Como construir ciudades con los niños y para los niños

10/02/2016 | Ciudades Amigas de la Infancia, Participación Infantil, Política Local

Un niño o una niña habitando una ciudad, un pueblo, una aldea, le convierte en ciudadano y ciudadana. Y una ciudad, un pueblo, una aldea que piensa en la infancia les sitúa en un lugar en que los niños aportan, se suman, crecen en derechos, en dignidad, en obligaciones y en amor a su entorno.

Esta relación equilibrada, respetuosa, inclusiva, entre el niño y la ciudad sigue siendo hoy un reto para los ayuntamientos y las políticas locales.

Las situaciones, los problemas, las necesidades que afectan a un solo niño no pueden nunca observarse como un caso aislado. La Convención sobre los Derechos del Niño –CDN- parte de una concepción de la infancia como grupo al que se reconocen unos derechos dirigidos a garantizar la satisfacción del conjunto de las necesidades básicas y específicas que tienen los niños, niñas y adolescentes.

Desde este planteamiento, el niño deja de ser visto de forma parcelada como maltratado o desprotegido, estudiante, enfermo, extranjero o delincuente y pasa a ser contemplado desde una perspectiva integral. Y de ahí la importancia de que los Ayuntamientos incluyan planes de infancia integrales e intersectoriales que busquen promover, impulsar, dirigir y coordinar acciones desde distintos ámbitos y por parte de distintas entidades públicas y privadas para satisfacer las necesidades de todos los niños, niñas y adolescentes.

Unicef lleva trabajando en este objetivo, conjuntamente con ayuntamientos e instituciones locales, desde hace más de 20 años a través de iniciativas que han ido evolucionando en lo que hoy es el programa Ciudades Amigas de la Infancia. Un programa cuyo proceso se basa fundamentalmente en el apoyo y acompañamiento para la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño por parte de los gobiernos locales.

 “La construcción de ciudades y pueblos amigos de la infancia es un proceso práctico que debe involucrar activamente a los niños y las niñas.”

Además de un marco conceptual con una serie de principios básicos entre los que destaca la participación infantil, los fundamentos para construir una Ciudad Amiga de la Infancia se sustentan sobre los cuatro principios claves de la Convención:

La no discriminación (artículo 2). Se debe buscar y dar una atención especial a cualquier niño o niña que sufra discriminación para acceder a sus derechos. La discriminación afecta a la infancia de muchas maneras: niños y niñas en situación de calle, niños y niñas en situación o riesgo de pobreza, niños y niñas con alguna discapacidad, niños y niñas de minorías étnicas o de otros grupos, niños y niñas trabajadores, niños y niñas que se mueven por el mundo sin acompañamiento, niños y niñas refugiados o solicitantes de asilo.

El interés superior del niño (artículo 3). Ha de ser esta una cuestión prioritaria “en todas las acciones que conciernen a la infancia”. La mayoría de las acciones de los gobiernos locales afectan a la infancia, directa o indirectamente; por tanto, todos los departamentos y niveles del gobierno necesitan ser sensibilizados sobre el impacto de las políticas existentes y de las nuevas sobre la infancia.

El derecho de los niños y niñas a la vida y a su máximo desarrollo (artículo 6). En las ciudades se debe maximizar la supervivencia y el desarrollo de toda la infancia, dotando de las condiciones más óptimas para la vida de los niños y niñas ahora. Y “desarrollo” en el contexto de la Convención significa desarrollo físico, mental, espiritual, moral, psicológico y social.

La escucha a los niños y niñas y el respeto a sus puntos de vista (artículo 12). Lo que implica que debe promoverse su participación activa como ciudadanos y sujetos de derecho, asegurándoles la libertad para expresar sus puntos de vista sobre “todas las cuestiones que les afectan” y asegurando que sus opiniones son tenidas en cuenta seriamente: en su gobierno, en sus barrios, en sus escuelas y en sus familias.

Para que los planes de infancia sean eficaces, se deben establecer prioridades, metas, indicadores y contar con un calendario de ejecución, así como prever un sistema de seguimiento y evaluación; deben realizarse amplias consultas durante su elaboración; consultas que deben involucrar prioritariamente a los mismos niños y niñas, tienen que ser asumidos como una prioridad por los gobiernos municipales; deben basarse en un análisis riguroso de la realidad del bienestar de la infancia tomando como estándar de la misma la CDN, debe estar vinculado al conjunto de la planificación municipal y garantizar la aplicación efectiva de las acciones incluidas en el mismo; se debe revisar periódicamente y difundir entre todas las personas que tengan que aplicarlo.

El proceso de construcción de Ciudades Amigas de la Infancia debe involucrar a la infancia como participantes activos e informados. No solo porque su participación es su derecho, sino porque la mejor forma de garantizar social y jurídicamente la protección a la infancia es promover su autonomía como sujetos. Y solo participando activamente en su entorno aprenden a hacerse cargo de sus vidas y a resolver sus propios problemas en cooperación con los demás.

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