distintos niveles en la Comunitat Valenciana, aunque su implantación sea progresiva.

¿Qué valoración hacen del proceso de consulta pública que se acaba de cerrar?

Estamos muy agradecidos a los consejos municipales por su esfuerzo para participar. Las leyes son objetos extraños para la vida diaria de los niños y niñas y están escritas en un lenguaje que les es muy poco familiar. Además la consulta era muy abierta, no se preguntaba por disposiciones concretas, sino por los objetivos y soluciones que debe aportar la nueva Ley. Aún así, han sido capaces de hincarle el diente. Los consejos locales de infancia activos en nuestra comunidad son pocos, pero muchos de ellos han hecho aportaciones.

¿Qué aportaciones cree que pueden hacer a la nueva ley de infancia y cómo tienen pensado incluirlas?

Ya hemos recibido unas cuantas y todas ellas son muy interesantes, relacionadas, por ejemplo con el ocio o el transporte público. Destacan, sin embargo, dos preocupaciones: una, que las opiniones de niños, niñas y adolescentes se tomen en serio y se tengan en cuenta de verdad, y otra, el acoso escolar o social.

La consulta nos está ayudando, por tanto, a conocer cuales son los problemas que los niños y niñas consideran que la ley debe resolver y desde luego, vamos a incorporarlos. Por ejemplo, la respuesta frente al acoso seguramente tendrá un mayor desarrollo del que le hubiéramos dado antes de saber en qué medida constituye una preocupación para los niños y las niñas.

Según se informa en la web de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas , esta consulta no va a ser la única oportunidad de participar en la revisión de la ley de infancia y adolescencia. Una vez se haya determinado el sentido y el alcance que ha de tener la revisión, se elaborará un borrador y se abrirá un nuevo proceso de participación para hacer aportaciones ya respecto al texto en concreto.

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