Tres proyectos inspiradores de participación infantil y juvenil en los sistemas de salud

27/07/2016 | Derechos de la Infancia, Participación Infantil, Política Estatal, Política Local

No hay nada más personal e intransferible que el propio cuerpo, la propia mente y la línea que mantiene en equilibrio a ambos. El derecho a la salud nos pertenece en el preciso momento en el que somos vida y es responsabilidad de las sociedades y los Estados garantizar que existe, especialmente cuando somos niños.

Pero, ¿qué hay del derecho de los niños a participar en la mejora y bienestar de su propia salud y bienestar? ¿Y su derecho a participar en los sistemas de salud de la sociedad que le rodea?

Compartimos tres iniciativas muy inspiradoras que demuestran que el derecho a la salud y el derecho a participar deben ir siempre de la mano.

El proyecto Dédalo: enfoque de derechos de infancia en los sistemas de salud

El Proyecto Dédalo nació en 2011 en Andalucía con el objetivo de animar a los profesionales y servicios sanitarios a desarrollar estrategias activas para favorecer la inclusión del enfoque de derechos de la infancia en el Sistema Sanitario Público de la comunidad andaluza. Durante estos años han ido recogiendo iniciativas que ya estaban en marcha, promoviendo iniciativas nuevas, organizando foros y elaborando materiales en el marco de la promoción de la participación y autonomía infantil en la esfera de la salud y en los esfuerzos por hacer de los servicios sanitarios entornos amigables para la infancia.

El blog del proyecto es una importante fuente de inspiración para conocer e intercambiar experiencias, poner a disposición materiales de formación y difundir buenas prácticas en relación con la incorporación de la participación infantil y adolescente.

Infórmame también: los niños tienen derecho a saber lo que les pasa

Si para el adulto medio resulta complicado muchas veces entender un diagnóstico, mucho más difícil lo tienen los niños. No es siempre habitual que los más pequeños reciban información clara por parte de los profesionales sanitarios sobre su proceso clínico. 

Para contrarrestar esta realidad el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en colaboración con el Hospital General de Villalba,  ambos en la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha el Proyecto “Infórmame también” que busca “normalizar el proceso de información clínica a pacientes en edad pediátrica para consolidar la cultura de la información aplicada directamente sobre el niño”.

La iniciativa, impulsada por el Servicio de Pediatría, la Unidad de Calidad y el Área de Atención al Paciente, parte de un trabajo previo basado en encuestas a 100 niños y niñas de entre 6 y 14 años que acudieron a las consultas externas de los dos hospitales. Sus respuestas arrojaron una conclusión fundamental: los niños expresaron estar más tranquilos tras recibir la información.

A los encuestados se les informó en términos comprensibles para los niños incluidos en el rango de edad del estudio, incidiendo especialmente en dos hechos: la importancia de presentarse debidamente a los pacientes pediátricos para que conozcan la identidad de los profesionales que les atienden -aporta cercanía-, y la importancia de recalcar si se va a solicitar o no alguna prueba complementaria con el fin de atemperar la incertidumbre.

Entre otras iniciativas, a lo largo del año 2016, desde los servicios de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y General de Villalba se están generando distintos documentos para potenciar la cultura de los hábitos saludables entre la población infantil.

Aprendiendo entre todos a relacionarnos de forma saludable, participación comunitaria de adolescentes y jóvenes

Otra experiencia especialmente motivante es la del proyecto que desde 2004 se desarrolla en el centro de salud Manuel Merino de Alcalá de Henares (España) y que busca dar protagonismo adolescente en el diseño, prestación y evaluación de los programas de promoción de su salud.

La iniciativa fomenta que sean los propios adolescentes, capacitados y empoderados, los que actúen como educadores de otros adolescentes. En un marco de facilitación de los procesos de escucha de sus necesidades, experiencias y opiniones se persigue favorecer que adquieran el control sobre las decisiones y acciones que afectan a su bienestar físico, psíquico y social.

“Nadie puede cambiar a otra persona si ella no quiere. Queremos ser los protagonistas de nuestras vidas y de nuestros propios cambios. Potenciando todas nuestras capacidades humanas lograremos mayores cotas de salud”. Así lo explican los propios jóvenes participantes desde el blog del proyecto, que recomendamos encarecidamente para conocer la evolución de este magnífico proyecto comunitario.

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